El mundo desde la mesa del bar
"Un cortado" muestra historias urbanas y recupera actores para la tevé
Aunque los relatos se desarrollan en un antiguo bar de barrio, en el que no falta la típica mesa de amigos que hablan de todo y de nada, afortunadamente no cae en el costumbrismo que a partir del éxito de "Gasoleros" se multiplica en la ficción televisiva argentina.
El ciclo, del que Bechini es guionista, director y también actor, todavía tiene altibajos y aciertos. El clima claustrofóbico que podría suponerse al desarrollar toda su acción en un mismo lugar no agobia. La acertada fragmentación de cada una de las historias hace que no resulte aburrido, aunque no siempre la intervención de la mesa de amigos que sirve como separador entre ellas, y que intenta distender la densidad de la mayoría, aporta algo interesante, aunque quienes la integran -Coco Silly, Daniel Aráoz y el propio Bechini- no desentonan en su trabajo.
La continuidad de este café la llevan adelante sus empleados, que son los que interactúan con los clientes-protagonistas eventuales. Héctor Calori, el dueño del bar; Guido Gorgati, el mozo "gallego" de aquellos que ya no quedan; Andrea Ríos, la empleada nueva y Adrián Yospe, el ayudante de cocina, brindan cada uno en su papel actuaciones medidas y disfrutables, al igual que los dos amigos del "patrón": Salo Pasik y Guillermo Marcos.
Pero el punto fuerte son los actores invitados. "Un cortado" permite ver en acción, y mucha veces fuera de los papeles a los que nos tienen acostumbrados, a actores que desde hace un tiempo están fuera de la tevé.
Desde Juan Leyrado haciendo de un cobrador de juego "pesado" que tuvo que "apretar" a un ex compañero de secundaria, a un Norman Brisky que interpretó a un jubilado resentido y sediento de justicia, muchos son los que se suman cada semana a esta propuesta.
Ya pasaron por sus mesas Rubén Stella, Enrique Liporace, Emilia Mazer, Miguel Habud, Damián De Santo, Emilio Disi, Patricia Etchegoyen, Cristina Alberó, Luis Luque, Patricia Sosa. Una larga lista que promete extenderse.
La debilidad del ciclo, más allá de algún "descuido" en la continuidad (vasos que se llenan y vacían cuando no deben), está en algunos de los relatos que escriben Leonardo Bechini, Carlos Cantino y Alejo Flah, con la coordinación autoral de Oscar Tabernise que tienen una resolución a veces previsible. Afortunadamente la mayoría no cae en este "vicio" y aporta un poco de sorpresa y buenos diálogos.
Un cortado para saborear, con alguna reserva, todos los miércoles a las 23.
Silvina Fernández
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