Lunes 27 de agosto de 2001 | ||
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Una rúbrica ideal para una actuación fantástica |
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La selección de básquet prolongó su paternidad ante los brasileños. Se impuso en la final del Premundial, con otra labor de mérito. Cerró en forma invicta este torneo, donde jugó diez partidos. |
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Fue por paliza. No hay otra calificación para el partido que Argentina le ganó anoche a Brasil por la final del Premundial de básquet. Quizá nadie esperaba tamaña diferencia en el clásico sudamericano, a pesar de que los últimos cuatro compromisos entre ambos habían tenido un mismo ganador. El 78 a 59 (37-22) fue una clara muestra de la superioridad argentina en un repleto Ruca Che, que vivió y palpitó el encuentro al ritmo del conjunto de Rubén Magnano. Esta histórica medalla de oro que ganó el seleccionado albiceleste es el resultado de un trabajo sumamente ordenado y la conjunción de un plantel de jugadores que siempre priorizó el trabajo en conjunto por sobre las individualidades. El primer parcial fue casi un calco de los diez minutos iniciales del encuentro que jugaron el martes por segunda fase del torneo. Argentina mostró una superioridad notable ante un conjunto brasileño sin rumbo. Una vez más la magia de Emanuel Ginóbili marcó claras diferencias en la ofensiva, aunque también aportó en defensa con un par de recobres. A pesar de la marcada diferencia del local al cabo del primer segmento (23-6), el tanteador había demorado dos minutos en "moverse". Y fue con una volcada de Sconochini, que sirvió para "calentar" el clima en las tribunas y abrir el camino al triunfo del conjunto argentino. Después de esa apertura todo fue para el dueño de casa, que le cerró los caminos al cesto a Brasil -tardó más de cinco minutos para marcar sus primeros puntos-, le cortó el circuito de pases, le "robó" cuatro balones en ese tiempo y fue una máquina en ataque, donde el escolta bahiense finalizó con 14 puntos el parcial y se llevó todos los aplausos de los más de cinco mil espectadores. La diferencia con que terminó el primer cuarto se mantuvo durante un par de minutos en el segundo, aunque el porcentaje de los argentinos bajó considerablemente. En Brasil no funcionó el quinteto inicial -Demetrius y Sandro aportaron dos puntos cada uno en todo el primer tiempo- y allí estuvo gran parte de la diferencia. Marcelo, la vía de gol más importante de los brasileños, fue una sombra de lo que había mostrado a lo largo del torneo y terminó la etapa con el casillero en blanco. El tercer cuarto fue el del despegue definitivo de Argentina, que sacó a relucir su mejor repertorio, desplegó un juego brillante y no tardó en ampliar las cifras hasta separarse por 31 puntos al cabo del segmento (64-33). De ahí hasta el final fue un monólogo de Argentina, que se adueñó del balón, la pintura, de la zona externa, de todo. La fiesta ya se vivía en las tribunas desde el inicio mismo del complemento y tomó mayor impulso cuando el tanteador terminó en 78-59. Medalla de oro, lujos, un clásico que se ganó con autoridad, todos los atributos que se le puedan agregar a esta selección no alcanzarán para definir a un equipo que entró en la historia. Reemplazante para el "Pepe" "Pepe" Sánchez no integrará el seleccionado argentino que jugará los Juegos de la Buena Voluntad en Brisbane (Australia), entre el 3 y el 9 de setiembre próximo, y su lugar será ocupado por el juvenil base Matías Sandes, de 17 años y 2 metros, que juega en Boca Juniors. Nunca viví algo así Desde que yo vivo tan ligado el básquet, jamás vi algo como anoche. Que una potencia sudamericana como Argentina le gane a otra potencia como Brasil por tanta diferencia, parece un sueño. Y no es un sueño. Es real. Pasó acá, en el Ruca Che. Es alegría de todos, pero en lo estrictamente deportivo, marca un avance total. |
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