Domingo 22 de julio de 2001

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Big Sur

 

"Soy niebla y floto y me disuelvo"

 
  La vida está llena de preguntas sin respuestas. Las preguntas existen, se repiten y una vez hechas no encuentran nada. Nada más que pretextos, balbuceos o simples o complicadas mentiras. La vida está llena de laberintos nacidos para morirse allí de sed, de hambre y hastío, mientras buscamos la salida correcta. No sería correcto utilizar una escalera y saltar el tapial. Tampoco matar al minotauro con una espada en llamas ni conformarse con un simple: "porque sí", cuando alguien inquiere "¿Por qué me amas?"
¿Por qué bebe la gente? ¿Por qué Jack Kerouac bebió -literalmente- hasta caerse muerto? ¿Por qué bebiste tanto Jack?
Uno de sus más polémicos biógrafos, Ellis Amburn, cuenta que el viejo Jack en sus buenos malos tiempos podía tomar un litro de coñac al día, y había semanas en las que ingería hasta 10 medidas de whisky con agua por hora, directo a la inconsciencia, para luego despertarse en un cuarto de hotel o quién sabe dónde y comenzar de nuevo.
Era un bebedor salvaje como Ernest Hemingway y Charles Bucowski. Pero no menos autodestructivo que Jean Paul Sartre. Según recuerda Michel Onfray en su libro "El vientre de los filósofos" (Perfil Libros), Sartre se pasaba anestesiado, entre los estupefacientes y el alcohol, de la mañana a la noche. "Nunca pensé que el cuerpo pudiera aguantar tanto", dijo alguna vez el autor de "En el camino". Cierto, increíble.
"Big Sur" es un libro perturbador por toda la sinceridad puesta en juego en cada frase. Al mismo tiempo, tanta franqueza, tanta naturalidad para describir el patetismo disfrazado de bohemia, termina por ser cómico. No lo vieron así algunos de sus compañeros de ruta, molestos al observar como el mito se destruía a sí mismo y de paso, se sonaba las narices sobre una generación de beats.
Recuerda Amburn en su biografía "The Hidden Life of Jack Kerouac" (St. Martín Press, 1998): "(Hunter) Thompson esperaba que "Big Sur" fuera un texto divertido y sexy de California, por lo que no le gustó la aguda descripción de Keroauc de una vida hecha trizas y de inmediato lo calificó de libro estúpido. Time se burló de la honesta descripción que hace la novela del alcoholismo y la crisis nerviosa y afirmó que el autor era ridículo y patético".
Kerouac sabía que se arriesgaba a una dura condena con "Big Sur". Esta dispuesto a soportar el chaparrón. A esa altura muy pocas cosas le interesaban demasiado. Lo curioso de este asunto de los beats es que Kerouac pasó buena parte de sus 10 últimos años bebiendo pero en compañía de una madre asfixiante que odiaba a sus demás amigos.
"La fama y la confesión pública hacen pedazos el corazón", dijo Keroauc. El escritor que permaneció primero en el anonimato -"En el camino" tardó seis años antes que alguna editorial la publicara- luego disfrutó el raro privilegio de constituirse en una figura de culto para, en el final de su vida, asumir, a pesar suyo, el papel de una estrella pop. Eso terminó por derrumbarlo.
Kerouac era un hombre extremadamente sensible. Dramáticamente sensible. ¿Por qué bebías tanto Jack? Bueno, al menos allí hay un intento de respuesta. "Big Sur" lo muestra tal cual es, tratando con desesperación de mantener la sobriedad. Pero el mundo es demasiado para él. Como "1900", el personaje del filme de Giusseppe Tornatore que se niega a abandonar el barco en el que vive porque el afuera resulta "demasiado". Kerouac era ese pianista en medio de la ciudad, acosado por los fans que se habrían cortado una oreja por meterse a la cama con él o invitarle un trago. Kerouac tenía el espíritu en la piel: el alcohol le ayudaba a soportar el día a día.
Jack siguió la ruta de otros genios, y de otros tantos que no lo son pero que sienten que sienten. Una bendición o una maldición, según se mire.
Fue un amante del jazz y como ellos improvisó sobre el papel. Su destino está unido al de Charlie Parker, Chet Baker, Miles Davis, Jim Morrison y Francis Scott Fitzgerald, por el deseo exasperante de vivir aquí y ahora. Cada uno tuvo su droga predilecta.
Keroauc fue el cuerpo de una contradicción griega.
Hoy tendría casi 80 años y sería rico. En total se han vendido más de tres millones de ejemplares de "El camino", una novela que se publicó en 1957. Pero él murió, después de 26 transfusiones de sangre, con 83 dólares en el bolsillo.
