Domingo 29 de julio de 2001

 

EE.UU. compró la licencia de un trabajo argentino

 

Es un anticuerpo que diagnostica mejor el cáncer. Fue logrado por un científico gracias al aporte de 30.000 donantes

  Desde ahora la medicina mundial contará con una nueva herramienta para diagnosticar mejor ciertos cánceres. En un hecho casi inédito para la ciencia argentina, un laboratorio multinacional norteamericano adquirió la licencia para producir y comercializar mundialmente un anticuerpo monoclonal (AMC) desarrollado en el país, muy eficaz para el diagnóstico y la investigación del cáncer.
El licenciamiento constituye uno de los primeros ejemplos de exportación de biotecnología argentina a los EE.UU. y de las posibilidades que ofrece la investigación para la economía nacional. La propiedad de la patente permaneció en la Argentina, ya que sólo se concedió una licencia para su venta, durante 10 años.
El hecho significó un reconocimiento al equipo del Dr.José Mordoh, director del Laboratorio de Cancerología de la Fundación Campomar, como así también a la Fundación SALES - que viene sosteniendo sus investigaciones desde hace 13 años - y al CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) al que pertenecen los científicos.
Efectivamente, Zymed Laboratories Inc., de California, se interesó en el AMC (FC-5.01) que reconoce una proteína clave, casi desconocida, contra la que se dispone de pocos anticuerpos: la tetraspanina, una de las cinco más buscadas y que se encuentra en distintas células tumorales.

Un gran avance

La importancia de la tetraspanina radica en que bloquea el desarrollo de ciertos cánceres, como el melanoma. De allí el interés por detectarla a través de este nuevo AMC, pues su presencia permitirá conocer el grado de malignidad del tumor.
Los científicos argentinos habían presentado el notable AMC en congresos internacionales, donde los laboratorios medicinales están a la búsqueda de novedades. El procedimiento tuvo éxito y, a mediados de 2000, Zymed manifestó su interés por el AMC FC-5.01.
Las partes acordaron realizar un Convenio de Trasferencia Tecnológica, modelo en su tipo, que firmaron el Dr.Mordoh y los presidentes de SALES, Escr.Alejandro Aliaga García, del CONICET, Dr.Andrés Carrasco y de Zymed Inc., Dr.Dean Tsao.
Los beneficios que reciba la Fundación Sales, los destinará nuevamente a financiar programas de investigación contra el cáncer.

Cómo se desarrolló el proyecto

Como todo proyecto científico, un problema inicial fue su financiación. Mordoh había iniciado estas investigaciones en 1986 pero necesitaba más fondos. SALES los aportó.
La Fundación había iniciado una campaña que solicitaba $1 por mes, que se aportaban por medio de las principales tarjetas de crédito, novedad que tuvo una respuesta altamente satisfactoria, por lo que Mordoh comenzó a recibir apoyo sostenido: becas, equipos de última generación, drogas y reactivos, viajes a los principales congresos, etc.
Sin duda, Mordoh reunía importantes antecedentes para su proyecto: primero, haber sido discípulo de los Premios Nobel Francois Jacob (Instituto Pasteur de París) y Luis F.Leloir (Fundación Campomar). A su vez, otro argentino, César Milstein, que había emigrado por falta de apoyo, lograba con George Kohler en Cambridge (1975) los AMCs, verdadera revolución en la inmunología que les valió el Nobel de Medicina 1984.
Al elegir como tema de investigación los AMCs, Mordoh, sin proponérselo, cerraba un círculo donde confluía lo mejor de la ciencia argentina: por un lado la tradición científica de los Premios Nobel Houssay y de su discípulo Leloir, en la que Mordoh se había formado y desempeñado; por el otro, los trabajos de Milstein, creador con Kohler de los AMCs.
Precisamente hacia 1992, cuando Mordoh transitaba las primeras etapas del proyecto, SALES invitó al país al Premio Nobel Milstein, para que conociera de cerca el trabajo y se reuniera con los científicos en un meeting especial.
Fue así como Mordoh logró dos AMCs contra distintos cánceres, que pasaron exitosamente las pruebas de laboratorio y animales. Uno de ellos está actualmente en fase de experimentación en seres humanos. Ambos AMCs fueron patentados en EE.UU: el FC-2.15, contra cáncer de mama, colon y próstata, y el FC-5.01 que interesó a Zymed por su eficacia y porque reconoce a la proteína CD63 (tetraspanina), presente en distintas células tumorales. La licencia adquirida por Zymed Inc., apunta a distribuir esta nueva herramienta en hospitales y centros de investigación del mundo.

