Viernes 6 de julio de 2001

 

Enrique Caneo, el swing del sur del mundo

 

Es un auténtico virtuoso de la guitarra. Hoy presenta una nueva edición de su ciclo de recitales acústicos, donde confluyen Raúl Carnota y Muddy Waters. Conversó con "Río Negro".

  Enrique Caneo tiene algunas cuentas pendientes. No muchas, pero una se llama New Orleans; su estirpe europea y americana, sus peatonales, sus restaurantes para 80 personas donde las leyendas del jazz, el soul y el blues hacen historia cada hora, mientras el público cena platos típicos y se deleita con buenos vinos. El verdadero sentido de la existencia. Pero ésas son cuestiones del espíritu, del ahorro y las oportunidades que generamos para nosotros mismos. Caneo, en un aspecto puramente musical, puede solito. Sus sueños van tejiéndose entre sus dedos.
Ahora transcurre por una nueva etapa: recuperó su viejo idilio con la guitarra acústica. Ya no es una relación adolescente, la del fogón y los toqueteos tímidos. Ambos se han vuelto un poco más maduros. Así es la pasión sosegada. El mes pasado inició el primero de una serie de imponentes recitales en solitario, apenas acompañado por "la criolla".
El espectáculo "Caneo y sus amigos" es un recorrido personal por la música de este lado del Atlántico. El músico olvidó los prejuicios en algún rincón del camino, y no tiene problemas en incluir en su programa a figuras disímiles como Raúl Carnota y Muddy Waters.
Ya van muchos años de ruta. Caneo ha depurado su técnica hasta un lugar donde muy pocos son capaces de llegar. Dicen que el sur de los Estados Unidos está poblado de guitarristas virtuosos de una talla artística que desconoce promociones.
Seres talentosos que viven tranquilos con su alma mientras el tiempo pasa y las cámaras cliquean en otro lado. Cinco años atrás pasaron por Buenos Aires algunos de ellos, viejos e ilustres desconocidos para el resto del planeta pero que en la esquina de su pueblo le cantan a Dios. Así es Enrique Caneo, junto con Luis Cide, el mejor guitarrista que ha dado la Patagonia.
Dos tipos que podrían descansar sus penas junto al río Mississippi y no perder ni el tono ni la elegancia. Dos artistas brillantes que viven fuera del mercado pero conocen el Olimpo del talento. ¿Queda algo aparte de eso?
Hoy, después de la 23, en Italia 1.375 de Roca, Caneo reeditará su sesión acústica junto a sus amigos. Las viejas leyendas no querrían dejarlo pasar.
-Ha estado viajando mucho últimamente. Con su banda After Circus se presentó en Villa La Angostura, Zapala, Neuquén.
-Sí, giramos un poco, pero vamos a lugares chiquitos. Por lo general nos tratan bien, son lugares íntimos.
-Es como viajar con la familia, la familia musical.
-Viajar con los hijos debe ser fantástico, esto es otra cosa, en realidad. La familia te da un sentido de dirección, un propósito que si no, no tenés.
-Es parte de una actividad cultural intensa que tiene esta parte de la Patagonia.
-Por ahí leí que Roca tenía una proporción artista-público muy fuerte. En Neuquén es similar, hay mucha movida. Pero no sé cómo se mide eso. Era un especialista el que lo decía... ¿Cuántos artistas tiene que haber en una ciudad?
-Es difícil decirlo. ¿Cuánto amor por el jazz debe haber en una ciudad?
-Sí (risas). En New Orleans hay una calle, es una peatonal de música, en la que cada tantos metros tenés artistas. Trabajan a la gorra, y hay una circulación de millones de personas. Es muy colorida. Tipos que tocan flamenco, de todo. Forma parte del paquete turístico. Ese tipo de cosas podría ser explotado.
-Algún motivo debe haber para el fenómeno que se vive aquí. Hace dos días hablaba con un músico español y le mencioné que había tocado "Chucho" Valdés. "Sí, en Buenos Aires", me confirma, y yo le respondo "Sí, pero tocó aquí primero, en Neuquén". Fue sorpresivo para él.
-Algunos pensadores ocultistas dicen que en Estados Unidos y aquí, en la Patagonia, se formará mucho más rápidamente un nuevo ser artístico. Dicen que de estas zonas saldrán nuevas expresiones estéticas.
-Eso dicen algunos hindúes también.
-Es un caldo de cultivo, la culminación de cosas que tendrán emergentes en algún momento. Siempre pienso que a los músicos de acá les va a tocar la oportunidad de grabar decentemente. Tal vez nuestro papel sea aguantar hasta que surja todo eso y aparezcan.
-Se sabe un buen músico.
-Soy de escuchar mucha música. Veo lo que están tocando otros, no es nada del otro mundo. Hasta los 18 años yo no tenía ningún perfil artístico, luego comencé con la música. Eso también me ha ayudado a madurar como persona.
-A tener cierta tranquilidad, la paz tan esquiva.
-Cuando no hay dinero queda la elegancia.
-Es difícil mantenerse estable con tanto bombardeo publicitario, con ese vagón de consignas acerca del éxito y el fracaso.
-Uno tiene una naturaleza y hace lo debido, Dios tiene un plan maravilloso. Me ha ayudado mucho leer a Castaneda. Una de las consignas filosóficas que tiene es la del guerrero y la del hombre común. A este último, todo lo que le pasa lo toma como buena o mala suerte, entonces nunca tiene responsabilidad, porque es culpa de Dios o está meado por los perros. El guerrero, en cambio, se toma todo como un desafío interesante. No puede permitirse esa vacilación, todo tiene que servir para crecer, lo mejor o lo peor. De esa forma el guerrero no está atado a su derrotero, está más allá. No tiene lastre.
-Le interesa además la poesía oriental, tengo entendido.
-Me interesan mucho la religión y la filosofía... aparte con la idea de integrar todo, tener un bastón intelectual. En algún momento de mi vida esta consigna que te acabo de contar fue todo.
-Hay un poeta japonés de finales de la Edad Media, Ryokan. Cultiva a la perfección la consigna de la poesía zen de no emitir juicios, utilizar la mínima cantidad de adjetivos, de plantear la realidad y que ella se manifieste por sí misma.
-Me encanta la poesía oriental y siempre me parecieron tan pavorosos sus escritores que me sentía incapaz de escribir. Su verso es tan lujoso que si yo hiciera algo sería para ponerle una manga a una camisa. No soy de esa raza, como Luis (Andrade, el cantautor roquense), por ejemplo, que con la música que está sonando ahora (se escucha un tema de Sting en el parlante del bar donde se desarrolla la entrevista) podría hacer una letra hermosísima. Sin clichés.
-La poesía también es música o es sobre todo música.
-Ser artista es ser espíritu.
-El artista es naturalmente un todo, de ahí la pretención en el Renacimiento de recuperar al sabio capaz de contener el conocimiento de su época.
-Hay un dato muy interesante. Y es que el sur de los Estados Unidos da grandes intérpretes de guitarra, cantantes ácidos, virtuosos, y el norte tiene músicos preocupados por el jazz, tiene el swing, y es fabuloso también. Las diferencias se dan acá de igual forma. No hay que romperse mucho para entender lo que te provoca este paisaje o estar en una ciudad como Buenos Aires.
-Usted ha depurado mucho su sonido en sus últimas presentaciones.
-Estoy limpiando el sonido, es verdad. Es porque estoy tocando con la acústica y el sonido más sucio no queda bien. Antes creía que la intensidad tenía que ver con el equipo o con el efecto y ahora pienso que pasa por otro lado.
-Luca Prodan decía que el verdadero artista debe ser capaz de hacer emocionar a una audiencia sólo con una guitarra acústica.
-Cuando empecé tocaba en fogones. Pero años después me di cuenta de que ya no podía tocar ni una canción, ni acompañar a mis amigos y esto era muy placentero. Me había acostumbrado a la línea bajo y a la batería. Pero la música no necesita nada específico.
-¿Esos saltitos de canguro que da en el éxtasis del show tienen algún significado?
-Los saltitos... (risas) voy a tener que ensayar bien, hasta que me caiga y ahí los voy a sacar del espectáculo.

