Sábado 28 de julio de 2001

 

Apelaron la condena impuesta a González Pino

 

Los defensores cuestionaron
la sentencia del triple crimen.

  ROCA (AR).- Los abogados Eves y Gerardo Tejeda desmenuzaron en un extenso recurso de casación la sentencia que condenó a Guillermo González Pino, y pidieron al Superior Tribunal de Justicia su inmediata libertad. Consideraron que el fallo emitido por la Cámara Segunda por el triple crimen de Cipolletti carece de fundamentos jurídicos y está “plagado de contradicciones”.
Para los abogados la sentencia no es tal, sino que la calificaron como un “veredicto”, ya que “es una expresión de voluntad, apoyada solamente -en el voto de mayoría- en una hipótesis, carente de lógica, que no está respaldada por ninguna prueba”.
“Parece que en la confección del veredicto se destaca todo aquello que pueda funcionar como indicio de cargo y suprime absolutamente todo aquello que resulte contradictorio con la tesis que se defiende”, esgrimieron.
También criticaron que “en este juicio, la duda no benefició al imputado”. Para ello rescataron un párrafo de la sentencia donde se sostiene que “no ha podido determinarse de manera fehaciente cuál fue el motivo de agresión a las víctimas, ni siquiera se sabe a ciencia cierta cuántas personas tuvieron participación en los hechos”, para luego agregar que “se ignora si González Pino estuvo desde el principio o arribó después de la captura”.
Sin embargo, los abogados destacaron que luego los jueces mencionaron que con pruebas tan escasas los beneficia la duda. Pero para los Tejeda, “a pesar de la duda, el tribunal condena y admite como cierta la coautoría de González Pino en el delito de secuestro agravado. En el mismo contexto introduce la duda con igual valor convictivo, siendo nula la sentencia por inobservancia de los principios de congruencia y razón suficiente”.
Uno de los testimonios más “fuertes” en contra de González Pino, fue el de su ex concubina Sandra González. En la requisitoria fiscal, se “le atribuye la autoría de los crímenes. Se basa en los dichos de la joven, quien lo vio con la camisa rota y manchada de sangre, sus pantalones manchados de verde y, en la escena que describe en el debate, incorpora haberlo visto con los pechos rasguñados”.

“No existen pruebas”

“Pero esta tétrica escena se desvanece en la sentencia, donde se admite sin tapujos que no existen pruebas serias de que González Pino haya sido el autor de las vejaciones y/o lesiones que padecieron las víctimas, como tampoco que haya intervenido en la matanza”, dijeron.
El testimonio del denominado “fantasma” durante los alegatos por parte de los defensores de González Pino -en referencia al fallecido Rafael Huirimán Lloncón-, también fue motivo de análisis.
Los defensores ponen especial énfasis en que nunca fue identificado, por lo que lo consideran como una nulidad. “El testigo no fue identificado en autos, tratándose de un N.N.. No podemos saber si es el mismo que estuvo con los psicólogos, el que declaró en la instrucción y el que falleció”, señalaron. Y reforzaron la idea argumentando que “una persona no puede ser llamada a prestar declaración sin antes acreditarse su verdadera identidad. Y ello es así ante la posibilidad de que incurriera en calumnias, injurias, falso testimonio, etc.”.
Una menor de edad, con una infancia tormentosa, también mencionó a González Pino en su declaración. Para los abogados, la adolescente mintió cuantas veces quiso, por lo que le restaron importancia a su testimonio.
“El párroco Michelle Antequill dijo que la niña se le acercó libre y espontáneamente para hablar con él. La dejó hablar y está convencido que le dijo la verdad. La menor le manifestó que a las tres chicas las alzaron por la fuerza en el terraplén de las vías y las llevaron a una casa habitada y en parte deshabitada”.
Los abogados argumentaron que esto no se advierte en la sentencia, por lo que “está probado que le mintió al sacerdote”.
También entienden que la menor “les mintió a los integrantes del tribunal, incluyendo psicólogos, como así también con las personas que involucró y que fueron traídas como testigos, por ejemplo Graciela Kaempeffmann. La mujer es directora del hogar Gabriela Mistral, y la menor le había dicho que había sido testigo directo de los hechos, pero luego se retractó. La testigo Mercedes Bravo Pichún negó conocerla, al igual que la testigo Gabriela Molina”.

