Lunes 18 de junio de 2001 | ||
MAS INFORMACION |
Nadie tutela a las adolescentes que estudian solas en El Cuy |
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El albergue estudiantil secundario no tiene un responsable a cargo. |
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Cinco ilusiones de mujer duermen bajo un mismo techo en un modesto módulo habitacional, casi en el límite de las edificaciones de El Cuy. Marisol, Magalí, Soledad, Janeth y Laura son las jovencitas que actualmente viven casi como adultas -de hecho dos de ellas están embarazadas- en el albergue de estudiantes secundarios. El alojamiento fue creado para aquellos adolescentes provenientes de hogares rurales o poblados muy alejados de la localidad . Ninguna de las chicas, con edades de entre 13 y 15 años –una sola tiene 19– alumnas de primero y segundo año, parecen estar al tanto del cúmulo de preocupaciones y versiones que sus vidas han generado en la pequeña comunidad de la Línea Sur rionegrina. Es que la residencia no tiene ningún responsable a cargo. Esta circunstancia ya ha dado pie para que rumores de cierto descontrol en las conductas y hábitos de las adolescentes que se albergan en la vivienda ganen la inquietud del vecindario y de las autoridades locales. Lejos de esos resquemores, las cinco muchachas enfrentan lo cotidiano a su manera. Es decir solas. Entre todas deben cocinar sus comidas, limpiar la casa, lavar su ropa, encender y mantener la estufa a leña, asearse. No tienen para eso ayuda ni compañía alguna. Ni una persona adulta supervisa de manera directa sus horarios de entrada o salida o los lugares adonde concurren. Si estudian o no, si cumplen con las tareas escolares o no, esto también es una cuestión que queda sujeta a la propia responsabilidad de cada jovencita o, en todo caso, a la presión o colaboración de sus compañeras. Si bien hay varios adultos que se ocupan en la medida de sus posibilidades de lo que acontece con las estudiantas del albergue, ninguno lo hace por delegación oficial del área educativa. Con fundadas razones, el comisionado de fomento, Dalmacio Soteras; la directora del colegio secundario, Cristina Guaglianone; el director de la primaria, Luis Cuello, coinciden en que una persona idónea debe asumir esa tarea en resguardo de la educación, seguridad y bienestar de las alumnas. Hasta la tutora -designada a los fines escolares únicamente- y una mamá que colabora en la residencia para alumnos primarios se preguntan cómo es posible que desde Educación o Acción social no se provea de lo indispensable, tanto materialmente como en personal al hogar estudiantil. Una de las iniciativas que se propusieron fue que las madres con hijas en el albergue vivieran allí alternadamente por quince días o un mes, y colaboraran haciéndoles la comida. Hasta ahora esa idea no ha prosperado. Las progenitoras, en todos los casos, residen lejos de El Cuy y "Río Negro" no pudo tomar contacto con ellas. La residencia es una vivienda prefabricada, del tipo de las que salieron a la venta luego de la construcción de la represa Casa de Piedra. Pertenece a la comisión de fomento de El Cuy que cedió su uso ya que desde el CPE se adujo total falta de fondos. De modo que las necesidades se cubren con distintos aportes. La comisión se hace cargo de los gastos de luz, en buena parte de la comida, garrafas y algo de leña que también llevan los padres. El cura del pueblo arrima lo que puede y desde Roca se han hecho eco vecinos e instituciones con donaciones, por ejemplo, de zapatillas. Igualmente, las carencias materiales son muchas. La vivienda pide a gritos mantenimiento exterior e interior y mobiliario. No hay calefón, heladera u otro artefacto eléctrico. Cuatro de las jovencitas actualmente alojadas tienen sus familias en Cerro Policía y otra en Tromenco, mucho más lejos. Por la distancia, la dificultad de transportes y vaya a saber cuántas otras cuestiones, sólo muy pocas veces -o ninguna- desde que empezaron las clases han regresado a sus hogares o han recibido la visita de sus seres queridos. La carencia afectiva y de contención se percibe en el aire aun cuando la camaradería entre ellas y el resto de los compañeros de la secundaria hacen de antídoto en los momentos difíciles. La comunidad de El Cuy hace lo que puede, las propias chicas tal vez más. Todo ese enorme esfuerzo colectivo por la educación de los adolescentes no merecería fracasar. Contratos de puertas adentro Foto 1: Las jovencitas en la intimidad de sus dormitorios. Ositos de peluche y fotografías de Ricky Martin adornan las paredes. A pesar de vivir solas, toda la casa se ve limpia y en orden. |
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