En 1992 el actor Johnny Deep pagó 150 mil dólares por su desvencijado impermeable azul. En la actualidad se calcula que los derechos de sus libros y el valor de venta de sus manuscritos y objetos íntimos, suman unos 10 millones de dólares. Y Jack a penas si podía pagar una ronda en su prematura vejez. Murió a los 47.
La reliquia más valiosa de la Generación Beat, el manuscrito de "En el camino", una larguísima tira de papel que Kerouac pegó con cinta adhesiva, fue vendida en mayo de este año por 2,2 millones de dólares. Jack Kerouack la escribió bajo los efectos de la bencedrina y litros de café.
Su pasión no tuvo reparos privados, aunque sí muchos públicos; amó a hombres y mujeres, pero lo ponía furioso que comentaran su homosexualidad. Dicen que en sus últimos años se reveló como un antisemita, aunque Allen Ginsberg era su amigo y mayor referente intelectual, después de Buda.
La vida de Kerouac es el verdadero laberinto de la literatura norteamericana. Su obra sirvió de impulso hacia una mentalidad más libre de prejuicios. Invocó las experiencias místicas y buscó, sin encontrarla jamás, la paz en el budismo.
Aquel hombre atractivo como una escultura helena, vestido o desnudo, el que dijo amar a más de 300 mujeres terminó hinchado por el alcohol, las noches en vela y el hastío.
"Big Sur" desmiente la perfección de su voracidad, lo muestra vacío, sin rumbo, irremediablemente triste. Pero allí tenemos un Kerouac que no admiten las leyendas. Escribe en uno de los pasajes más bellos de su libro: "Pasaremos por la vida tan silenciosamente (pasar, pasar) como la gente que habitaba este valle en el siglo X sólo que con un poco más de ruido y algunos puentes y represas y bombas que no durarán siquiera un millón de años - El mundo seguirá siendo lo que es, algo variable y transitorio, pero verdaderamente perfecto considerado en perspectiva, y no hay nada de qué quejarse - También las rocas del valle tuvieron ancestros rocosos, hace billones de años, y no han dejado aullidos de lamento - Tampoco las abejas, ni los primeros erizos de mar, ni la almeja, ni el plantígrado - Todo el espectáculo del mundo en términos de "Así es la vida" está delante de mis ojos cuando miro - Y miro el valle y me doy cuenta de que tengo almuerzo y que no será muy distinto del almuerzo de aquellos hombres antiguos y además será rico. Todo es igual, la niebla dice "Soy niebla y floto y me disuelvo en el aire efímera", y las hojas dicen "Somos hojas y jugamos en el viento, nada más, brotarnos y caemos" - Incluso las bolsas que están en el cesto de basura dicen "Somos bolsas de papel transformadas por el hombre, hechas de pulpa de madera, estaremos orgullosas de ser bolsas de papel todo el tiempo posible, pero seremos felices otra vez con nuestras hermanas las hojas cuando llegue la época de lluvia - Los muñones de los árboles dicen "Somos muñones de árboles arrancados del suelo por los hombres, a veces por el viento, poseemos grandes zarcillos atestados de tierra que beben de la tierra" - Los hombres dicen "Somos hombres, arrancamos los troncos, fabricamos bolsas de papel, pensamos sabiamente, nos preparamos el almuerzo, posamos los ojos sobre las cosas, nos esforzamos para entender que todo es lo mismo" - Y la arena dice "Somos granos de arena, ya lo sabemos", y el mar dice "Voy y vengo, caigo, estallo y salpico" - Y el despejado cielo azul del espacio dice "Todo regresa a mí, luego parte de nuevo, y vuelve una vez más, y no me importa porque siempre me pertenece" - Agrega el cielo azul "No me llamen eternidad, llámenme Dios si así les gusta, todos ustedes están en el paraíso: la hoja es el paraíso, el tronco arrancado es el paraíso, la bolsa de papel es el paraíso, el hombre es el paraíso, la arena es el paraíso, el mar es el paraíso, el hombre es el paraíso, la niebla es el paraíso" - ¿Puede imaginarse a un hombre que con ideas tan maravillosas enloquezca un mes después? (porque es necesario reconocer que todas esas voces, las bolsas de papel y la arena decían la verdad) - Pero me recuerdo mirando una montaña de hojas que de repente se deslizan en el viento y luego en el riachuelo, flotan, el agua las arrastra veloz hacia el mar, y me hace sentir un horror innominado, "Dios mío, todos somos arrastrados hacia el mar sin importar cuánto sepamos ni qué digamos o hagamos" - Y un pájaro que estaba en una rama encorvada ha volado de pronto sin que yo lo escuchara"
Lo que necesitábamos saber de Jack Kerouac lo dicen estas líneas. Una suerte de llave maestra que nos abre a su intimidad pero no revela su enigma. Ese que mantiene tensa su literatura.

Claudio Andrade

   
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