Domingo 3 de junio de 2001

 

La firme lucha de un dirigente de Sierra Grande que llegó más allá del fin

 

Un concejal que murió de cáncer dejó asentado su deseo expreso de que lo sometieran a una autopsia para determinar si los elementos tóxicos de la mina Hiparsa fueron los que provocaron la enfermedad. En la ciudad están alarmados por el número de personas que contraen ese mal. Cuarenta mil litros del líquido cancerígeno se hallan aún en la planta de Hiparsa.

  Hasta minutos antes de su muerte el edil de Sierra Grande, Fidel Arce, apostó a favor del mejoramiento de la calidad de vida de sus convecinos. Como era su costumbre, generó un golpe de efecto sorprendente tendiente a llamar la atención de la prensa y de las autoridades para ponerle fin a un estado de inquietud generalizada que desde hace años invade a los pobladores de la empobrecida localidad del sudeste de Río Negro: muchos habitantes están convencidos de que el número de enfermos de cáncer es exagerado para la reducida comunidad y no descartan que elementos nocivos presentes en la mina sean los que provoquen el origen del mal.
Arce fue un paladín en la lucha en defensa de los derechos de los trabajadores y por la reactivación de Sierra Grande. Acompañó la pueblada del 91 cuando se cerró la mina, participó de los incesantes reclamos por la reapertura de la empresa; en 1998 llegó a "atrincherarse" durante todo un día en las profundidades del socavón para reclamar por tres meses de salarios adeudados a los mineros.
Finalmente, en el último día de su vida mostró su entrega cuando solicitó a su médico a través de la firma de un acta, que al morir le realizara una minuciosa autopsia para determinar las causas que le provocaron primero una leucemia fulminante y luego un tumor pulmonar que derivaron en el inevitable deceso.
Los resultados de los estudios estarán en los próximos días y confirmarán o descartarán sus sospechas. Pero más allá del valor científico de las pruebas realizadas, los amigos de Arce suponen que el sindicalista y político serrano escondía otras intenciones. Su compañero de ruta, Carlos Roldán y su señora, afirman que "sin dudas fue un golpe de efecto, entregó su cuerpo para que lo estudiaran por el bien de la comunidad. Desde arriba la sigue peleando, es la forma que encontró para seguir luchando por la investigación sobre el peligro que puede existir en la mina".
Su hijo Carlos, de 20 años, recuerda cuando minutos antes de morir, le tomó la mano y le dio un fuerte apretón; "fue como si quisiera decirme que estábamos haciendo lo correcto", recuerda el joven, quien autorizó, tras el pedido expreso de su padre, que se realizara la autopsia. Arce murió a los 45 años, en Viedma el lunes pasado tras una fulminante leucemia que duró seis meses y a la que hace menos de un mes se le unió un tumor pulmonar.
Muchos habitantes de la ciudad sospechan que existen elementos tóxicos que provocan cáncer y apuntan sus inquietudes hacia los más de 40 mil litros de PCB -bifenil policlorado- existentes en el interior de más de 40 transformadores eléctricos existentes en la ex Hipasam, tanto en superficie como bajo mina.
Está comprobado que el compuesto es cancerígeno. Cabe recordar la investigación realizada por este medio en la que se constató la existencia de los transformadores en la planta de Hiparsa en agosto del año pasado y la que desarrolló "Telenoche Investiga" unos días antes en la ciudad de Pilar, que puso sobre el tapete nacional este preocupante tema.
La mujer del edil fallecido, afirma que, cuando comenzó a hablarse de los riesgos que generaba la sustancia, Arce le mencionó varias veces que "él había estado en contacto con ese líquido porque cuando trabajaba en la mina iba al lugar donde estaban los transformadores".
El PCB, conocido comúnmente como "askarel" e identificado en los transformadores a través de sus nombres comerciales "Clophen", "Pyralene", "Piranol", "Inerteen", entre otros, es un líquido viscoso, amarillo pálido, con suave olor a hidrocarburo, excelentes propiedades dialéctricas y buen coeficiente de transmisión del calor. No es combustible, por lo que es usado como refrigerante de transformadores y aislante de capacitores. Está calificado como "sustancia posiblemente cancerígena" y es altamente tóxico y nocivo si se entra en contacto con él, directamente, por inhalación o por ingesta.

