Lunes 23 de julio de 2001 | ||
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Sobran las carencias para los afiliados al PAMI |
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El plus médico es el mayor perjuicio que soportan.En algunos casos si no lo pagan no los atienden. |
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Los jubilados afiliados al PAMI afrontan por estos días una infinidad de inconvenientes que van desde el pago del impiadoso plus médico a los permanentes cortes, por ejemplo, en el servicio óptico, o al temido recorte en las bolsas de alimentos que reciben mensualmente. En este marco se debaten para conseguir prestaciones de una obra social que sin dudas está en serios inconvenientes y que cada vez puede responder menos. Y no es humor negro. Los pasivos sostienen que paradójicamente en medio de esta crisis el servicio de sepelios sí funciona, aunque desde el PAMI extraoficialmente admiten carencias, pero explican que las cosas caminan mejor de lo que dicen los afiliados. Ocurre que cuando alguien intenta imaginar cómo hace un jubilado que gana doscientos pesos o menos para llegar a fin de mes, es casi imposible hacerlo con cifras razonables. Los jubilados reciben una "ayuda" extra. Un bolsón de comida que cuesta entre 20 y 25 pesos, ración que en muchos casos es el único ingreso para el mes y el que en otros no alcanza ni siquiera para llegar a los 15 días. Es cierto, ayuda, pero es poco cuando se habla de semejantes carencias. (Ver aparte) Tratando de conformar un mapa de lo que funciona y lo que no, la realidad muestra la cara más dura con los jubilados y a cada paso que dan por cuestiones de salud tienen que pagar. En muchos casos si no pagan no los atienden, aunque después todos los médicos lo nieguen. Claro, hay excepciones, pero sobran los dedos de la mano para contarlos. Cuando van al PAMI les piden el nombre y apellido del médico que les cobró el plus y algún comprobante. Y aquí no hay mucho por hacer aunque esté vigente el régimen de sanciones porque el organismo no puede castigar sólo con un testimonio, casi en abstracto. El otro aspecto a tener en cuenta es que al estar el sistema capitado, Sirsa es la que trata con los profesionales y es justamente quien define si sanciona o no a algún médico. La primera exigencia pocos jubilados se animan a cumplirla porque temen que después no los atiendan. La segunda: está probado que los médicos que cobran plus no entregan recibos. Si la DGI confesó que ese tipo de conducta es casi imposible de probar, imagine cuánto le costará a un jubilado obtener un comprobante del dinero que le piden extra por problemas con su obra social, pero que cuando se regulariza jamás se lo devuelven. Los jubilados no saben del desfinanciamiento de la obra social ni del despilfarro que soportó la institución a lo largo de los años, pero sienten sus efectos. No es un problema del PAMI en Río Negro, es del país entero donde los reclamos se multiplican por millones y los casos puntuales se repiten como un calco. Pero, discursos mediante y culpas atribuidas de unos a otros, el panorama es básicamente el mismo. El cuadro por el que a diario pasan los afiliados es, detalles más o detalles menos, el siguiente: • Plus. Lo cobran la gran mayoría de los profesionales. Aquí entran los de primer (médico de cabecera), segundo (especialistas) y tercer nivel (alta complejidad). Los de segundo son, según los mismos jubilados, los más implacables a la hora de cobrar y en algunos casos llegaron a los 30 pesos por paciente. En este sector hay algunos ejemplos que bien podrían dar para distintas interpretaciones. Un jubilado le dijo a este diario que cuando pidió turno y le dijeron lo del plus y respondió que no podía pagarlo, entonces le dieron uno para dos meses después. • Los odontólogos. Tienen cupos para atender, pero una vez cumplimentado el número deben esperar hasta el mes siguiente cuando otra vez haya cupo. También allí hay que pagar plus. Claro está que si un dolor de muelas no puede esperar habrá que pagar para una atención más inmediata. • Las farmacias en estos momentos no tienen cortado el servicio, aunque son conocidos los inconvenientes por los que atravesaron . • Hay un anunciado recorte en el subsidio a la atención domiciliaria y otros similares, que tienden a asistir a los jubilados y de ese modo evitar mayores erogaciones. • El aspecto recreativo casi no existe. Si hay viajes los pagan los mismos jubilados y los "extras" que antes existían ahora ni se mencionan. • Los reintegros demoran una enormidad, casi el tiempo que le lleva a la obra social entregar sillas de rueda, bastones o prótesis. Libre elección, no tan libre según los jubilados Está claro que en PAMI la situación es complicada. Y en tren de quejas, los jubilados suman sus voces contra la gerenciadora Sirsa, quien les pone a disposición un listado de profesionales entre los que deben elegir el médico de cabecera. Un bolsón de 24 pesos imposible de bajar El bolsón de alimentos para los jubilados tiene vital importancia para una amplia franja de los pasivos que ganan doscientos pesos o menos por mes. Por ese bolsón pasa buena parte de la alimentación mensual de un beneficiario y cuando no la reciben están en verdaderos problemas. |
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