Domingo 26 de agosto de 2001

 

"La pintura es una carrera de resistencia"

  La tensión marca las obras de Antonio Ortega Castellano, quien se define como un artista metafísico en la Patagonia, sobre todo en la serie que expone actualmente en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan Sánchez, de Roca.
  ROCA.- Si. El dinero en este tiempo es un okey para el artista. Y tal vez ese axioma se vuelva irrefutable: el amor al arte es mejor si existe el dinero. Esta es la dicotomía en que el plástico patagónico Antonio Ortega Castellano (43) se sumerge cuando entiende que "la pintura es una carrera de resistencia, no de velocidad. Si uno resiste se puede disfrutar".
Castellano ganó hace poco un premio en la XIII Bienal de Puerto Rico con "La Fiambrera", una de sus obras impresas en grabado digital. El 21 de setiembre en el Museo Naval de esa isla caribeña, el grabado se presentará junto a otras obras destacadas.
Mientras tanto, Castellano no abandona la paleta y el pincel. Doce horas diarias pasa en su taller en el barrio de San Lorenzo en Neuquén. Las horas suficientes para que desde ayer presente una serie de 15 pinturas armadas en collage de acrílico y partes digitales en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan Sánchez de Roca.
Objetos y artefactos domésticos cobran una importancia, transfieren una representación del mundo social, alejados de la simple inocencia. Zozobrando entre el expresionismo y el barroco, Castellano va más allá de lo evidente en sus pinturas. Pequeños "guernicas" de una guerra que recién comienza plasmadas en la tela.
- ¿Cómo es esto de ser un artista metafísico en la Patagonia?
- Excepto en algunas obras, la figura humana va desapareciendo en mis cuadros. En este, (señala una obra) el teléfono público se va convirtiendo en algo orgánico. Eso no es inocente.
- ¿Cuando ven sus obras en el país las relacionan con la gente del sur?
- No, en principio el concepto que tienen del arte es que acá no hay absolutamente nada.
- Bueno, pero hay postales, la pintura paisajística... inspiración es lo que sobra.
- Sí, tal vez vean sólo eso. Pero hay como una cosa desértica, algo del infinito. Cuando viajo por la Conquistadores del Desierto yendo para el sur son como archivos fotográficos que me van quedando en el inconsciente y que en algún momento afloran.
- ¿Cuál es la piedra de toque entonces de los plásticos patagónicos?
- No sé, el color, la forma de tratar el espacio. Algo que no está hecho a propósito. Los verdes o rojos. Hay gente de Santa Cruz o La Pampa que usa la misma paleta. A los artistas patagónicos nos toman como artistas regionales pero nunca nacionales. Eso pasa mucho en Buenos Aires. No sé si porque estás en un lugar remoto o qué. En cambio, en el exterior ser de acá tiene un valor agregado.
- Esta crisis económica, política y la que sea, ¿cómo se mete en la piel del artista? ¿Habrá una vuelta a lo que fue la pintura de posdictadura?
- Mis obras no son suaves ni complacientes. La connotación social se acentúa siempre. Un claro ejemplo es "La Fiambrera". Es un cajón donde hay un montón de dentaduras que te puede remitir hasta los desaparecidos. La permanencia que hay de silenciar a la gente. Y esto se puede ubicar en cualquier época.
- Nuestros ojos sufrieron una violenta educación en los últimos 50 años. ¿Llaman más la atención al espectador las muestras de arte digital que las obras con otro material?
- Son obras choqueantes las digitales. Trabajás con otros materiales. La multiplicidad de la imagen y el grabado...
- Hay mucha tensión en sus cuadros, ¿por qué?
- Me encanta jugar con eso, me divierto.
- ¿Hace cuánto que vive de la pintura?
- Siete años.
- ¿Qué dicen sus vecinos?
- Es una cosa rara, ¿un tipo pintando? ¿Qué hace acá en el barrio San Lorenzo? A veces me van a visitar al taller chicos de los jardines de infantes.
- Con el premio, ¿tiene la posibilidad de irse?
- Si, pero para irme de Neuquén me iría a Europa, sin escalas en Buenos Aires.
- ¿Qué hacía antes, en los años malos?
- Fui verdulero tres años. Dejé de pintar.
- ¿Y después?
- Fui funcionario. ¡Hay... no volvería a repetir esa época! Fui director de... bah no tiene sentido renuncié antes que terminara.
- ¿Le gusta pintar en soledad?
- Creo que este trabajo es muy solitario. Hay días que lo único que hago es pensar, si alguien te molesta las musas se van y no vuelven más. No creo mucho en la obra grupal.
-¿Supongo que alguien le seba algunos mates mientras pinta?
-Claro, no me molesta eso (risas). (AR).
   
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