Martes 10 de julio de 2001 | ||
La calle se divide, pero con menos pasión |
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Los detractores de Pinochet admiten que será muy difícil juzgarlo, mientras sus partidarios se muestran conformes. |
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Bajo el nublado cielo de la capital chilena, Pedro se pregunta cuándo acabará el dolor causado por el ex dictador Augusto Pinochet. "Se salió con la suya", dijo a Reuters Pedro Olarte, un lustrabotas de 38 años. "La impunidad protege otra vez a Pinochet". Olarte reaccionó así al fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago, que ayer cerró el juicio contra el ex dictador, de 85 años, por crímenes perpetrados bajo su régimen, de 1973 a 1990. Pero mientras algunos de los 15 millones de chilenos pierden la esperanza de que Pinochet pague sus culpas, otros creen que el fallo hace justicia a alguien que libró a Chile del caos marxista en los "70. "Hoy que (Pinochet) está enfermo quieren combatirlo, pero no podrán. Siempre ha sido y se comportará como un soldado", declaró Federico Irarrázaval, un jubilado de 58 años mientras tomaba un café en el exclusivo barrio de Providencia A regañadientes, los acusadores admiten que el sobreseimiento de Pinochet significa en la práctica que quedará libre de polvo y paja. "Los que creímos en la justicia, con esto perdemos todas las esperanzas", comenta José Quinteros, de 42 años, quien se gana la vida vendiendo lotería en una céntrica calle de Santiago. "Pinochet nunca pagará sus culpas porque los intereses en este país siempre lo protegerán hasta sus últimos días", añadió con una expresión de amargura en sus ojos. El nombre de Pinochet recorrió el mundo cuando el 11 de septiembre de 1973 encabezó el golpe militar que derrocó al gobierno del presidente socialista Salvador Allende. Después que el propio Pinochet juró lealtad a Allende, fue él mismo quien ordenó bombardear el palacio presidencial marcando desde entonces una nueva etapa en la historia de Chile. Aunque una y otra vez Pinochet logró evadir a la justicia, muchos chilenos ya predecían en las encuestas que el ex dictador se escaparía de una condena apelando a su mala salud. En marzo 2000 Pinochet regresó triunfante a Chile desde Gran Bretaña, tras 16 meses de arresto , luego de que el gobierno británico decidió, por razones de salud, no extraditarlo a España "¡Ganamos! ¡Pinochet libertador!", gritaba un joven identificado como Jeremías mientras ondeaba una bandera chilena, de color azul, blanco y rojo, que tenía adherida una foto de Pinochet. "Pinochet es un triunfador", coreaba el joven junto a una decena de adeptos del ex militar en las afueras del Palacio de Justicia, donde se informó del fallo. La batalla legal no se detiene |
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