Admiten brutalidad policial en Italia
Informe de los propios uniformados cuestiona la represión en la cumbre del G-8
El "Corriere della Sera" publicó ayer algunas de las conclusiones del informe policial sobre el comportamiento de las fuerzas del orden, documento que aún no fue difundido públicamente.
Durante el allanamiento a la sede del Genoa Social Forum (GSF), en la noche del 21 de julio, "el comportamiento de algunos agentes fue tan violento que varios policías debieron ser apartados por haber golpeado a jóvenes que dormían en el centro", asegura el periódico.
El jefe de la policía, Gianni di Gennaro, envió a tres inspectores a Génova para investigar el comportamiento de las fuerzas del orden en el allanamiento a la escuela donde se alojaban grupos "globalifóbicos".
La orden de la policía era secuestrar armas y otros objetos ofensivos, y de ninguna forma se puede justificar el comportamiento, en algunos casos brutal, de los agentes hacia los manifestantes. "Una actitud tan violenta que una docena de policías fueron alejados del instituto durante los registros porque los funcionarios se dieron cuenta que estaban exagerando", señaló el diario.
La policía está investigando en tres frentes: el allanamiento a la escuela Díaz, los desórdenes callejeros y la supuesta brutalidad en el cuartel de Bolzaneto (en las afueras de Génova) donde los manifestantes detenidos habrían sido golpeados duramente. Durante el allanamiento, la policía destruyó la documentación, los muebles y detuvo a un centenar de jóvenes, que fueron maltratados física y psicológicamente, según las denuncias judiciales presentadas.
El informe de los tres inspectores está listo, se informó ayer, y en las próximas horas será entregado a De Gennaro, que lo transmitirá al ministro del Interior, Claudio Scajola.
La oposición solicitó la renuncia de Scajola, contra quien fue presentada una moción de censura en el Senado.
Los jueces que investigan los episodios de Génova, por otra parte, presentaron en las últimas horas nuevas denuncias contra la policía, en las cuales se afirma que fueron maltratados manifestantes violentos pero también pacifistas, que no oponían resistencia. En los enfrentamientos murió un joven de 23 años, 240 resultaron heridos.
El premier italiano Silvio Berlusconi afirmó que "quien se haya equivocado pagará", aunque reiteró su apoyo a las fuerzas del orden. A favor de una investigación de la "inaudita represión" se manifestaron hoy tres obispos, que junto a teólogos, párrocos, religiosos y laicos, denunciaron "el intento de criminalizar a todos los manifestantes del G8".
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