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Viernes 31 de agosto de 2001 | |
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La música que achica las distancias |
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A pesar de las distancias y los escenarios Eduardo Vassallo y Cristina Filoso mantienen una relación artística desde hace quince años. Una asociación muy productiva, por cierto. El sábado estarán a las 20,30 en Casa de la Cultura de Roca. Harán obras de Beethoven y Brahms, donde el piano tiene tantas exigencias como el violoncello |
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| Una vive en Buenos Aires y el otro en Inglaterra, pero la "convivencia" musical la tienen desde hace quince años y, según parece, es perfecta. Así lo confirmó Cristina Filoso en una entrevista con "Río Negro", mientras su compañero Eduardo Vassallo terminaba sus conciertos en Chile para luego viajar juntos al Valle. Son piano y violoncello unidos por la aventura de los clásicos y su música. Una experiencia fascinante, según la entrevistada, a partir de una formación casi desde la cuna y una personalidad cuyo encanto supone la sensibilidad que la hizo artista. -¿Cómo sentís esta experiencia de hacer música en el interior del país? -No es el primera vez que viajo el interior y a Río Negro, donde estuve unas dos veces con el maestro Alberto Lisy, aunque creo que Eduardo Vassallo es la primera vez que va. Siempre he sentido que el público del interior está muy ávido por escuchar música clásica y es muy cálido. Lamentablemente la situación económica que se viene dando desde hace unos años hace que se puedan hacer pocas cosas. Recuerdo que con Alberto Lisy hemos dado en el mismo día dos recitales en Río Negro, uno para universitarios y otro para en la noche para el público en general. Fuimos tan bien recibidos que nos parece que se trata de gente inolvidable. -Contame de tu carrera con el piano. -Mi abuelo fue tenor, mi padre violinista en el Colón y fundador de la Orquesta Filarmónica, mi madre era pianista y yo tocaba de oído todo lo que estudiaban sus alumnos. Tal es así que me pusieron una profesora particular que averiguaba con mi madre si lo que me pedía ya lo habían tocado los alumnos. Empecé naturalmente hasta llegar a estudiar con el maestro Vicente Scaramuzza, que era genial porque no solamente iba a la parte musical sino que en lo técnico él adecuaba su escuela pianística de base napolitana a cada alumno. Creó una escuela propia y fue un maestro notable con alumnos como Martha Argerich o Bruno Gelber. En realidad desde los tres años que toco el piano y es parte de mi vida. -¿Profesionalmente cómo se fue dando tu carrera? -Comencé a dar recitales a los l7 años como solista y con orquesta. Tuve la suerte de tocar varias veces en el Colón con la Filarmónica y con orquestas del interior, siempre con muy buenos directores como Zorzi, Russo, Scarabino, o Giraudo. Era una época distinta a la de hoy, en que no hay muchas posibilidades, debido a que la parte económica ha influido mucho en la cultura y el arte. No puede ser que los artístico este tan pendiente de lo económico, que si bien es importante, me parece que hay un poco de negligencia. No se le da importancia al arte. -¿Es más fácil el manejo artístico en Europa? -No es que sea más fácil, lo que tiene Europa es que uno es más reconocido y respetado. Al que hace algo se los tiene en cuenta. En cambio aquí no es así, cada vez que tenemos que hacer algo es como que debutamos, resulta bastante duro, incluso a veces no se tiene en cuenta la trayectoria. Es cierto, yo vivo de la música pero un artista argentino está muy mal remunerado y con las mismas condiciones muchas veces a un artista extranjero se le paga mejor, será por eso de que nadie es profeta en su tierra. -¿Cómo son las exigencias en tanto solista o en otras formaciones? -Todo tiene exigencias. En el recital de piano uno toca solo un poco más de una hora, el concierto con orquesta exige que uno deba estar con todos los sentidos y el recital de música de cámara también es muy exigente. En General Roca, con Vassallo vamos a hacer obras de Beethoven y Brahms, son obras concertantes donde el piano tiene tantas exigencias como el violoncello y a veces más. También hacemos un estreno sudamericano de Eduardo