Lunes 30 de julio de 2001

 

El puma es otra amenaza para los productores de la Línea Sur

 

Desde hace una década se instaló en la estepa.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Las múltiples matanzas de ovinos y caprinos que aqueja a los productores de Comallo y zonas aledañas motivaron una reunión de la Sociedad Rural y la firma de un acta en la que proponen alternativas para el control de los pumas, a quienes se atribuyen los enormes daños ocasionados a la hacienda.
Los productores entienden que la mayor población de pumas se guarece en los pedreros de la estancia Paso Limay, que tiene una extensión de 80.000 hectáreas y registra una mínima actividad productiva.
En el acta proponen que el encargado de la estancia permita el ingreso de los vecinos linderos para cazar pumas, o bien los administradores encarguen el trabajo a sus propios cazadores, y le dieron plazo hasta el 3 de agosto para que tome una resolución.
A juicio de los técnicos del Inta, la quebrada topografía de la zona es apta para que se desarrolle el puma, un animal cuyo hábitat natural era la cordillera pero comenzó a correrse hacia el este y adentrarse en la estepa desde hace aproximadamente una década.
Javier Bellati del área de Desarrollo Rural del Inta Bariloche, reconoció la gravedad del problema, pero advirtió que se trata de una especie nativa que debe ser conservada. Sin embargo, admite que debe ser controlado y aconseja rastrearlo con perros y cazarlo con trampas.
El experto del Inta explicó que el puma es una especie que ha retrocedido pero no está en peligro de extinción. "En Montana es una especie de caza, y en cambio en la Florida lo están reimplantando porque había desaparecido", aclaró. Recordó que "en algunos lugares es tan abundante la cantidad que se registraron muchos encuentros con seres humanos. En Chile hubo una muerte hace un par de años y al hijo de un guardaparques de Iguazú se lo llevó un puma el año pasado", comentó.
"El puma fue combatido y se fue refugiando en las zonas menos habitadas por el hombre. A partir del 86 volvió a aparecer en la zona, y en 1991 se vio el primer puma en la estancia San Ramón después de 60 años. En el "92 comienzan a verlo más seguido y en el "97 se perdieron 470 lanares. Después aparecen en Coquelén, Comallo Abajo y otras localidades, en forma paralela con el ciervo, que es el bocado silvestre favorito del puma, junto con el yeguarizo", abundó el profesional.
No hay cálculos sobre población de pumas y suponen que existe uno cada 150 kilómetros cuadrados, pero en cuatro años y medio cazaron 43 pumas, sólo en la estancia San Ramón, que está ubicada en cercanías del aeropuerto de Bariloche.
No está prohibida la caza de pumas. En Río Negro y en Chubut los gobiernos pagan 100 pesos de recompensa por sus cueros, del fondo del control de predadores que se forma con aportes de los ganaderos, la provincias y la nación.
En una encuesta realizada a 159 productores rurales se estableció que en las causas de mortalidad de ovinos la acción de depredadores constituye el más alto porcentaje (30,5 por ciento) seguida por las dificultades nutricionales (26,9 por ciento) y los factores climáticos, con una incidencia del 23,2 por ciento. Estas dos últimas muchas veces están relacionadas entre sí.
De los 159 campos analizados por los expertos del Inta, en 92 detectaron la presencia de depredadores, entre los que predomina el zorro colorado. El puma está presente en 12 establecimientos, pero en 6 de ellos es el único depredador porque hasta el zorro corre riesgo.
Los expertos aconsejan que ante un encuentro voluntario o accidental con un puma debe alzarse a los niños de inmediato , hay que evitar la aproximación y dejarles una vía de escape. Dicen que hay que hablarle con voz firme, tomar un palo y alejarse sin dejar de enfrentarlo, sin correr ni hacer movimientos bruscos, pero tampoco dándole la espalda.

Un animal protegido pero controlado

Por tratarse de un animal nativo, el puma debe ser protegido dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. En este contexto, los problemas que genera son de difícil solución porque se debe controlar una especie protegida para preservar otras.
Sin embargo, las experiencias informan que en algunas zonas los pumas han provocado daños importantes a poblaciones de cérvidos en declinación -que no es el caso actual- y que un predador nativo ha debido ser controlado para la preservación de una especie con mayor prioridad de conservación.
Los métodos de control del puma en toda América pasan por la utilización de trampas, perros y armas de fuego. Para colocar trampas es necesario conocer los movimientos del predador en el campo donde está matando y sus recorridos habituales. Algunos permanecen en una zona y otros son animales que causan el daño a la hacienda pero continúan su marcha hacia otro destino.
Los pumas no responden a los cebos, no se sienten atraídos por ellos, en parte porque sólo comen carroña de animales que ellos mismos mataron antes.
En la cordillera y precordillera transitan por la la base de las bardas rocosas, las mismas que utilizan los ciervos, y en alguna de estas huellas es necesario encontrar una angostura donde el paso sea obligado para ubicar las trampas. (AB)

