Miércoles 4 de julio de 2001

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Implantaron el primer corazón artificial

 

Está diseñado para que los receptores hagan vida normal.

  LOUISVILLE (EEUU)- Una persona al borde de la muerte recibió ayer el primer corazón artificial, totalmente automático, en una operación pionera en el Hospital Judío de Louisville (Kentucky) que podría prolongarle la vida 30 días.
Las autoridades del hospital indicaron que la persona "descansa confortablemente" después de la intervención, pero no dieron detalles sobre la edad o el sexo de quien fue sometido a la operación.
El procedimiento es el primer gran avance, en casi dos décadas, en el desarrollo de un corazón artificial de reposición, dijeron expertos. El dispositivo, creado por Abiomed Inc, con sede en Danvers, Massachusetts, sustituye las cavidades inferiores de un corazón deficiente con una bomba hidráulica motorizada de plástico y metal que pesa un kilogramo o dos libras, tiene el tamaño aproximado de un pomelo y está diseñado para que las personas que lo reciban puedan desempeñarse normalmente después de la operación.
El Abiocor consiste en una unidad que se implanta dentro del pecho y que incluye una batería recargable con bobina y control electrónico miniaturizado, y una batería que se usa fuera del cuerpo.
La unidad interna incluye dos ventrículos artificiales con sus válvulas correspondientes y un sistema de bombeo hidráulico con motor.
El conjunto electrónico, que se implanta en la región abdominal, vigila y controla el desempeño del sistema incluida la velocidad de bombeo del corazón sobre la base de la demanda fisiológica del paciente.
Es el primer corazón artificial que no requiere de cables que lo conecten al exterior.
"Esta es la primera vez que se hace algo así", dijo Kathy Keadle, portavoz del Hospital Judío donde Laman Gray y Robert Dowling, cirujanos de la Universidad de Louisville, realizaron el procedimiento quirúrgico. El corazón es completamente interno.
Ni Abiomed ni los funcionarios del hospital dieron a conocer el nombre o el género de los pacientes que se someterán al implante, pero se sabe que todos están gravemente enfermos.
Esta cirugía, largamente esperada, estaba programada para el 30 de junio, pero se postergó porque la compañía no había completado los estudios del paciente. Abiomed obtuvo la aprobación de la Dirección de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos en febrero para probar el dispositivo hasta con 15 pacientes, los cuales están muy enfermos como para ser candidatos a un trasplante de corazón.
Los pacientes considerados para este procedimiento no han de tener una expectativa de vida de más de 30 días, y el objetivo de esta fase experimental con el Abiocor es extender la supervivencia hasta 60 días.
A diferencia de los dispositivos existentes, que sirven sólo como solución temporal para prolongar la vida del paciente hasta que se halle un donante, el corazón Abiocor está diseñado para funcionar como un corazón de reemplazo. La prueba en proceso incluye a pacientes muy enfermos con menos de 30 días de esperanza de vida, dijo John Thero, vicepresidente y jefe de finanzas de Abiomed.
"Este no es un puente para el trasplante. Hay escasez de donaciones de corazones", comentó Thero en una entrevista telefónica.
"Estamos comenzando con pacientes que se encuentran en el final de su vida. No son candidatos para trasplantes y están cerca de la muerte. Nuestro objetivo es brindarles una calidad de vida razonable y prolongarles la existencia", explicó.
Thero mencionó que los actuales candidatos tienen una esperanza de vida de dos meses. "Aunque el dispositivo está diseñado para durar mucho más, si pudiéramos al menos duplicar la esperanza de vida de alguien, nos sentiríamos complacidos", añadió.
Actualmente la única esperanza de ampliación de vida para los pacientes que sufren una enfermedad cardíaca grave es el trasplante con corazón humano. Cada año hay en Estados Unidos unas 150.000 personas que necesitan un trasplante de corazón, mientras que el número anual de donantes sigue siendo de unos 3.000. (Reuters /EFE)

Los mayores avances desde los años "80

Los corazones artificiales implantados desde los años ochenta consisten en artefactos que deben estar conectados con cables y tubos a maquinarias fuera del cuerpo del paciente.
El primero de tales corazones artificiales, un Jarvik-7, lo recibió en diciembre de 1982 Barney Clark, quien murió después de sufrir durante 112 días convulsiones, fallas renales, problemas respiratorios y, finalmente, un colapso de varios órganos.
La persona que vivió más tiempo con uno de estos corazones fue William Schoreder, de Indiana, quien murió 620 días después de que fuera conectado al aparato. El inconveniente mayor del Jarvik 7 era que funcionaba con pulsos de aire que sacudían al paciente con cada "palpitación" de bombeo.
El paciente debía permanecer conectado a una máquina ventilador exterior y tenía grandes mangueras que penetraban en el pecho por orificios propensos a las infecciones.
Actualmente hay una docena de compañías y centros de investigación académica que trabajan en la producción de aparatos que reemplacen todo o parte del corazón. La tecnología actual permite el uso de motores pequeños que pueden implantarse en el cuerpo, y el diseño y los materiales más livianos hacen aparatos con menos resquicios donde puedan formarse coágulos.
La combinación de microprocesadores que ajustan el flujo de sangre a las necesidades del cuerpo con baterías de litio como las que usan los teléfonos celulares, han reducido enormemente el tiempo que un paciente debe estar conectado a las fuentes de energía.
Un haz de ondas de radio hacia la bobina implantada dentro del tórax convierte las señales en electricidad. (Reuters/EFE)

Foto: El artefacto pesa 900 gramos.

   
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