Las ballenas ganan más fanáticos en Madryn

Nadie parece querer perderse el espectáculo en el golfo Nuevo. Para esta temporada se espera la llegada de unos 70.000 turistas. Los cetáceos sorprenden a escasos metros de las playas del Atlántico.

PUERTO MADRYN (ENVIADOS ESPECIALES).- El viento helado puede arrastrar hasta las piedras, pero nadie se mueve de las playas cercanas a esta ciudad para no perderse el emocionante espectáculo que brindan las ballenas Franca.
Miles de turistas van colmando la capacidad de este foco de atracción, casi en consonancia con los cetáceos que se quedarán hasta diciembre en el golfo Nuevo, utilizado como escenario natural para reproducción y parición de crías. Para toda esta temporada se esperan unos 70.000 visitantes, de acuerdo a las estimaciones de la dirección municipal de Turismo.
Ni siquiera hay que utilizar la mano derecha como visera y ensayar una mirada chinesca para divisarlas. Sólo basta seguir las molestas y hambrientas gaviotas cocineras, que revolotean sobre la superficie de las tranquilas aguas, para esperar que se asomen.
Las moles -declaradas monumento nacional- de unos 15 metros de largo y 54 toneladas de peso deleitan a chicos y grandes, a escasos metros de la playa.
Cuando el bolsillo no tiene demasiado fondo y no hay para desembolsar los 27 pesos que insumen el avistaje embarcado, los paseos ubicados 10 kilómetros al Norte de la ciudad se transforman en una gratuita alternativa.

De todo el país

Punta Arco, El Doradillo y Punta Ameghino no sólo diariamente gana adeptos entre los lugareños que los aprovechan para disfrutar en familia de una tardecita soleada junto a la pelota, el mate y la mascota.
También emergen cordobeses, riojanos y bonaerenses de los montículos de piedras que se transforman en tribunas del anfiteatro. Entre ellos, se distingue Rubén Díaz, un maestro riojano, quien se muestra ya como un experto y no le importa arriesgar su pellejo recorriendo 2.000 kilómetros desde su provincia natal para disfrutar del santuario ballenero. "El año pasado a esta altura -apunta con una solidez propia de biólogo marino- había muchas más que ahora".
Aquel que quiera acortar distancias puede trepar al acantilado de la baliza de Punta Flecha y disfrutar, por medio del visor-monedero cómo en el medio del golfo Nuevo, un tremendo ejemplar juega golpeando el agua con su aleta caudal.
Desde la costa, el griterío de los chicos parece una bandera agitada hacia los cetáceos. Entre idas y vueltas, subiendo y bajando la costa, a menos de 20 metros de la línea de marea suelen asomar sus cabezotas y callosidades en señal de curiosidad. A veces giran mostrando la panza compartiendo gruñidos, quejidos y lluviosos suspiros.

Pasión fotográfica

Tras gastar metros de rollos fotográficos y cintas de videos, los más grandes aprovechan las recorridas de voluntarios de la Fundación Patagonia Natural para sacarle con tirabuzón cualquier detalle que involucre a la vida de este mamífero marino.
De las charlas se enteran que Puerto Pirámide -enclavado en esa suerte de isla que es Península Valdes- figura en sus registros como área de copulación, mientras que la playa de El Doradillo se transforma en lecho de reproducción. Esto entusiasma a los visitantes, quienes con desesperación quieren ser utópicos testigos del nacimiento de un ballenato.
El contacto tiene además un fin ilustrativo, pues no todos saben que las callosidades de la cabeza fueron formadas por cangrejos y que pueden representar una huella digital. A veces, esto facilita las cosas y sirve para identificar ejemplares con números y nombres, en casos puntuales.
Esta especie alcanzará su pico máximo con 600 ejemplares. Antes de emigrar hacia los mares del Sur en busca de saciar su instinto alimentario con el apetitoso krill, convivirá con los elefantes marinos, lobos y pingüinos.

Velada de gala, con música y danzas típicas

PUERTO MADRYN (EE)- Los últimos siete días de cada mes de julio se celebra tradicionalmente la Semana de la Ballena en coincidencia con las vacaciones de invierno y el aniversario de la ciudad.
Este foco turístico debe su nombre a la epopeya colonizadora emprendida por un nutrido grupo de familias de origen galés, quienes desembarcaron al Sur del actual casco urbano el 28 de julio de 1865.
Todo fin de julio se homenajea a los cetáceos, se recrea el desembarco, y el mismo día del aniversario se realizara el tradicional té galés con la participación de diversos coros.
Una velada de gala, con música y danzas típicas, recuerdan también la historia de la ciudad, y también se organiza la Carrera del Barril. Esto rememora a los primeros pobladores del entonces pequeño puerto que se veían obligados a buscar agua cuesta arriba varios kilómetros ante la escasez del vital elemento en el pequeño villorio de fines de siglo XIX.
En definitiva, una verdadera fiesta.

Los precios que hay que saber para planear una escapada

PUERTO MADRYN (EE)- Una habitación doble cuesta diariamente 50 pesos, un menú turístico ronda entre los ocho y 10 pesos, mientras que tomar un té galés con tartas típicas de crema, pasas y frambuesas ronda los 9,50 pesos.
La entrada la península tiene un precio de siete pesos, el Museo de Arte Moderno un peso, mientras que el Ecocentro tiene un ticket de entre cinco y siete pesos.
Hay otros lugares gratuitos como el Museo Oceanográfico y el Centro de Exposiciones de Punta Cuevas. También se puede visitar gratuitamente las cuevas del lugar, que sirvió de resguardo inicial a los galeses.
Las tradicionales remeras regionales, con el logotipo de las ballenas, cuestan 10 pesos, un buzo "corderito" de fabricación local para niño oscila en 20 pesos y una campera para hombres 79 pesos.

Foto: Ni el frío más atroz desanima a quienes llegan a Chubut a ver a las ballenas Francas, que se quedarán en el golfo Nuevo hasta noviembre.