Martes 7 de agosto de 2001

 

Quiroga asume el gobierno de Bolivia

 

El presidente boliviano Hugo Banzer Suárez renunció ayer debido a que el largo tratamiento para el avanzado cáncer que padece no le permitirá ejercer adecuadamente las funciones. El mandatario confió el país a su vicepresidente, Jorge Quiroga, y defendió su actuación tanto en democracia como en la dictadura.

  Las Paz-. Presionado por la debilidad que le ha causado un cáncer, Hugo Banzer formalizó ayer su dimisión como presidente de Bolivia en un discurso en el que defendió su actuación en 30 años de trayectoria política.
"Pueden estar seguros que éste ha sido el mayor de mis propósitos y esfuerzos. La dolencia que me aflige, además de física es terriblemente emocional. Siento que me voy sin haber concluido mi tarea. Ahora será mi sucesor quien prosiga esta labor tan llena de dificultades".
El mandatario boliviano presentó su renuncia en el salón Independencia de la Casa de la Libertad, dejando el mando a su vicepresidente Jorge Quiroga, tal como lo establece la Constitución, después de más de un mes en tratamiento en EE.UU.
"Presento en esta fecha mi renuncia al cargo de presidente constitucional que el pueblo y este Congreso me han conferido, dejando el mando a quien por disposición de la Carta Magna, le corresponde: el vicepresidente Jorge Quiroga". El jefe de Estado renunciante afirmó que su enfermedad "requiere de una larga atención médica en el exterior, que por la incertidumbre en sus resultados, provoca una situación que yo no hubiera deseado".
El militar de 75 años, que antes de acceder a la presidencia democrática fue gobernante de facto en virtud de un golpe civil-militar en 1971, evocó su trayectoria política y militar.
Ante las críticas al gobierno dictatorial que presidió entre 1971 y 1978, Banzer señaló: "nunca he escatimado energías ni desvelos para que los bolivianos aprendiéramos a convivir en armonía y jamás dude en deponer mis aspiraciones políticas".
Organizaciones de derechos humanos lo acusan de la muerte de medio millar de bolivianos, del exilio de casi 20.000 y de la detención y tortura a unos 14.000 dirigentes sindicales y políticos.

Los desafíos: pobreza y corrupción

Cuando Hugo Banzer Suárez logró ocupar la silla del Palacio de Gobierno, lo esperaban tres grandes problemas: la actividad del narcotráfico, la corrupción incrustada en las instituciones del Estado y una pobreza creciente.
Aquel año, en 1997, prometió llegar a la meta coca cero en la región tropical del Chapare, el ex centro de producción de la planta. Muy pocos creyeron que hablaba en serio.
Al principio de su gestión había en el país 50.000 hectáreas, de las que 38.000 eran ilegales. Hoy muy pocos arbustos están en pie en la zona.
Su gestión hizo gala de un ambicioso plan anticorrupción, aunque sus propios colaboradores aparecieron luego envueltos en millonarias irregularidades. El mandatario despidió a varios ministros y altos funcionarios.
Un último reporte de la organización Transparencia Internacional ubicó a Bolivia el peor de Latinoamérica por los altos niveles de corrupción.
A Banzer le falló la estrategia de lucha contra la pobreza. El desempleo le ganó a todas las batallas. Y como no había ocurrido desde la década de los 80, hasta la empresa privada amenazó con iniciar una huelga. En los aspectos sociales, las medidas de presión desataron violencia y luto, y no hubo un mecanismo de prevención de conflictos sectoriales.
El vicepresidente Jorge Quiroga, que hoy asumirá la primera magistratura , tendrá que enfrentar dos desafíos: revertir la crisis económica y garantizar la transición. Para ello apostará a un gabinete que equilibre lo técnico con el componente político.

     
     
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