Lunes 20 de agosto de 2001

 

Los cipoleños marcharán en repudio de los hechos violentos

 

El pedido del esposo de la kinesióloga asesinada tuvo gran eco.

  CIPOLLETTI (AC).- El mortal ataque contra la kinesióloga Diana Del Frari (47) y el patético llamado de ayuda lanzado el sábado por su marido Pablo Scilipoti, tuvo un eco inmediato porque ya se ha programado una convocatoria a los poderes públicos e instituciones de las fuerzas vivas de cualquier rango y nivel, y a los vecinos en general para este viernes, a los efectos de marchar con un rotundo "basta" a la oleada de matanzas que estremece a la población.
Del Frari fue masacrada en su consultorio el martes de la semana pasada. Una aproximación de lo que pudo suceder en sus postreros instantes de vida consigna que la agresión fue "rápida y brutal" y que se produjo entre las 20 y las 20.20 de esa jornada.
La puntada inicial de la movilización del viernes partió desde el acto llevado a cabo el sábado por la noche en homenaje a la bioquímica Ana Zerdán, frente a su laboratorio, al cumplirse 23 meses de su trágica desaparición.
Allí una amiga, Cristina Garrido, con el acuerdo de la gente que participó de la ceremonia, dijo que llegó la hora de "plantarse" en Cipolletti para que "haya verdad y justicia".
Después del acto por Zerdán, una delegación compuesta por los legisladores miembros de la comisión de Seguimiento del Triple Crimen, Víctor Hugo Medina y Guillermo Grosvald, y el electo concejal Américo Belsa, se dirigió al domicilio de Scilipoti y se llegó a la misma conclusión: sólo una actuación conjunta y compactada de los poderes públicos y las instituciones privadas potenciará las investigaciones para que se esclarezcan los casos irresueltos como el de Del Frari y la bioquímica, entre otros.
Mañana habrá un encuentro preparatorio, pero ya se conocen algunas precisiones sobre lo que se va a reclamar, según informó Medina.
De tal forma, se pedirá que se constituya en Cipolletti "lo más rápido posible" la Comisión Interpoderes, integrada por miembros del Ejecutivo provincial, la Legislatura y el Superior Tribunal de Justicia.
Se solicitará al magistrado interviniente en las causas Del Frari y Zerdán, el juez Juan Torres, que como ya está la ley que lo habilita disponga la institución de una recompensa -el máximo son 500.000 pesos- para todo aquel que entregue información fidedigna que ayude a resolver la muerte de las paramédicas.
En esa línea también se exigirá de manera "perentoria" la articulación de la ley de "testigo protegido", incluso con la posibilidad de cambio de identidad, a fin de garantizar a ultranza la seguridad de la gente que aporte un dato "contundente".
"Todos estamos en una lucha frontal contra el delito. Scilipoti hizo un llamado público, estuvimos con él, lo vimos muy dispuesto y vamos a acompañarlo, al igual que a los amigos y hermanas de Zerdán y a los de muchas otras víctimas", dijeron Grosvald, Medina y Belsa.
Para la convocatoria del viernes se invitará a los familiares de las asesinadas Del Frari, Zerdán, de Janet Opazo, de Luis Aravena. También a los del estudiante Jorge Ortíz y de María Emilia y Paula González y Verónica Villar, por más que en el caso de las chicas haya condenados.
"La comunidad no estará tranquila hasta que no se resuelvan los casos", dijo Scilipoti, quien -aseguró Medina- mostró "absoluta disposición para entregarse a esta cruzada que apunta a despertar conciencias, generar compromisos, y lograr hechos concretos".
Mañana la fiscal Alejandra Berenguer volverá a trabajar en el consultorio donde mataron a Diana, junto con personal de Criminalística de la Comisaría Judicial y personal de la Regional Segunda.
En esto se está poniendo mucho énfasis, para que no se escape ningún detalle, máxime porque, involuntariamente, Scilipoti en su desesperación movió el cuerpo de su esposa para reanimarlo y pudo haber eliminado algunos rastros, al igual que otra gente que llegó aquella infausta noche, como médicos y enfermeros del hospital, parientes y amigos.