Díaz Muñoz un compositor mejicano que fue estrenada en Méjico y hacemos ahora en Argentina, una obra que también tiene sus dificultades y atractivos. -¿Siempre tienen obras latinoamericanas en repertorio? -Con Eduardo Vassallo hace mucho que trabajamos juntos en Argentina y Europa, entonces siempre tratamos de divulgar la música de estos países que no se haya tocado, tratamos de hacer estrenos o incursionar en obras desconocidas. Por ejemplo, hemos grabado en Londres un compacto de música latinoamericana para distribución mundial que fue muy bien recibido. Porque la música clásica en realidad esta casi toda grabada, regrabada y reciclada en sus primitivas grabaciones. Entonces hay mucho interés en nuevas cosas y eso nos hace pensar en futuros proyectos en ese sentido. - Ustedes son como un "matrimonio" de violoncello y piano con sus preferencias. -Ya nos conocemos sin hablar y nos llevamos muy bien en todo aspecto. Tenemos nuestras preferencias, nos gusta hacer mucho Beethoven y pensamos hacer el ciclo de sus sonatas, acabamos de hacer las sonatas de Brahms en Inglaterra, y, además de los clásicos en general, nos apasiona Piazzolla del que estrenamos "Le Grand Tango" que había escrito para Martha Argerich y Rostropovich y no llegaron a estrenarlo. Lo tocamos nosotros en Buenos Aires con la presencia de Astor en la sala y resultó muy emocionante. A partir de allí somos sus fanáticos. Así en el compacto de que hicimos en Londres está incluida esta obra entrañable para nosotros. Su música es Buenos Aires, a pesar de haber sido tan discutido. Resultan muy importantes en ese sentido los excelentes arreglos que José Bragatto hizo para su música que por otra parte es muy bien recibida en Europa. -¿Qué piensan de la música de cámara y del panorama de la música para los estudiantes? -Me gusta mucho tocar música de cámara y actuar como solista con orquesta, pero la música de cámara resulta un placer compartido. Para piano y violoncello hay bastante repertorio aunque no tanto como para violín y piano. Pero ya desde el barroco las obras para nuestros instrumentos son muy importantes, y ahora se estila ejecutar barroco sin el vibrato de cuerda, es real que hay toda una vuelta al barroco y su música. El de la música y los estudiantes es todo un tema. Hay buenos maestros pero la cuestión es que el alumno también se pueda dedicar al instrumento, que requiere mucho tiempo. Si se quiere hacer una carrera no se puede tomar como un hobby y ahora la dedicación completa es muy difícil, hay que trabajar o se tienen otras cosas. La carrera de la música exige trabajo y paciencia. No querer de golpe subir a un escenario sino en el justo punto de maduración. También es muy importante escuchar a otros ejecutantes, sean buenos o malos, porque de todo se aprende. Julio Pagani Dos vidas No es un chiste que Cristina Filoso haya tenido como maestro a Vicente Scaramuzza o a pianistas de la talla de Earl Wild o Nikita Magaloff. Es real que desde muy joven tuvo excelentes críticas de sus interpretaciones con ese piano que tocó desde la cuna. El crítico y compositor Silvano Picchi le dedicó a ella una sonata y realizó presentaciones no solo con grandes directores de orquesta sino con violocellistas como Cristine Walewska o cantantes como Paula Almerares o Darío Volonté, además de ser maestra en música para niños. Madre del que fue calificado como uno de los mejores violinistas del país, Cristina Filoso, dueña de una calidez notable, se ha vinculado con su compañero de arte, Eduardo Vasallo y con él comparte presentaciones con el Ensemble de Birmingham en variadas formaciones para diferentes composiciones de los clásicos. Es en Londres en una iglesia donde la técnica inglesa de la grabación los deslumbró con el resultado de su primer compacto para el sello Audio Sound Ambition. "Un lugar donde se trabaja a la perfección" recuerdan. Vassallo por su parte se fue muy joven a Europa con Alberto Lisy y siguió estudiando con Radu Aldulescu y Pierre Fournier, eminencias como Boris Pergamenschikov en Alemania. Se casó con una inglesa y vive en Inglaterra donde es violoncello solista de La Birmingham Synphony Orquestra, además de maestro titular de Royal College of Manchester y fundador del Ensemble de Birmingham. |
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