Domingo 1 de julio de 2001

 

Milosevic promete desde La Haya que volverá

 

El abogado de Milosevic relató las primeras reacciones del ex presidente detenido. Negó cualquier autoridad al Tribunal de La Haya. Un diario relató cómo fue el operativo de captura.

  Belgrado (EFE).- El ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic transmitió ayer un mensaje a su familia de que volverá "sano y salvo" de lo que considera un "proceso político" en el Tribunal de La Haya.
Milosevic comunicó ese mensaje por medio de uno de sus once abogados, Branimir Gugl, quien manifestó que Milosevic les ha pedido que la defensa sea política, ya que "el juicio es político". Milosevic sigue sin reconocer la legitimidad del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia y declaró que es una Corte "ilegal y anticonstitucional que recurre a los secuestros".
El ex presidente está inculpado de crímenes de guerra cometidos contra los albaneses de Kosovo, aunque la fiscal jefe del tribunal confirmó ampliará los cargos por crímenes cometidos en Croacia y Bosnia.
La entrega de Milosevic a La Haya desencadenó una profunda crisis política en Belgrado, y llevó a la dimisión, el viernes, del primer ministro yugoslavo, el montenegrino Zoran Zizic, y a la caída del gobierno federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro).
Asimismo, el Partido Democrático de Serbia del presidente yugoslavo, Vojislav Kostunica, decidió abandonar la coalición gobernante DOS en el Parlamento serbio.
En su edición de ayer, el semanario belgradense "Telegraph" relata los últimos minutos de Milosevic en la prisión de Belgrado, donde estaba en prisión preventiva desde el pasado 1 de abril, por presunta malversación de fondos y abuso de poder.
Su despedida de los guardianes duró más de lo previsto, relata el semanario, porque, dentro de su proverbial estilo campechano y populista de gran manipulador de millones de personas, se despidió entre chistes y chanzas de sus carceleros, como si los conociera de toda la vida.
Mientras iba en un coche celular escoltado por dos todoterrenos destartalados hacia el barrio belgradense de Banjica, Milosevic siguió bromeando con los dos policías que lo acompañaban. "!Qué Haya ni que cuento chino!, me estáis llevando al hospital militar", dijo Milosevic creyendo que le iban a revisar sus achaques cardíacos.
Pronto se convenció de que iba al Instituto de Seguridad de Banjica, a 200 metros del hospital militar, y fue puesto en manos de dos inspectores del Tribunal Penal, continúa el "Telegraph".
Entonces pidió un teléfono para hablar con "Mira", como llama a su esposa Mirjana Markovic, pero los policías le dijeron que ya estaba bajo jurisdicción de La Haya y que les correspondía decidir a sus representantes allí presentes. "Yo a esos no les pido ni la hora, no reconozco a ese Tribunal", replicó .
El ex presidente vio que pasaba el tiempo y no conseguía hablar con Mira, la personalidad política más impopular de Yugoslavia según las encuestas, por lo que acabó dirigiéndose a los representantes del Tribunal, que aprovecharon para resumirle los cargos que pesaban contra él y recordarle sus derechos.
"La Haya no es un tribunal, es un circo en el que se trata de domar al pueblo serbio hasta su destrucción total. Yo no le tengo miedo a esa bufonada de tribunal, se han equivocado de dirección; a los que tendría que juzgar es a los de la OTAN", declaró.
Según el rotativo, Milosevic acabó diciéndoles a los inspectores del Tribunal: "A cada cual le llega su Haya, ya verán, no escaparán a la justicia; a mí no me han detenido, me han secuestrado".
Los inspectores, imperturbables y profesionales, según el semanario serbio, le formularon la rutinaria demanda de que se identificara, a lo que el reo respondió: "Miren, déjense de bobadas y vayámonos". Y se fueron.

Ante el tribunal

El Tribunal de la ONU para Crímenes de Guerra en la ex Yugoslavia (TPIY) informó ayer que el Milosevic hará su primera comparecencia el martes, ante el juez británico Richard May quien presidirá.
Milosevic tendrá que declararse "culpable" o "no culpable" por cada uno de los cargos del proceso, aunque todavía no se presentarán pruebas. La audiencia también le dará una oportunidad al ex mandatario yugoslavo de efectuar las posibles quejas que tenga acerca de su alojamiento en la prisión de la ONU en la ciudad holandesa de Scheveningen.
La prensa sólo dispondrá de 50 asientos en la sala número uno del juzgado, donde tendrá lugar el histórico juicio.

   
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