Martes 10 de julio de 2001
 

Análisis: El ex dictador se resigna al mal menor: mejor "loco" que "criminal"

 
  Enajenado o cuerdo, Pinochet logró su objetivo: está cada vez más lejos de una posible condena por los crímenes de su gobierno militar. Pero el fallo que cerró el proceso no lo exime de su "responsabilidad criminal". Sólo lo declara "injuzgable".
El fallo de ayer terminó, en la práctica, con las aspiraciones de las víctimas de la represión y sus familiares de ver condenado al ex gobernante militar.
Paradójicamente, uno de los símbolos de las violaciones a los derechos humanos se libró de ser juzgado gracias las modernas convenciones del derecho internacional. El fallo aplicó en favor de Pinochet artículos del Nuevo Código Procesal Penal, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la ONU y de la Convención Americana de Derechos Humanos.
Desde que regresó en marzo de 2000 a Chile desde Gran Bretaña, Pinochet sabía que en su país también corría riesgos. Durante su arresto en Londres, había comenzado a perder terreno. Cedió el "liderazgo natural" de la derecha chilena, hoy en manos del moderado alcalde de Santiago, Joaquín Lavín. Su respaldo se fue restringiendo cada vez más a las Fuerzas Armadas, algunos empresarios y la derecha más reaccionaria.
Su imagen de "invulnerable" siguió erosionándose en la batalla judicial en Chile: perdió su inmunidad como senador vitalicio, fue sometido a exámenes mentales y luego sufrió su mayor humillación, aquella que la mayoría de los chilenos ni siquiera imaginaba.
Guzmán ordenó su arresto domiciliario y lo procesó por 75 homicidios y secuestros perpetrados por la llamada "Caravana de la Muerte", una comitiva militar que recorrió Chile en 1973 exterminando opositores
Su defensa logró primero que los tribunales rebajaran los cargos a "encubridor". Luego, acorralado política y judicialmente, Pinochet debió apelar a la única y estrecha rendija que abría la legislación penal chilena: que un inculpado sea declarado "loco" o "demente".
El otrora hombre fuerte de Chile prefirió terminar sus días con el estigma de "loco" en vez de "criminal".
Aunque el gobierno niegue cualquier influencia, el fallo responde a la salida que más le conviene: Pinochet defenestrado pero libre por motivos humanitarios.
Para la novelista chilena Isabel Allende, Pinochet "pasará a la historia junto a Calígula e Idi Amin como un sinónimo de brutalidad e ignorancia". En cambio, sus partidarios creen que el tiempo le dará el sitial de héroe que sus contemporáneos le han negado.
La sentencia de los tribunales no logró zanjar la división que abrió Pinochet en Chile hace más de 30 años.
Simplemente lo deja en libertad, pero no por inocencia sino por demencia. (DPA-Reuters-EFE)
   
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