Miércoles 15 de agosto de 2001
 

Melodías de amplio vuelo a dos pianos

 

Los instrumentistas argentinos Héctor Moreno y Norberto Capelli, radicados en Italia desde los setenta, exhibieron todo su potencial en el último concierto organizado por Armonicus.

  Se presentó el domingo 12 en la cuarta función de la temporada de Armonicus de Neuquén, el dúo de piano compuesto por Héctor Moreno y Norberto Capelli, que ofrecieron un programa de corte sinfónico con obras de Brahms, Arensky, Debussy, Ravel y Liszt; escritas especialmente para la formación de dos pianos. La función contó con el auspicio de Todomúsica y diario "Río Negro".
Abordaron obras que tienen como denominador común una altísima exigencia técnica con un lenguaje que osciló entre la tonalidad ampliada hasta la politonal, que en las manos de estos dos destacados pianistas argentinos, radicados desde la década del "70 en Italia, funcionaron como un gran piano sinfónico con un perfecto despliegue de toques, articulación, uso del pedal y manejo de las dinámicas; unido a una gran musicalidad y virtuosismo.#
El concierto comenzó con las "Variaciones sobre un tema de Haydn", una de las primeras obras de Johannes Brahms. A partir de esta pieza, ya quedó demostrado el nivel de concentración del dúo para reflejar la esencia de la partitura, que ocupa un sitio destacado en las creaciones del piano romántico.
En la "Suite Op. 15" del ruso Anton Arensky, Moreno-Capelli exhibieron todo su potencial, la riqueza de matices y ajustes en las diferentes secciones de la obra, que tiene un claro sustento de la música folclórica rusa.
El mundo sonoro del "impresionismo" fue cabalmente abordado a través de "Fetes" de Debussy-Ravel y de "Introduction et allegro" de Ravel, obras en las que el dúo demostró su excepcional capacidad para sacar del piano la coloratura propia de este estilo: acordes deslizantes y una melodía de amplio vuelo, marcando la fugacidad y sutileza de matices. El final fue con el potente "Concerto patético" de Franz Liszt, en donde la amalgama musical fue perfecta y el dúo demostró un alto desarrollo técnico típico en esta obra y de notable atractivo musical.
A pedido del público y como obras fuera de programa, ejecutaron el delicado coral "Las ovejas pueden pastar tranquilas" de J. S. Bach, en transcripción para dos pianos de la inglesa Mary Howe y "Escena infantil número 1" del brasileño Octavio Pinto, donde volvieron a demostrar sus dotes interpretativas y musicales.

Todos los sonidos que nos pertenecen

La música que llevamos dentro es una incógnita. Con un poco de suerte, nos encontramos antes de la madurez con los sonidos que interpretarán de allí en más nuestros sueños. En otras, será un hallazgo posterior. Lástima. Desde ese momento podremos ir tomados de la mano, entre las sombras, de algo semejante a un dios. Una alternativa interesante para los ateos.
"No es cierto que no tengamos en las venas un cuarteto de cámara. A veces está allí y salta en un concierto", dice el joven intelectual que estuvo con su novia en la presentación del sábado del Cuarteto de Cuerdas de la Fundación Cultural Patagonia en la Casa de la Cultura de Roca.
Por lo entusiasta de los aplausos, muchos debieron encontrar allí las fuentes de su energía vital. El programa estuvo compuesto por "Adagio y Fuga" para cuerdas de Mozart, el "Cuarteto Nº 6 en fa mayor" de Mendelssohn y el "Cuarteto Nº1, en do mayor" de Brahms. Poder, ternura y angustia se combinaron en las primeras dos obras. Mozart, fundamental y denso; Mendelssohn, entre la gracilidad del dolor y los pasajes sutiles donde las cuerdas establecen otros colores de los esperados. La madurez de Brahms, su absoluta solvencia.
Todas las músicas nos pertenecen, pero algunas desnudan nuestros sentidos y otras nos hacen llorar. Los budistas podrían explicarlo con reencarnaciones. Nosotros no tenemos más motivos que la intuición. El bis fue otro regalo para la noche de los tiempos. Cuánta crisis, cuánta música. "Cafetín de Buenos Aires", en un arreglo para cuerdas fantástico. Nuevamente lució, como durante toda la noche, la soberbia violinista Elvira Faseeva. Integrante de un conjunto -lo completan Vitali Bujiashvili (violín), Gela Gelashvili (viola) y Juan Bautista Constanza (violoncello)- que no necesita comparaciones. Un lujo. (C. A.)

Martín Morales

   
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