Martes 24 de julio de 2001

 

Neuquén analiza reprogramar la obra pública

 

En el gobierno dicen que todavía no están definidos los montos ni las obras que se incluirán en el nuevo esquema del gasto. Sostienen que no se trata de un recorte sino de un nuevo plan de ejecución. La decisión afectaría a las comunas.

  NEUQUEN (AN).- El gobierno estudia una reprogramación de la obra pública en el contexto de una serie de medidas que el gobernador Jorge Sobisch está dispuesto a tomar si las finanzas se complican de aquí a fin de año.
Fuentes del gobierno informaron ayer a este diario que aún no están definidos los montos ni las obras que se incluirán en el nuevo esquema de gastos. Pero aclararon que el sector no sufrirá un recorte, sino un nuevo plan de ejecución, lo cual quiere decir que se van a extender los plazos de finalización.
Las obras delegadas a municipios estarían en el lote de trabajos que pueden llegar a ser reprogramados, indicaron las fuentes.
La semana última, el gobernador Jorge Sobisch pidió a todos sus colaboradores una revisión de los gastos de aquí a fin de año.
A pesar de que las autoridades mostraban cierta tranquilidad, esta solicitud del mandatario es una señal de que la tormenta ya está por aquí.
Con un ajuste en algunos gastos, Neuquén también pondría un cerco a las erogaciones ante la previsión de menores ingresos, producto de las graves dificultades que tiene la Argentina para conseguir créditos y las dudas que existen respecto del cumplimiento del fondo fiduciario con el que se refinanció la deuda de la provincia que vencía este año.
El gobierno ya había adoptado algunas decisiones de recorte antes de la agudización de la crisis financiera de la Argentina para cubrir el aumento en pago de intereses a los bancos, que se dispararon de 72 millones a 90 millones, cuando el riesgo país comenzó a subir.
Para enfrentar esa diferencia del 25% no prevista, las autoridades de Hacienda pusieron en marcha un ahorro, que tampoco estaba programado, superior a los 40.000.000 de pesos para el segundo semestre del año.
Hace poco más de 30 días atrás ya se hablaba de un recorte de entre 8 y 9 millones de pesos en obra pública y otros 26 millones en gastos de funcionamiento, además de un control en la partida de transferencia, especialmente en ayuda extraordinaria a municipios, que son fondos que los intendentes reciben por afuera de la coparticipación para financiar sus desequilibrios fiscales.
A estos ajustes ahora se agrega la reprogramación de obras que puede afectar a las delegadas a los municipios, pero no a las que tienen financiamiento específico, ni tampoco a las que administra la provincia, porque la mayoría son trabajos en escuelas y tienen un grado de avance cercano al 100%, aclararon las fuentes consultadas ayer por "Río Negro".
Para este año, el gobierno manejaba un presupuesto superior a los 90 millones de pesos en obra pública, de los cuales unos 47 millones representan obra nueva y el resto a las que se habían comenzado en años anteriores.

Un 60% para educación

De los 47 millones previstos para el año 2001, un 60% de los recursos se destinaron a educación y trabajos de infraestructura relacionados al desarrollo de la economía.
Un recorte en la obra pública no es sencillo de definir porque no sólo es un multiplicador de empleo sino que además, en tiempos electorales como el de este año, significa una vitrina frente a la sociedad que todos los gobiernos utilizan.
Un dato que guarda relación con lo que significa una época de elecciones respecto de otra que no lo es, surge del presupuesto de este año que superó en más de un 130% a los fondos destinados para el mismo fin durante el año último, cuando no había internas partidarias ni comicios generales para la renovación de diputados y senadores.

Otra vez, la variable de ajuste

Las cuentas no cierran y los funcionarios miran nuevamente a la obra pública como alternativa para equilibrar el presupuesto.
Durante los últimos años, todos los gobiernos neuquinos elevaron el nivel de sus gastos sobre la base del endeudamiento y, cuando éste se encontraba restringido, recortando la obra pública.
Las estadísticas en este sentido son contundentes: mientras los gastos corrientes de la provincia crecieron en los últimos cinco años un 17%, los fondos destinados a la obra pública disminuyeron, en este mismo período, un 50%.
El año pasado, la administración de Jorge Sobisch recortó al máximo el presupuesto destinado a la obra pública para poder llegar a las metas fiscales exigidas por la Nación.
Pero nada pudo hacer sobre el gasto corriente. La masa salarial, por dar un ejemplo cualquiera, durante ese mismo año se incrementó en más de 12 millones de pesos y la deuda pública avanzó al compás de las necesidades financieras que presentaba la provincia.
Un nuevo recorte de la obra pública permitirá sin duda poner en caja los desvíos presupuestarios generados por los gastos corrientes. Pero este tipo de esquema sólo permite sortear la coyuntura poniendo en riesgo los proyectos de corto y mediano plazo que tiene la provincia. Recortar obra pública, se traduce lisa y llanamente en menos canales para la producción, caminos para transitar y casas para habitar.
Mientras tanto la estructura primaria del gasto (masa salarial, servicios, bienes de consumo e intereses) crece en forma desproporcionada. Un gasto totalmente improductivo que termina afectando a toda la sociedad.

   
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