Domingo 10 de junio de 2001
		Estudian a los primitivos habitantes del Limay
		El relevamiento de un sitio cerca de El Chocón aportó nuevos datos.
		NEUQUEN (AN).- Unos cuantos siglos antes de que Colón llegara a América, los primitivos habitantes del río Limay comían huevos de choique, asaban guanacos, piches y cuises. Los hombres de las tribus nómades aprovechaban al máximo los moluscos (valvas) y caracoles que, además de formar parte de su dieta, aportaban material para fabricar colgantes de diminutas cuentas perforadas con paciencia plena. Estos aborígenes manejaban una alfarería básica en la que había variedad de vasijas y sobre todo tallaban y pulían en piedra puntas de flechas y de lanzas, además de preparar raspadores y morteros para moler granos. El relevamiento final del sitio Grande, muy cerca de la villa El Chocón, aportó una serie de datos que sirven para empezar a definir el perfil de los cazadores y recolectores del Limay, y abre las puertas para relacionar a estos aborígenes con los identificados en otros sitios medianamente cercanos. El equipo de investigación de la dirección de Cultura de Neuquén determinó que los huesos de dos hombres y los de un o una menor, encontrados en una isla del río Limay en 1997, tienen una datación de 800 años y corresponden a primitivos habitantes de la zona ribereña. Piezas de piedra Los restos estaban acompañados por una serie de piezas de piedra y cerámica, colgantes y raspadores que indican que esas personas tenían una íntima relación con el río. En su dieta habitual los integrantes de estos pueblos nómades incorporaban valvas y caracoles de río, además de una variada gama de alimentos autóctonos de los cuales también se encontraron vestigios. Los análisis de datación se realizaron en los laboratorios de la Universidad de Georgia (Estados Unidos) y modificaron los criterios iniciales de la investigación. Es que hasta ahora se pensaba que esos restos tenían sólo 400 años, es decir después del descubrimiento de América. El sitio fue detectado por el pescador Raúl Grande, quien avisó al equipo científico de la dirección de Cultura que -unos meses más tarde- realizó el rescate. Desde entonces, y comprobada la importancia del hallazgo, el lugar pasó a denominarse sitio Grande. La isla forma parte de un pequeño delta que, unos kilómetros río arriba, desemboca en el lago artificial Ezequiel Ramos Mexía, muy cerca de El Chocón. El lugar, hace cientos de años, habría sido una zona pantanosa y vez de una isla era parte de la costa del Limay. El rescate y los estudios estuvieron a cargo de la arqueóloga Claudia Della Negra quien explicó que la cerámica (los restos de una vasija de tamaño mediano) "nos permite avanzar en el análisis de las relaciones interculturales que habrían tenido los habitantes de esta zona". Para ella, la presencia de cerámica es un dato relevante pero su justo valor se conocerá recién cuando se interrelacionen distintos estudios. La isla es pequeña y tiene escasa vegetación, con gran mayoría de arbustos típicos de la estepa patagónica. Los huesos -que quizá hayan conformado un entierro- asomaron a raíz de las permanentes fluctuaciones del embalse que frena al río. Por ese fenómeno, gran parte de los restos, salvo el material de piedra (lítico), estaba muy deteriorado. Se trata de dos hombres, uno de los cuales al momento de su muerte tenía unos 50 años, una excelente dentadura, una grave problema de osteoartritis. El segundo hombre tenía entre 35 y 45 años y en los restos de su osamenta no había ningún sello distintivo. En el caso de la criatura sólo se puede determinar la edad: 8 años. "Eran muy pocos huesos, no se puede saber el sexo", explicó Della Negra en diálogo con "Río Negro". En la zona de El Chocón hay registros humanos muchos más antiguos. Por caso, cuando se hizo el relevamiento previo a la construcción de la represa, se encontraron vestigios aborígenes de unos 4.500 años. Los restos estaban en la zona que se inundó para hacer el embalse. En ese lugar apareció algo por demás llamativo: una mandíbula de pintada de rojo. Los materiales están en exhibición en el museo de la villa turística, famosa por tener allí los restos del dinosaurio Giganotosaurus Carolinii. Una fuente de vida que enseña el pasado NEUQUEN (AN).- La inmensurable fuente de vida que representa el río Limay lentamente devuelve retazos de una historia que les permite a los investigadores reconstruir, como si fuera un rompecabezas, la remota rutina de los hombres patagónicos en los siglos previos al descubrimiento de América. Está claro que el generoso torrente del Limay, cuyas aguas son la marca registrada de Neuquén, alimentó a los primitivos habitantes de la región de los cuales de a poco se comienza a conocer. Fue el mismo río el que sacudió la pequeña isla donde se encontraron los restos arqueológicos. De no haber sido por el embalse de la gigantesca represa hidroeléctrica (el lago Ezequiel Ramos Mexía) es probable que nunca se hubieran hallado los restos de las tres personas y los materiales y elementos de los que se valían para sobrevivir. La investigación del sitio fue posible solo gracias a la actitud del pescador aficionado Raúl Grande quien, antes que meter pala, dio aviso a quien corresponde, un acto sencillo y lógico pero no habitual. Los materiales no presentan el mejor estado, precisamente por el efecto del agua que, cada tanto, inunda las arenas de la pequeña isla de un profuso delta. A pesar de que pasaron 800 años, en sitio Grande la arqueóloga Della Negra encontró hasta cáscaras de huevo de choique, un elemento muy importante en la alimentación de los aborígenes. Si bien no está determinado con precisión, es muy posible que los huesos quemados que había junto a los restos humanos correspondan a un guanaco y los demás a un cuis u otro roedor de mediano tamaño. Las pequeñas cuentas hechas con las conchillas (valvas) conformaban delicados colgantes de color blanco, un elemento ornamental, presumiblemente de mujer, al que se le suma una suerte de pendiente de madera. La investigadora cree que en los estudios sucesivos se podrá avanzar en búsqueda de la relaciones que pudieron tener los distintos sitios que ha relevado la dirección de Cultura en la zona de El Chocón.
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