Jueves 23 de agosto de 2001

 

Alameda y senderos de la montaña

 

Arturo Siegenthaler, un cordobés que amarró profesión y afecto en la naturaleza exultante y pródiga de la zona

  NEUQUEN (AN).- Suele vérselo internado en las chacras, casi siempre en otoño, con un embeleso de oros, ocres, cobres y rojos-cerúleos. Son llamaradas de naturaleza que superan por su vibrante belleza la capacidad del plexo solar, que es el lugar del cuerpo, para algunos, donde se acumulan las emociones y las sensaciones. No hay pincel que pueda pintar así, copia fiel de cómo es la realidad: con esa contundencia indubitable. No hay quien lo pretenda.
Pero sí, aparece de tanto en vez, alguien como Arturo Siegenthaler arquitecto y pintor neuquino, que se anima a robarle a manzanares, frutos de pepita, patilargos álamos, enredadas anónimas, parras despeinadas, se anima -decíamos- a hacer un saqueo liso y llano. Avanza con los colores, con las formas, con la manifestación exultante del valle. ¿Y después? hace idéntica práctica con la cordillera. Todo, o parte pequeñísima, para ser fieles a la verdad, queda registrado en sus cuadros. Paisajes por unanimidad.
Una colección de obras, realizadas desde hace un par de años hasta la fecha, está expuesta hasta el 30 de este mes en el portal del hípermercado ubicado camino al aeropuerto. "Se comprende que el personaje, en sus composiciones, es precisamente el mundo como ser vivo total", han dicho de Arturo. Y él mismo lo explica: "Cuando te adentras en las chacras, te hallas con hermosas situaciones. Siempre busco el amanecer o anochecer. El sol en rayos paralelos a la tierra produce que el efecto luces y sombras, se acentúe mucho más. Cuando el tiempo ayuda, doy una vuelta por la cordillera".
¿Cómo quedan los "flashazos", la parte de ese todo extenso y magnífico? "Hago manchas, apuntes, que luego pasan por el tamiz de la elección. Saco mil apuntes y tal vez sale un resultado".
¿La profesión se inmiscuye en la creación? "No puedo abstraerme del arquitecto que soy y para nosotros los conceptos de equilibrio en la composición, el color, es algo que nos marca a fuego. Y de alguna manera cuando te enfrentas al rectángulo de la tela y planteas el dibujo le vas agregando o sacando cosas, en función de ese concepto de equilibrio. Antes de empezar a pintar ya tengo el enfoque de lo que voy a hacer".
Hay cuadros que impactan por sutilezas, formas veladas y efímeras, casi estados de ánimo del paisaje que -"Thaler", como gusta firmar su obra- va obteniendo por medio de transparencias.
Y ya que se mencionó el estado de ánimo, contó que para levantar su autoestima, volvió a la producción plástica, de la que se había alejado un tanto, a raíz de que hasta 1999 fue director general de Arquitectura de esta provincia. Señaló que fue "una brillante carrera en base a la capacidad, ya que no fue un cargo político. Y ahora sentirme que estoy en el último cajón a la derecha me deprimió profundamente en principio, aunque estoy tratando de salir a través del arte".
Dice que es un agradecido de la vida, por lo que le ha otorgado en valores humanos, por sus pinceles. Su fuente de inspiración está ahí: al alcance de sus ojos.
   
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