Martes 10 de julio de 2001 | ||
Eduardo Mignogna en un camino espinoso |
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Cine y literatura, los dos amores de un creador que los separa y los une en su trabajo |
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El cineasta y escritor Eduardo Mignogna, director de "La Fuga", sin distraerse por la repercusión popular del texto devenido filme, traducido en gran afluencia de espectadores, ni por los elogios de la crítica, ya está volcado sobre dos nuevos libros: "La Señal" y "El Viento". Aunque más conocido como director de cine, Mignogna, se considera un escritor. El oficio de contador de historias lo corrobora una labor que comenzó en poemas de juventud, lecturas de Salgari y revistas de historietas, y se continuó en una sostenida obra narrativa que cuenta con varias novelas "La cola del cocodrilo", "Cuatrocasas" y "La Fuga". Antes de la película "La Fuga", dirigió el filme "Golpe de luna" basado en una novela corta de George Simenon, lo que pone sobre el tapete el andarivel cine-literatura que el mismo Mignogna llama a transitar con precaución. Tanta, que para "La Fuga" trabajó con los guionistas Graciela Maglie y Jorge Goldenberg, en una labor conjunta que reformuló el texto con entera libertad hasta convertirlo en un hecho cinematográfico. "Cuando esto estuvo asegurado, recién entonces me incorporé como coguionista para colaborar en la estructura dramática, trabajar en los diálogos y hacer la puesta en escena", dice Mignogna. El hambre de narrar lo tiene volcado ahora sobre dos nuevos libros: "Una vez más recorro con diversión dos caminos a la vez. Por un lado intento escribir una novela, por el otro, un guión original". La novela se llama "La Señal", "y es la historia de una pareja de detectives, irreconciliables entre sí, mediocres y abocados a custodias, alcahueteadas, seguimientos y casos siempre al borde del bochorno. Por fin, inesperadamente, el azar los lanza al ojo de un huracán. Los hechos transcurren en la provincia de Buenos Aires, entre Avellaneda y Banfield, y van desde finales del año 1951 hasta julio del 52. La agonía y muerte de Evita y la decadencia del peronismo es el marco social". Director de "Flop", "Sol de Otoño" y "El Faro" entre otras películas, Mignogna cuenta sobre el guión titulado "El Viento" que relata el reencuentro de un abuelo y su nieta: "Yo diría reencuentro y desencuentro; él tiene 72 años y ella, médica pediatra, 27. Un crimen, un secreto de familia y la brecha generacional, son los nudos dramáticos de una historia que imagino conversada". "Estos trabajos, "La señal" y "El viento", son géneros diferentes que no compiten entre sí ni alteran la diversión que significa abordarlos", apunta. Para Mignogna cada uno de sus proyectos tiene un camino propio, aunque a veces haya trasiego de un género a otro como sucedió en "La Fuga", "pero acaso un trasiego que no superpone roles ni expresiones diferentes". Sobre un tránsito lineal de la literatura al cine, el cineasta señala: "Es un dolor de cabeza", y agrega: "Lo han padecido muchos guionistas y directores, ya que si bien la literatura puede estar presente, no es recomendable hacer literatura en el cine. En la adaptación de una obra original a un guión cinematográfico -prosigue-, el peligro es terminar ilustrando un texto. Allí se produce un vacío de metáfora o poesía, ya que en la estructura del guión de cine la metáfora tiene claves propias. Un ejemplo son los dudosos resultados de las adaptaciones de obras de García Márquez". Y subraya: "Se trata de pasar del universo literario al audiovisual y en ese proceso de transformación del soporte literario al cinematográfico, lo que hay que conseguir es que ese nuevo universo sea representativo de la obra de la que hemos partido". Aunque el maridaje entre cine y literatura es complejo -asegura que le hubiera gustado llevar a la pantalla el libro de Celine "Viaje al fin de la noche"-, Mignogna encuentra trabajos acertados. "Buenos ejemplos me parecen "Caos", de Pirandello, de los hermanos Taviani; "Refugio de amor", de Bertolucci; "Ojos negros", de Mihalkov. Creo que el problema es enfrentarse con el imaginario desplegado por el lector al leer la novela o el texto original. Rara vez la elección de los actores y los decorados de un filme coinciden con lo imaginado. Cuanto más difundida sea la obra y más lectores haya tenido, más espectadores desilusionados surgirán a la hora de ser adaptada para el cine". En este sentido, "parecería más fácil trabajar con un material de mediocre calidad y acotada difusión. Howard Hughes le dijo a Hemingway "Dame tu peor novela y haré una gran película". Hemingway le dio "Tener y no tener" un texto del que luego de editado se arrepintió porque lo escribió sólo por plata. Hughes hizo un filme excelente que hoy perdura como un clásico (1947). El desafío de la adaptación -considera Mignogna- es vulnerar la obra original para producir un hecho que sea equivalente". (Télam) Jorge Boccanera Un instante de humanidad Sobre su trabajo actual, aunque incipiente, tanto su novela como el nuevo guión llevan la marca de todo lo que hace Eduardo Mignogna; la de una pasión armada con esfuerzo y ganas, perseverancia y vehemencia. "En ambos casos, para mí, escribir significa reescribir. Reescribir una y otra vez. Sin esfuerzo y sin resistencia no hay nada. Sólo el trabajo borra la huella del trabajo. Lo que me importa es relatar cualquier hecho referido con los sentimientos, atendiendo al impulso de narrar una verdad, sea o no verdadera". Las lecturas de un escritor premiado La lectura ocupa mucho el tiempo de Eduardo Mignogna, siempre hay un espacio entre su familia, el cine, la escritura y la pasión por la bicicleta. |
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