Ahora, vencer al cáncer

El objetivo mayor de Mordoh y su equipo, es que los AMCs que lograron sean terapéuticos, de manera que puedan vencer al cáncer. Lo alcanzado hasta ahora ubica al grupo en las mejores condiciones y con buenas posibilidades de llegar a esa meta.

Cómo ayudar a investigar

El hecho de que un país como EE. UU. se haya interesado en un desarrollo local, muestra que la investigación nacional puede ser original y competitiva a nivel internacional. Lo cual vuelve a plantear la necesidad del apoyo a la ciencia.
Apoyo, en este caso, protagonizado por más de 30.000 pequeños donantes que respondieron a las campañas de la Fundación SALES, donantes que habrá que multiplicar para lograr el objetivo mayor de vencer al cáncer. Por eso, la Fundación habilitó el teléfono (011) 4314 -2222 para los que deseen aportar $1 por mes.
"Esta historia - comenta Mordoh - demuestra que en la Argentina se pueden hacer cosas significativas cuando todos ponen el hombro. Es un ejemplo a imitar."

¿Qué es un anticuerpo monoclonal?

El organismo se defiende de las enfermedades (virus, bacterias, parásitos, etc.) a través de anticuerpos, que algunos glóbulos blancos - los linfocitos B - producen constantemente.
Una bacteria, por ejemplo, contiene antígenos diferentes, cada uno de los cuales desencadena un anticuerpo diferente, producido por un "clon" de linfocitos B. La suma de todos los anticuerpos diferentes, constituye una respuesta policlonal.
Las respuestas policlonales no alcanzan para vencer a ciertos antígenos. De allí que los científicos Milstein y Kohler idearon un método para "separar" físicamente los distintos "clones" de linfocitos B.
Al estar separados, cada "clon" de linfocito B produce un anticuerpo monoclonal y cada anticuerpo monoclonal reconoce un solo antígeno.
Por este método se pueden producir fuera del organismo anticuerpos monoclonales que, inyectados al ser humano, podrían vencer a un antígeno tumoral. Esto impulsa a los científicos a lograr anticuerpos monoclonales específicos contra determinados antígenos tumorales.
Por eso al anticuerpo monoclonal se lo llama "bala mágica" o "misil anticáncer", pues dirigido hacia el antígeno tumoral tiene como objetivo destruirlo, sin dañar tejido sano o el sistema inmunológico.

Un mapa que explica el funcionamiento de las proteínas

Washington (EFE).- Una vez logrado el genoma de numerosos organismos, entre ellos el del ser humano, un grupo de científicos ha conseguido el mapa que explica el funcionamiento de las proteínas de un ser vivo, lo que se conoce como "proteoma".
Se trata de una forma simple de vida, la levadura, que, pese a ser un hongo unicelular microscópico, posee una "maquinaria" que funciona de un modo similar a como lo hace un ser humano.
La levadura fue también uno de los primeros organismos en los que se logró descodificar la estructura del ADN (ácido desoxirribonucleico) y la posición de los genes en la cadena genética.
Investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte han logrado ordenar ahora las interacciones que se producen entre las 6.200 proteínas de la levadura.
Conocer el funcionamiento de las proteínas de un organismo -lo que se denomina "proteómica"- es para muchos científicos más importante incluso que conocer el orden de los genes, porque las proteínas pueden tener las claves para entender los mecanismos bioquímicos de las enfermedades. Los científicos han elegido la levadura "porque es la forma simple de vida más próximamente relacionada con los humanos", han señalado en un artículo publicado en la revista Science.
La levadura ha sido utilizada desde tiempo inmemorial por los seres humanos para la fabricación del pan, ya que tiene la capacidad de hacer fermentar los carbohidratos. "La mayoría de la maquinaria que hay dentro de la levadura está también dentro de nosotros", opina Ralph Dean, patólogo de la Universidad de Carolina del Norte y uno de los investigadores en el proyecto.
"Este proyecto es muy atractivo porque hasta ahora no habíamos sido capaces de ver cómo actúan las proteínas", afirma el científico, quien añade que "ahora podremos ser capaces de decir qué es lo que hacen las proteínas importantes de un organismo".
Tras lograr en junio de 2000 el Mapa del Genoma Humano, numerosos científicos -entre ellos los de Celera Genomics, la empresa que realizó buena parte del trabajo de descodificación de la estructura del ADN- se han volcado en la proteómica.

   
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