El otro grito santiagueño

-¿Estudia bajo alguna disciplina especial?
-No, no tengo disciplina ni horario porque no podría cumplirlos. Doy clases porque me obliga a repasar cuestiones técnicas minuciosamente.
En general, yo tengo pocos alumnos y no son nenitos que me mandan las mamás, son tipos que dicen: "quiero tal escala", traen material, "¿cómo se toca con cuatro dedos?" (risas), y si no los quiero perder tengo que aprender enseguida. En la mañana cuido a mis hijas y toco Manuelita, a ellas les gusta la música, pero quieren un repertorio infantil.
-¿Como le surgió la idea de interpretar con un swing entre rockero y blusero "El grito santiagueño", de Raúl Carnota.
-Primero me la puse en la cabeza, sus frases, su tiempo, y luego llegó el click.
-¿Qué tal se siente Enrique Caneo por estos días?
-Muy pleno, contento. Puedo respaldar mis decisiones, no es poco. Tal vez necesito un poco más de dinero.
-El dinero y la fama, sencillamente, no tienen que ver con el talento y la virtud. El mejor periodista de habla hispana, Feliciano Fidalgo, nunca escribió un libro ni se lee en las facultades, y uno de los mejores poetas contemporáneos, Joan Brossa, murió pobre.
-Espero lograr el respeto artístico, que mis hijos me vean como un ser entero, digno, que no me tengan miedo.

Claudio Andrade

Foto:Enrique Caneo presenta su espectáculo "Caneo y amigos" hoy a las 23 en Italia 1.375 de Roca.

   
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