Las últimas horas de la paramédica, antes del brutal ataque

CIPOLLETTI (AC).- De acuerdo con la autopsia realizada en la morgue Judicial de Roca, Diana del Frari murió desangrada, entre las 21 y las 21.15 del martes 14 de febrero.
Por la mañana de ese día la kinesióloga trabajó en el hospital, con atención de accidentados con traumatismos y en la rehabilitación de discapacitados.
Al mediodía llegó a su casa y pudo haber preparado el almuerzo para parte de su familia.
Descansó, salió para hacer trámites y a las 17.50 abrió su consultorio ubicado en Libertad y Nueve de Julio de Cipolletti. Vestía pantalón negro, suéter al tono y zapatos semioscuros.
Atendió allí a cuatro pacientes. El último de ellos se retiró a las 19.30.
A las 19.55 habló por teléfono a la mutual AMBI, de Avenida Alem casi Villegas, preguntando si tenía algún paciente. Se le contestó que no.
Después del llamado, fue hasta el baño y se habría aseado el rostro. Estaba cansada. Incluso pudo haberse mojado el cabello, porque se hallaba húmedo cuando entró en escena su marido y luego familiares y amigos, los médicos, jueces, fiscales y policías.
Cuando salía del baño -20 o 20.10- irrumpió el asesino. La puerta de acceso estaba si llave ni traba.

En un pasillo

El ataque furioso se llevó a cabo en el pequeño pasillo que conecta el consultorio con el baño.
El primer golpe, bestial -"como para voltear a un boxeador peso pesado", graficó un pesquisa que tuvo acceso a la autopsia- fue en el rostro, seguido de dos más, con similar contundencia.
La infortunada Diana alcanzó a defenderse, siempre en el pasillo, porque tenía cortes en las palmas de sus manos en su intento por arrancarle al asesino el objeto filoso conque la estaba hiriendo, restos de sangre y piel en las uñas y cabellos entre sus dedos. Cayó al piso, semidesvanecida.
El agresor siguió "pinchando" con puntazos, puñaladas no profundas. Nada mortal por sí mismo, porque interesaron sin daño mayor las zonas de hígado, pulmones, vientre, brazos, piernas.
Diana quedó en el pasillo, con la cabeza hacia el consultorio, perdiendo gran cantidad de sangre, pero viva.
A las 20.30 entraron a la sala de espera dos pacientes. La puerta que une ese ambiente al consultorio se hallaba cerrada. Los dos esperaron. Comenzaron a sentir gemidos, especies de jadeos o balbuceos quedos. Pensaron en cualquier cosa, y esto es casi lógico, menos en una víctima en estado terminal.
A las 21, cansados de que no los atendieran, los pacientes (un hombre y una mujer) decidieron irse.
A esa hora, o en unos pocos minutos más, Diana se moría. Y tal vez, casi a la misma hora, cuando se fueron los pacientes, el criminal también se perdía entre las sombras de la noche.

Analizarán los registros de entidades médicas

CIPOLLETTI (AC).- El juez Juan Torres pedirá en las próximas horas los registros de pacientes o personas en tratamiento en distintas instituciones médicas de la ciudad, y en un grupo de rehabilitación de adictos.
El dato fue proporcionado ayer por gente afectada a la investigación del crimen de la kinesióloga.
Se supo que en primera instancia el magistrado quiere analizar las listas de Salud Mental del hospital -no en ese área, pero sí en el nosocomio trabajaba Diana Del Frari-, de una institución privada ubicada en la zona de chacras cercana a la ruta nacional 151 y de una organización que opera para recuperar adictos a las drogas, con base en un sector semi rural del norte cipoleño.
En este sentido la iniciativa no apunta a nadie de manera concreta, pero tiene que ver el sesgo demencial del ataque. "No hay sospechosos. Hay conjeturas. Y aquí no vamos a dejar ningún cabo suelto", dijo una fuente.
No obstante el magistrado no excluye ninguna hipótesis, ni al círculo íntimo -tanto de Diana como de su esposo Pablo Scilipoti- en su búsqueda para esclarecer el caso.
Como Scilipoti dijo el sábado al periodismo, en el consultorio de su mujer se reunía, de noche, el Colegio de Kinesiólogos. Es por ello que también se citará para testimoniales a dirigentes de ese segmento.
Ayer se conoció puntualmente que a Torres le llegó, y no por vía de la policía actuante, el dato de la inquietud de la población ante la presunta presencia de un psicópata suelto, aunque no hay hasta ahora más indicios que dos crímenes parecidos cuyas víctimas fueron paramédicas, para justificar el miedo imperante.

Foto: El crimen de la kinesióloga Diana del Frari colmó la paciencia de los cipoleños.

   
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