Sábado 30 de junio de 2001

 

Polémico fallo de la Corte francesa

 

Negaron que el feto goce de las protecciones acordadas para las personas ya nacidas.

  PARIS.- Un niño que aún está en el vientre de su madre "no es una persona", y en consecuencia para la Corte de Casación francesa es imposible acusar de homicidio involuntario y procesar a un automovilista que provocó la muerte de un feto.
Frente a un explosivo problema bioético, sin resolver en Francia ni en muchos países, los jueces del tribunal supremo ayer emitieron una sentencia sobre el status del feto que no da lugar a dudas: en su opinión, un ser todavía no nacido no goza de las protecciones acordadas por el derecho penal a las personas físicas.
"Para ser persona hace falta un ser viviente, y por lo tanto ya venido al mundo y aún no muerto", subraya el veredicto.
El caso surgió de una denuncia presentada por una joven, Sylvie Grosmangin, víctima de un trágico accidente de tránsito hace seis años en Metz (este de Francia). Mientras caminaba por la vereda junto a su pareja, la mujer había sido atropellada por un automovilista ebrio.
Como consecuencia, dio a luz en el hospital a un feto de seis meses, que murió de inmediato: graves daños en el cerebro, provocados por el golpe sufrido, le habían quitado toda capacidad respiratoria.
Los abogados de Sylvie argumentaron ante la Corte que el automovilista debía ser procesado por homicidio involuntario. El propio fiscal, Jerry Saint Rose, insistió en que "si no se pierde el sentido de las palabras, el embrión y el feto son seres humanos" y por lo tanto pueden ser considerados víctimas de infracciones penales "a partir de la concepción".
Para los jueces, les corresponde a los diputados y senadores "precisar las incriminaciones admisibles para el feto", inexistentes en las leyes actualmente vigentes. De inmediato la sentencia desencadenó grandes polémicas. "Es triste y decepcionante", lamentó Bruno de La Varde, abogado de la madre del feto muerto. A muchos abogados les parece, en efecto, que los supremos jueces, de hecho concedieron una licencia para matar respecto de los niños por nacer. En Francia, esta sentencia era muy esperada sobre todo por los movimientos antiabortistas: cualquier reconocimiento de los derechos del feto de parte de la Corte de Casación habría dado nuevas e importantes municiones a los grupos que luchan contra las leyes que autorizan la interrupción voluntaria del embarazo. (ANSA)
   
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