Miércoles 8 de agosto de 2001 | ||
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Todo lo incorrecto |
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Entonces lo comparaban con Jerry Lewis. Tom Hanks prometía convertirse, a mediados de los "80, en la máxima figura del humor estadounidense. Ya sabemos que no pasó. En esa época protagonizó un filme tan cómico como crítico, y en cierta forma profundo. Esta es una de las características de Hanks: hacer películas en apariencia bobas, pero que esconden una revisión de la sociedad de su tiempo. Ocurrió también con "Quisiera ser grande", donde pone en evidencia las fallas de los sistemas de creatividad de las empresas. "Despedida de soltero" es un paradigma en su carrera. Su argumento no tiene ambiciones, salvo entretener: un grupo de amigos organiza una fiesta de despedida para su miembro más dulce. El chico hace una promesa: no tendrá sexo con nadie, no importa lo que suceda. En rigor, se trata de un encuentro sin expectativas, lo típico: algunas películas porno, dos prostitutas y su numerito seudoosado, cerveza y una pieza en un hotel decente. De alguna manera las cosas se salen de control y la fiestita termina en una estrepitosa bacanal dionisiaca donde todo queda sujeto al caos. En el momento del cenit la cámara hace un paneo por entre una innumerable cantidad de drogas -coca, pastillas de todos los colores, alcohol, por supuesto-, también hay chicas de la calle, una bailarina de danzas árabes y ¡hasta un burro! El numerito entre la bailarina y el burro nunca llega a concretarse, puesto que el pobre animal muere de una sobredosis. Mientras tanto Hanks, trata de mantener la calma. No es fácil. "Despedida de soltero" está poblada de guiños dirigidos a las mentalidades que luego auspiciarían aquello de "lo políticamente correcto". Si se mira bien, descubriremos la película más incorrecta de los "80. Mucho más que las producciones porno o las seudo porno que tanto trabajo le dieron a Silvia Kristel. Una chica y su asno, drogas no permitidas en recipientes de plata, prostitutas con sus "cafishos" enfurecidos, chicos musculosos en taparrabos -una de las amigas de la novia se encierra con un grupo de hambrientos varones al grito de "¡venga a mí!"-, una ex novia que promete el paraíso a Hanks, bailes desenfrenados, un proto nazi que imagina que ninguna persona vale tanto como un Porsche, y siguen las firmas. Menos hipócritas, los "80 se pronunciaron libremente acerca del supremo deseo en hombres y mujeres: hacer contacto. Y todo lo que esto implica, puesto que la "histeriqueada", el "pavoneo", la fiesta, la ropa y el perfume no son otra cosa que parte del juego de la seducción. Tom finalmente le escapa a su compañerita, no sin antes llorar en los brazos de un amigo. En la confusión aparecerá su novia disfrazada de prostituta, su suegro terminará atado a una cama en una sesión de sadomasoquismo, y su rival dejará que dos noviecitos le besen las nalgas. Luego llegará la policía. El colectivo escolar con el que trabaja Hanks sirve de carro nupcial en el último pasaje de la película. Lástima, al volante va uno de sus amigos, un suicida. Que cada uno lea las imágenes como pueda. Claudio Andrade |
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