Cuestionamientos al testimonio de Huirimán

ROCA (AR).- Rafael Huirimán Lloncón fue considerado por la cámara uno de los testigos más importantes del triple crimen. Sin embargo no declaró en el juicio porque en enero pasado murió en un accidente de tránsito ocurrido en la ruta 22, cerca de Cipolletti.
El testigo había asegurado que había visto cuando un grupo de personas interceptaba a las tres víctimas.
Los defensores de González Pino apuntaron a los diferentes lugares de abordaje que el testigo mencionó en sus declaraciones durante la instrucción.
Primero resaltaron que Huirimán Lloncón dijo que “el secuestro de las chicas se produjo sobre la calle San Luis, a unos 50 metros de los semáforos instalados en la intersección de dicha calle con la avenida de Circunvalación”.
Luego mencionan que “al declarar en el juzgado 2 por una causa de amenazas, refirió que el secuestro tuvo lugar después de que pasara el secadero de frutas que existe en la calle San Luis”.
Mientras que como tercera versión, Eves y Gerardo Tejeda resaltaron que “el sargento Miguel Chandía dijo en el debate que, a pedido del instructor, llevó a Huirimán al sector en cuestión y le solicitó que le indicara el lugar del secuestro que había referido, habiendo señalado el testigo el lado oriental de calle San Luis, a unos 60 metros del complejo deportivo Espacio; es claro que esa indicación no integra la testimonial de Huirimán Lloncón, pero la testimonial de Chandía permite introducir la referencia que le formuló aquel, la cual, puede ser una referencia equivocada del preciso lugar de secuestro (no es descartable que estuviera algo desubicado como consecuencia de su ebrie-dad)...”.
El complejo Espacio está en sentido opuesto al sitio donde la sentencia asegura que ocurrió el secuestro.

Las contradicciones sobre la mirada

ROCA (AR).- La “mirada lasciva” de González Pino entró en escena con el testimonio de Cecilia Garrido.
La mujer se cruzó con un auto en el paso a nivel de calle Circunvalación, “y según la sentencia fue González Pino quien esa tarde la miró de manera lasciva desde el asiento derecho de un vehículo que podía haber sido una cupé Taunus bordó, pero que su observación fue muy fugaz; dijo que en ese automóvil iban varias personas”.
Los abogados esgrimen que “sobre este párrafo hay que hacer una aclaración sustancial, ya que la testigo Garrido jamás dijo que en el auto iba González Pino, sino que por la mirada es el que más se le parece, y esto se desprende del acta de reconocimiento”.
Garrido manifestó que el color de ojos de la persona que vio en el auto eran negros como velados. “La piel la tenía como cuando se ponen borrachos al sol... tenía la piel marrón chocolate”, dijo.
Para la menor de edad que declaró, tenía un color de ojos que le perecen verdes.
“Por su parte, Sandra González había declarado que cuando González Pino se drogaba sus ojos se ponían colorados y eran muy llamativos, pero ese domingo estaba normal”, dijeron los abogados.

Amistades, dinero y guantes de látex

ROCA (AR).- Sandra González manifestó que a su concubino lo vio en una oportunidad con dos fajos de billetes de cien pesos.
“Dijo que tenían una altura de nueve o diez centímetros, lo que representaría unos 50.000 pesos”, estimaron los abogados.
También manifestó que su amiga Viviana Miranda presenció una discusión de la pareja y que vio el dinero antes mencionado. Sin embargo, Miranda lo negó ante el Tribunal.
Los camaristas argumentaron que Miranda es pareja de Miguel “Negro” Fernández, amigo de González Pino, por lo que “es probable que quiera proteger los intereses de su concubino y de su entorno. Resulta obvio que, en razón del medio en donde vive, ella está muy condicionada y seguramente la pasaría muy mal si corroborara los dichos de Sandra González”.
Sin embargo, los defensores del condenado aclararon que “Miranda manifestó ser amiga de Sandra González antes de conocer al ‘Negro’ Fernández y a González Pino. Es decir, una testigo independiente que fue solicitada por esta defensa”.
También criticaron el punto en el que se menciona a su defendido con guantes de látex. Sandra González dijo que lo vio llegar con un guante puesto y con otro en el bolsillo. “Sin embargo, si cotejamos los dichos de la menor a preguntas precisas, manifestó que ninguno estaba con guantes de látex”, dijeron.
“Por otra parte, parece irrisorio que González Pino llegara con un guante puesto y otro en el pantalón, haber manejado su vehículo con ellos puestos, y precisamente delante de una potencial testigo, sacárselo. Resulta a todas luces ilógico y contrario al sentido común”, afirmaron.
   
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