Sábado 14 de julio de 2001

 

Negocian en medio de una ola de violencia en Irlanda del Norte

 

Más de 100 policías resultaron heridos en los enfrentamientos

  WESTON PARK, Inglaterra (Reuters) - Irlanda y Gran Bretaña convocaron ayer un diálogo urgente sobre la paz en Irlanda del Norte, después de que más de 100 agentes de la policía resultaron heridos en disturbios encabezados por los católicos de la provincia.
El primer ministro británico, Tony Blair, dijo claramente que las próximas horas serían la última oportunidad de revivir el proceso de paz, estancado por el rechazo de la guerrilla al desarme, reformas políticas y un pedido de menos presencia de fuerzas británicas en la provincia .
Algunos de los peores disturbios en años que se registraron esta semana durante la "temporada de marchas" en el norte de Belfast, enviaron un desolado mensaje de alternativa al progreso político.
Las autoridades, atacadas con bombas incendiarias y de ácido, usaron chorros de agua y balas de goma para controlar las manifestaciones
La policía cree que los incidentes, en los que vecinos del barrio de Ardoyne arrojaron más de 263 cócteles molotov contra la policía que trataba de proteger el paso de miembros de la orden de Orange que regresaban de un desfile, no fueron espontáneos sino orquestadas cuidadosamente.
Tras la violenta noche, Blair y el primer ministro irlandés, Bertie Ahern, regresaron a una aislada casa de campo para dialogar con los líderes de los partidos políticos de la provincia en busca de una posible salida a la situación.
En ese mismo lugar se llevaron a cabo esta semana tres días de intensas conversaciones que dieron pocas señales de progreso. "No habrá otra oportunidad en las próximas semanas. Esta es la ocasión", dijo el portavoz de Blair.
También dijo que Blair no tiene planeado dedicar todo el fin de semana a las conversaciones. Los dirigentes políticos de la provincia de mayoría protestante y minoría católica se están acusando mutuamente por la falta de progreso en la implementación del acuerdo de paz del Viernes Santo, firmado en 1998, que busca poner fin a tres décadas de conflictos sectarios que han cobrado la vida de más de 3.000 personas.
La crisis actual se desató cuando el ex primer ministro de Irlanda del Norte, David Trimble, principal líder protestante de la provincia, renunció a su cargo el 1 de julio por el rechazo del Ejército Republicano Irlandés (IRA) al desarme.
El acuerdo de Viernes Santo restauró las normas locales de Irlanda del Norte después de años de dominio británico. El IRA y otros importantes grupos guerrilleros observan un cese el fuego mientras los políticos dialogan, aunque la situación se ha tornado cada vez más tensa.
   
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