Martes 3 de julio de 2001 | ||
Treinta años sin Jim Morrison, el poeta del caos |
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El paso del tiempo agranda su leyenda y su influencia en el rock |
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Buenos Aires (Télam/EFE).- El 3 de julio de 1971, hace 30 años, Jim Morrison, líder de la banda The Doors, murió en una oscura habitación de un hotel parisino, coronando una corta pero intensa vida dedicada al arte, que encontró en el rock de los "60, con su carga rebelde, rupturista y transformadora, un espacio para desarrollarse y convertirse en leyenda. Al frente del poderoso y atractivo grupo The Doors, Morrison fue uno de los exponentes más cabales y geniales de un tiempo en que la adhesión al rock significaba paladear las mieles de la liberación sexual, explorar en sustancias alucinógenas prohibidas y condenar los modos y las lógicas de la sociedad. Pero el poeta, cantante y guitarrista, no fue solamente un producto de su época, sino que la altura de sus textos, el influjo de su imagen rabiosamente sensual y el misterio que rodeó a su existencia, le reservaron un lugar especial que se agigantó a causa de una muerte temprana, cuando apenas tenía 27 años. James Douglas Morrison nació el 8 de diciembre de 1943 en la localidad de Melbourne, en el estado de Florida, y sus primeros vínculos formales con las artes los estableció como estudiante de cine en la Universidad de Los Angeles. En el vertiginoso e inspirado imaginario del muchacho, ya convivían por entonces la fascinación mística por los chamanes precolombinos, la dramaturgia de William Shakespeare, el budismo zen y la poética de Charles Baudelaire, William Blake y Aldous Huxley. Sin embargo, el vehículo de Morrison para plasmar el explosivo cóctel creativo que guardaba en su alma lo encontró a partir de formar, en 1965, The Doors, junto a Ray Manzarek (tecladista), Robbie Krieger (guitarrista), y John Densmore (baterista). Frente a un panorama rockero en el que reinaban The Beatles y The Rolling Stones, el cuarteto norteamericano se hizo un lugar a fuerza de explorar con virulencia en la vertiente psicodélica. Apenas seis años y un puñado de discos -"The Doors" (1967), "Strange Days" (1967), "Waiting for the Sun" (1968), "The Soft Parade" (1969), "Morrison Hotel" (1970), "Absolutely Live" (1970) y "L.A. Woman" (1971)- bastaron a The Doors para ser considerada una de las bandas más influyentes del rock y posicionar a su malogrado mentor como un ícono del género. El creador, al que se llamó El Rey Lagarto, llegó también a editar dos libros -"An American Prayer!" (1970) y "The Lords and the New Creatures" (1971)-, e incluso se dio un tiempo para condenar la entonces creciente (y hoy consolidada) invasión de la lógica consumista sobre la libertaria y anárquica cultura rockera. En ese camino, Morrison abandonó la rutina musical de The Doors para recluirse en París en marzo de 1971 junto a su novia Pamela Courson. Cuatro meses más tarde, en la llamada Ciudad Luz, Morrison murió en circunstancias nunca esclarecidas, tras una velada generosamente regada con alcohol. Alertados por una llamada telefónica los bomberos llegaron su departamento la mañana del 3 de julio, lo encontraron, inconsciente, en la bañera. No pudieron reanimarlo. Los restos de Jim Morrison están desde entonces en el cementerio de Pere Lachaise en la ciudad de París, donde sus admiradores lo visitan asiduamente y la vida le continúa dando sobresaltos y sorpresas. Ecos del "Rey Lagarto" En estos tiempos difíciles y violentos, la figura de Jim Morrison será recordada por televisión a través de la señal de cable MTV, con el especial de 90 minutos "Storytellers The Doors", que se estrenó anoche y que se podrá podrá ver nuevamente hoy, a las 23. |
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