Las costumbres del "león americano"

El puma, con denominaciones como león americano, león, panther, cougar y mountain lion, entre otras, está distribuido en todo el continente, desde Alaska a la Patagonia. Los pobladores de la Línea Sur suelen llamarlo león y le temen, aunque se trata de un felino que rehuye la presencia humana y de perros, y muy rara vez ataca al hombre. Vive en forma solitaria luego de permanecer con su madre entre 18 y 24 meses, a las que acompaña en sus excursiones de caza.
Es un animal con gran capacidad de traslado y actividad, fundamentalmente nocturna, que se alimenta con liebres, guanacos, ratones, ovejas y cabras, aunque su alimento preferido es el ciervo, incluidas las variedades autóctonas como el pudú y el huemul. Los yeguarizos también constituyen sus platos favoritos.
Para trasladarse, utilizan sendas que transitan en uno y otro sentido, donde los machos dejan marcas o arañazos, sobre todo debajo de los árboles, para establecer su dominio territorial.
Pesan entre 40 y 90 kilos -el macho siempre es más pesado- pero poseen una gran fortaleza y agilidad que les permiten cazar animales de mayor tamaño y peso, arrastrarlos, y saltar o cruzar alambradas con ellos.
Cazan al acecho. Saltan sobre el lomo de sus presas para morderlas en el cuello, la nuca o la garganta, y pueden matar 15 o 20 lanares en una noche, aunque comen sólo de una, a la que ocultan entre arbustos para volver a alimentarse con ella en los días siguientes. (AB)

Está recuperando el terreno perdido

Desde el comienzo del siglo XX la distribución del puma se restringió a hábitat seguros, pero puede vivir en las montañas o en la selva.
La conservación de la especie preocupaba a los zoólogos y ecologistas, pero desde fines de los "80 recuperaron parte de su distribución histórica en la Patagonia, y una situación parecida se registra en los Estados Unidos. No existen estimaciones poblacionales en la región, pero en base a su notable presencia durante la última década los especialistas entienden que está aumentando su número en relación con años anteriores, aunque no respecto de su población original.
Los expertos prefieren no arriesgar ninguna hipótesis respecto del mecanismo de recuperación, pero algunos opinan que el fenómeno guarda relación con el aumento de la población del ciervo colorado y la menor población rural.
El Inta comenzó a recibir consultas en 1990 sobre cómo controlar los daños que ocasionaban los pumas a la población de ovinos y caprinos, y ocasionalmente a terneros, sobre todo en el oeste de Neuquén y en el oeste y este de Río Negro. Ultimamente el problema causó alarma en zonas cercanas a Comallo y en el sudoeste de Neuquén, y estudios realizados en Chile demuestran que los ovinos conforman el 26,7 por ciento de la dieta del puma en el sur de ese país.
En Comallo y localidades aledañas denunciaron matanzas de hasta 60 ovinos en una sola noche, y un criador dijo que un puma le había matado 6 carneros del plantel de reproductores, a los que valuó en más de mil pesos cada uno. (AB)

Las trampas que se usan

Las trampas pueden fijarse a un árbol o piedra, pero generalmente se utilizan las que tienen un ancla en el extremo de una cadena, que se va enganchando en las piedras y los arbustos, dificultando su traslado y dejando marcas que permiten seguir el rastro.
En la estancia San Ramón, ubicada 10 kilómetros al este de Bariloche, en setiembre de 1995 colocaron dos sets de cuatro trampas que permitieron capturar siete pumas en un año y 44 hasta mediados de 1997, haciendo que bajen en forma sensible los daños que ocasionaban a la hacienda.
En 1993 los pumas habían matado 477 lanares, en 1994 llegaron al máximo de 843, al año siguiente 700, y a partir de 1995 el daño bajó en un amplio sector de la estancia.
Los expertos no conocen las causas de la reaparición del puma con claridad, pero estiman que no es ajena al avance del ciervo colorado hacia el este y a las condiciones favorables del hábitat para el desarrollo de la especie, en especial en los cañadones, bardas rocosa y pedreros altos.
Los responsables de las estancias El Cóndor y Pilcañeu también sufrieron dolores de cabeza debido a la presencia de pumas, pero experimentaron con diversas herramientas para combatirlo y no dejan de darle pelea. (AB)

Foto: Existe un puma cada 150 kilómetros cuadrados. En cuatro años y medio cazaron 43 pumas, sólo en la estancia San Ramón.

   
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