Lunes 2 de julio de 2001

 

Secuestraron por unas horas a un matrimonio y su hijo

 

Dos delincuentes los interceptaron cuando estaban por entrar a la casa.Los obligaron a sacar 2.000 pesos de un cajero y a hacer compras.Apuntaban permanentemente a la cabeza del chiquito de seis años.

  BUENOS AIRES (Télam).- Un gerente de la firma Pérez Companc, su mujer y un hijo de seis años, vivieron una odisea de cinco horas al ser asaltados y secuestrados por delincuentes que les robaron 2.000 pesos de cajeros automáticos y los obligaron a realizar compras, en el partido de La Matanza, informaron fuentes policiales.
Por el asalto, que terminó con las víctimas ilesas, policías de la comisaría de Gregorio de Laferrere detuvieron a dos acusados de 16 y 18 años.
Durante el asalto los delincuentes amenazaron a la pareja y apuntaron al niño a la cabeza con un arma calibre 11.25. "También mostraron a las víctimas, un juego de esposas como una forma de intimidar", se explicó.
Todo se inició el sábado a las 17, cuando un analista de sistemas y gerente de Pérez Companc, y su esposa, ambos de 37 años, llegaban a su casa de la localidad de Ramos Mejía, acompañados de su hijo de seis años.
La familia arribaba a su domicilio cuando fue sorprendida por dos ladrones armados, explicó Wálter de la Fuente, vocero de prensa de la Policía.
Los delincuentes amenazaron a la familia y se subieron a su auto Renault 19 con todas las víctimas del robo como rehenes.
Según De la Fuente, los ladrones amenazaron a la familia con un arma calibre 11.25 y le mostraron un juego de esposas.
De acuerdo con el vocero, "en la mayor parte del asalto, los ladrones apuntaban con el arma al niño de seis años".
Una vez iniciado el asalto, los delincuentes se dirigieron con la familia a cajeros automáticos.
Ya en la zona de San Justo, uno de los delincuentes bajó del auto con la mujer, mientras el otro se quedó con el padre de familia y su hijo, a quienes amenazaba. La mujer extrajo 2.000 pesos del cajero automático, y luego volvieron a subir al auto.
Los delincuentes no se conformaron con el dinero y obligaron a la familia a dirigirse a otros cajeros.
Según las fuentes, "un vecino llamó a la Policía, por lo que se hizo un operativo policial".
Como no obtuvieron más plata, los delincuentes decidieron continuar con la familia secuestrada y se dirigieron a la casa de ropa deportiva Milenium, ubicada en Gregorio de Laferrere.
En ese sitio, una vez más, los ladrones decidieron dividir sus tareas. Uno de ellos bajó con la mujer para realizar compras en la casa de venta de ropas deportivas, y el otro se quedó con el padre de familia y su hijo.
De la Fuente explicó que en el comercio, el delincuente, con la tarjeta de crédito de la mujer, compró ropas por un total de 1.350 pesos.
Por la puerta del comercio, pasó un policía de civil que estaba notificado del robo, a raíz del alerta que se había emitido en Ramos Mejía tras la denuncia de un vecino.
El policía detectó a uno de los ladrones con la mano apoyada en la cabeza del menor, y tapada con un pullover.
El agente, afectado a un servicio prevencional, evaluó que estaba ante un asalto, y que el niño y sus padres eran amenazados por los ladrones armados, por lo que pidió que llegarán otros policías de refuerzo. Apenas detectaron la presencia policial, los ladrones soltaron a la familia e intentaron huir corriendo, pero fueron detenidos.

Generalmente termina en un rapto corto

BUENOS AIRES (Télam).- El caso de una familia que fue asaltada por delincuentes que los tuvieron privados de la libertad en el partido de La Matanza se suma a una lista de hechos donde los ladrones eligen a sus víctimas al voleo, y lo que empieza como un robo puede derivar en un secuestro corto.
Según un jefe policial consultado, "el caso como el que sufrió una familia en La Matanza, empieza como un clásico robo donde los ladrones sorprenden a una familia en el acceso a una casa y la asaltan". "Estas familias son elegidas al voleo y no hay ningún seguimiento previo, ni inteligencia anterior", se explicó.
Luego, durante el robo, los ladrones obligan a las víctimas a realizar extracciones de dinero de cajeros automáticos o a realizar compras en hipermercados con las tarjetas de crédito.

Las cifras no son abultadas

"En muchos casos, puede pasar que con el fin de obtener más dinero, y si la víctima es una sola, los ladrones decidan secuestrarla y exigir dinero por su libertad", finalizó la fuente.
Generalmente las cifras que se exigen para liberar al rehén, no son abultadas. Esto le permite a la familia de la víctima juntar rápidamente el dinero y entregarlo a los secuestradores.
Por el lado de los delincuentes, al durar sólo unas horas el secuestro, pueden evitar ser rastreados por la Policía.

   
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