Lunes 30 de julio de 2001 | ||
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El e-mail reduce y cambia el correo postal |
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El flujo de cartas cayó en un 50% en los cuatro años últimos. |
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BUENOS AIRES (ABA).- Cuando el 14 de setiembre de 1771 Bruno Ramírez fue nombrado como el primer cartero del Río de la Plata por el creador del correo en este territorio, Domingo Basavilbaso, difícilmente se hubiese imaginado que casi dos siglos y medio más tarde su profesión pasaría a ser una especie en extinción. Claro. Es que en aquel entonces nadie pudo siquiera soñar que 230 años después del desembarco del sistema postal en América Latina, la tecnología desplazaría del escenario tanto a los entregadores como a la correspondencia misma. Pero hoy es una realidad: el e-mail (correo electrónico) y las aplicaciones de Internet provocaron una merma abismal del flujo postal tradicional. Según un informe de la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), el envío de cartas simples se redujo en los últimos cuatro años casi un 50%, cuando pasó de 207.553.395, en 1997, a 115.005.000 en 2000. Lo mismo sucedió con las cartas control, que de las 36.407.313 despachadas en 1997 se descendió a 28.126.000 en 2000, lo que representa una caída del orden del 24%. "Esto estaba previsto. De acuerdo con estudios realizados por la Unión Postal Universal, se estimaba que se iba a producir una disminución del servicio de cartas a favor del correo electrónico", explicó el vocero de la CNC, Jorge Cohen. Y semejante reconocimiento de las transformaciones que atraviesa el panorama postal queda subrayado mejor que nunca en la evolución que siguieron los números. Los descensos en los flujos enviados fueron produciéndose abruptamente a lo largo de los años. De 1997 a 1998, la caída de cartas simples registró un porcentaje del 15% -de casi 208.000.000 a 176.000.000-, al año siguiente fue casi del 11% -157.000.000-, y de 1999 a 2000 fue del 26% -115.000.000-. Complejo y crítico Hasta aquí, todo parece indicar que si éstas no son las últimas horas del viejo sistema postal, al menos el final está más cerca de lo que muchos creen. Así lo entendió Alejandro Piscitelli, sociólogo e investigador de la Universidad Austral. "Hoy el e-mail ha desplazado a todas las formas de comunicación que lo precedieron y las está condenando al desuso. Esto no es como cuando el teléfono irrumpió en la escena, que muchos pensaron que podría poner fin al género epistolar. Acá la situación es mucho más compleja y crítica", consideró el investigador. Con él incluso coincidió el jefe de relaciones institucionales del Correo Argentino, Arturo Goetz. "Este es un proceso inevitable que se produjo históricamente en el desarrollo de las sociedades modernas. Cada vez se van a enviar menos cartas, porque más que cartas, hoy los correos envían paquetes. Así como el avión a hélice fue reemplazado por el avión a chorro, las cartas serán reemplazadas en gran medida por el e-mail, como viene sucediendo", dijo Goetz. Sin embargo, a pesar de que señalaron esta tendencia hacia la disminución de las cartas simples, tanto Goetz como Cohen coincidieron en que el predominio del mail no implica que la subsistencia de la actividad postal se vea amenazada en su raíz. Desde la óptica de ambos, lo que sucede es que en ese proceso de cambios, el correo comienza a actuar paralelamente a los desarrollos de Internet. "Hay una razón simple para que no desaparezca. El éxito o el fracaso de los productos comunicacionales de Internet dependen de la mayor calidad y seguridad de los servicios postales. El negocio ahora es enviar lo que se compra por Internet", dijo el vocero de Correo Argentino. Y agregó: "de nada valdrá la celeridad de las transacciones que se pueden hacer por Internet si el paquete no llega a tiempo y en forma eficiente". Pero si bien las posibilidades de que desaparezca el correo tradicional fueron minimizadas, lo cierto es que las costumbres cambiaron. Según Piscitelli, los viejos ritos sociales asociados a la correspondencia tradicional están desapareciendo con el avance de las comunicaciones a través de Internet. "Con el mail, la dinámica de las relaciones entre las personas cambió abruptamente. Ahora todo es mucho más fugaz e informal. Ya no hay más encabezamientos fechados, ni menciones formales. Ponerse en contacto con alguien ya no demanda días de espera, reflexión y elaboración, como en épocas del correo tradicional. Con el mail todo sucede en el acto y con brevedad. Y las transformaciones en la percepción que esto provoca son tan importantes como las que provocó la televisión en su momento", consideró. Moderna correspondencia, sin fronteras Lucas Colonna |
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