Miércoles 25 de julio de 2001 | ||
En el PJ quieren a todos en el carro |
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Se sospecha que hay dirigentes que no desean asumir compromisos para octubre |
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La inquietud se maneja en espacios reducidos de la máxima dirigencia del PJ rionegrino. ¿De que se trata? De que no todos los cuadros de ese estamento parecen estar comprometidos sobre el valor que para el justicialismo tienen las elecciones parlamentarias de octubre. Esta interpretación sobre el valor de ese comicio se funda en la convicción de que tras 18 años de derrotas en manos del radicalismo provincial, el peronismo jugará ahora en las urnas mucho de su futuro. Si gana, renovará con legítima expectativa su aspiración de llegar a la gobernación en el 2003. Si pierde, gravitará nuevamente sobre el síndrome de la imposibilidad de convertirse en una fuerza alternativa en la lucha por el poder. La derrota, además, sellará la suerte de amplias franjas de la dirigencia que - con distinto grado de participación -, condujo a la fuerza a lo largo de la transición. - Acá estamos todos en juego, el que no lo asume algo esconde - dijo ayer a este diario desde la Capital Federal un influyente hombre del PJ rionegrino. Esta reflexión está directamente vinculada a una sospecha que recorre distintos niveles del partido: que existan sectores del mismo dispuestos a regular su protagonismo de aquí a octubre en favor de los intereses del justicialismo. Según las fuentes, esta conducta estaría directamente vinculada a dos objetivos: Uno: Preservarse de una eventual derrota. Dos: Sin pagar costos, emerger a posteriori como la única alternativa para el 2003. Esta especulación computa - claro está -, que el triunfo de Miguel Pichetto para senador nacional o sin darse esto, el de Carlos Larreguy para diputado nacional, los posicionaría como seguros candidatos a gobernador. Ante cualquiera de ellos se alza la figura del legislador Eduardo Rosso, que con el respaldo del gobernador bonaerense Carlos Ruckauf, armó aceleradamente en el otoño una estructura interna que perdió con Pichetto la candidatura a senador nacional por 500 votos. Sin duda, Rosso es hoy un referente con poder en el PJ y legítimas aspiraciones para el 2003. Sin embargo, en franjas del partido se estima que en concordancia con los intereses generales de justicialismo para octubre y a fin de eliminar posibles suspicacias, Rosso debería ahora asumir un mayor protagonismo en función de aquel objetivo. En esos medios se admite que la campaña electoral aún no se inició. Pero se destaca que en lo concreto Pichetto y Larreguy "están ya caminando la provincia y lo hacen muy solos si se descuenta el respaldo que reciben desde sus propios fieles", destacó una de las fuentes consultadas ayer. Siempre según esas fuentes, no se descarta que tras su retorno de dos semanas de vacaciones, dirigentes del PJ aborden a Rosso para analizar cómo se sumará al esfuerzo del partido por dejar de ser sinónimo de derrota. |
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