Domingo 29 de julio de 2001

 

Momias eran las de antes

 
  Las momias siguen siendo personajes de misterio aun en este mundo descreído. Pero seguro lo fueron aún más en épocas de nuestra niñez asustadiza y en la crédula adolescencia.
Los primeros personajes tétricos que usaron para educarnos fueron el "cuco" y después el "hombre de la bolsa" que con el tiempo fueron reemplazados eficientemente por nuestros padres. El "cuco" no tenía una forma precisa, era algo parecido al actual riesgo país que no sabemos bien qué es pero le tenemos terror. El "hombre de la bolsa" era un linyera que no "cotizaba" ni en el bar de la estación y finalmente estaban nuestros padres que generalmente se nos aparecían con caras desencajadas y blandiendo una chancleta oscilante.
Tiempo después, por intermedio de la tía Dolores, apareció la momia.
La lectora de la familia, mostraba una ilustración peculiar en base a los textos de Tesoros de la Juventud, el libro de Doña Petrona y la Readers Digest; todos ellos batidos enérgicamente a punto nieve y condimentados con párrafos de "Radiolandia".
- Si no aprenden el preámbulo de la Constitución va avenir la momia
- Si no saben la regla de tres simple va a venir la momia.
- Si no me van a comprar cigarrillos va avenir la momia.
Como en el barrio todavía no había cultura faraónica no sabíamos muy bien qué era pero por las dudas nos asustábamos un poco.
Según nuestra tía, los faraones egipcios terminaban en momia por atolondrados nomás. Construían pirámides tan imprudentemente altas que cuando subían inevitablemente tropezaban, rodando por los cientos de escalones para terminar vendados hasta la cabeza por tantas magulladuras de las que por supuesto morían.
De hecho corroboramos su historia cuando vimos en "Titanes en el ring"a la patitiesa momia vengándose de medio mundo por su horrenda muerte. La "venganza de Tutankamon" afirmaba con autoridad enciclopédica la tía Dolores mientras planchaba, viendo los esfuerzos inútiles del Caballero Rojo alias "Imbelloni " contra la representante egipcia.
Ya en las etapas crédulas de la adolescencia la momia era tan posible como los platos voladores, el yeti y los seamonkeys y la demostración de lo contrario corría por cuenta de los incrédulos.
Con el tiempo las historietas dieron paso a la historia y según la historia las culturas anteriores a los egipcios creían que la muerte conducía a un mundo oscuro y triste al que no valía la pena llegar. Por lo cual fue razonable que la momificación no se hubiera inventado. Paradójicamente, con el paso de los siglos, también las posteriores momias tuvieron finalmente un destino oscuro y triste en los depósitos de los museos.
La religión Khemita fue la primera en considerar que lo hecho durante la vida era lo que premiaba o castigaba después de la muerte.
Premios y castigos, una forma política de guiar los actos de la gente en vida pero también una posibilidad de extender la vida en la muerte, con momificación de por medio.
Posteriormente los egipcios heredaron la costumbre de practicar la conservación de los cuerpos para que lleguen a su destino más allá de la muerte.
Pero momificar, momificar no era para cualquiera, según cuenta Herodoto.
Todo dependía de lo que se pudiera pagar. Los momificadores tenían tres maniquíes de madera donde mostraban a los clientes los diferentes modelos.
Al más caro (full-full) le sacaban las vísceras, que guardaban en jarrones con vino de palma, rellenaban el vientre con mirra e incienso, dejaban el cuerpo setenta días sumergido en natrón (carbonato sódico) y después lo envolvían con vendas impregnadas en cola.
En el que seguía (full), llenaban unas grandes jeringas con aceite de cedro y se introducían por el recto al que luego obturaban convenientemente. después del aceite, natrón igual cantidad de días, se dejaba escurrir y listo. Por algún motivo estas momias siempre fueron las mas rencorosas a la hora de asustar mortales.
Finalmente en el más económico de los sistemas (fff…) se limpiaban los intestinos con lavativas, se ponía en el consabido aceite, se dejaba secar al sol y listo, ya estaba preparado para enfrentar una inmortalidad convengamos que no demasiada lejana.
Los pobres difuntos no llegaron a ser más que eso pero su empeño hizo que sus restos y su historia se mantuviera viva durante miles de años.
Pero tranquilos, que si hablamos de momias por ahora sólo hablamos de preservar el cuerpo, a nadie se le ha ocurrido todavía cómo momificar el espíritu, ¿o sí?

Horacio Licera

   
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