Pedro Caram - Miguel Velázquez

"Otro más", dicen ante cada paciente

El director del Hospital de Sierra Grande, Marcos Jáuregui, repite que los índices de pacientes con cáncer en Sierra Grande no superan la media normal, a pesar de que reconoce que habría que realizar un relevamiento caso por caso para determinarlo.
Por su parte, la encargada de derivaciones del nosocomio, Ana Martínez, aunque destaca que ella no es médica ni cuenta con estadísticas precisas, sostiene que "cada vez que aparece un caso de cáncer decimos "otro más". Como toda la población estamos preocupados por la cantidad que se conocen, pero no sé si será un número que está dentro de lo normal o no".
Martínez también expresó que hay preocupación por el alto número de hipertiroidismo que se da en la localidad. Las afecciones en tiroides también pueden ser por causa de elementos tóxicos, según expresa por Internet el investigador Félix Pérez.
La inquietud se reconoce entre muchos pobladores. "Yo mandé pedir que me lo saquen de acá porque tenemos miedo", dijo una mujer, señalando el transformador de Edersa, situado delante de su comercio, frente a una escuela primaria.
La empresa de Energía asegura que cambió todos sus transformadores por los que no usan PCB. "Se hicieron estudios en varios transformadores y contenían niveles mínimos de "askarel", remanentes que permanecen después de remover el refrigerante y cambiarlo por el aceite", sostuvo una directivo local de Edersa. Fidel Arce, antes de morir entregó su cuerpo para que se intentara descubrir si existe relación entre la leucemia y el tumor en el pulmón y los productos tóxicos de la mina. Tal vez los análisis no den resultados precisos, pero con su acción póstuma el concejal pudo poner otra vez en debate regional y nacional un tema inquietante, al que muchas autoridades, en especial de la empresa Hiparsa, pretenden tapar, como al sol con una mano.

"Tenía muchos proyectos que la enfermedad le impidió concretar"

La historia reciente de Sierra Grande podría escribirse a través de la biografía de Fidel Arce. El sindicalista participó en todos los acontecimientos destacados de estos últimos años en los que la ciudad atravesó por su más profunda crisis.
Cuando el entonces presidente Carlos Menem comenzó su serie de privatizaciones y decretó el cierre de Hipasam, el trabajador minero junto a su amigo y compañero de ruta Carlos Roldán, entre otros, dejó las filas del peronismo e incursionó en la lucha sindical.
"Con Fidel tuvimos una historia de amistad a través de los años por haber caminado la misma ruta política gremial con ideales parecidos", expresa Roldán, quien en el 99 fue candidato a intendente en la misma lista que integraba Arce como postulante al Concejo, por el Frente Grande serrano.
En el 95, Roldán perdió una hija de ocho años en un accidente en el que un árbol situado en un predio de la empresa Hiparsa le cayó encima afectándole órganos vitales. Junto con Arce pasaron por duros momentos. En el 93 juntos convocaron a la pueblada contra el cierre de Hipasam, tomaron el municipio y Roldán, por aquello, debió ir detenido por algunas horas.
Los dos crearon la mesa directiva local de ATE, desde la cual se enfrentaron a los sucesivos directivos de Hiparsa que pretendieron profundizar achiques y reestructuraciones a costa de los trabajadores. "En el 98, nos debían tres meses de sueldos y Fidel dijo que había que hacer algo para llamar la atención de la prensa y las autoridades porque ya nos estaban cortando los servicios. Estuvo un día y una noche en la mina, "atrincherado" en las profundidades, en reclamo de soluciones", recuerda su amigo.
En abril del año pasado, tras la renuncia a su cargo de la primera concejal, Magdalena Odarda, Arce asumió con pleno ímpetu. "Tenía muchos proyectos para la ciudad que la enfermedad le impidió concretar", coincidieron sus compañeros Miguel Palma y José Guizzardi.
Desde ATE, a principios del año pasado Arce presentó una nota solicitando informes a Hiparsa sobre los transformadores con PCB. La misiva nunca fue respondida por los directivos. En agosto salió al aire el trabajo de "Telenoche Investiga" realizado en Pilar, y pocos días después la de este medio. Arce dijo entonces como concejal "que los titulares de la empresa no pueden excusarse con que es conveniente parar la planta antes que cambiar los transformadores, porque está en juego la salud de la gente". Con su póstuma acción Arce podrá echar luz sobre un tema que desvela a los vecinos de su pueblo.

El temor está presente

Muchos habitantes de Sierra Grande temen por la incidencia de los transformadores ubicados en la mina de Hiparsa en la salud de los mineros. Y también están inquietos por los de Edersa que se encuentran distribuidos en la ciudad.
Está confirmado que los de la mina contienen "askarel", un compuesto altamente tóxico y cancerígeno. En tanto, los urbanos cuentan con rótulos que aseguran que en el interior sólo existe aceite YPF, inocuo para la salud. No obstante, una fuente local de la empresa de energía expresó que "quién sabe si lo que dicen las placas es cierto". El directivo de Hiparsa, Luis Severino, por su parte expresó muy ofuscado con este medio por la insistencia sobre este tema que "por qué tanto lío con esto de los transformadores de Hiparsa, por qué no se fijan mejor en los de Edersa que quién sabe qué contienen".
Según las normas de seguridad para los trabajadores mineros encargados de la parte eléctrica, el PCB es un compuesto que puede afectar el organismo si es inhalado, ingerido o si se lo pone en contacto con los ojos o la piel, a través de la cual puede absorberse. El miembro de la Coalición Binacional contra tiraderos tóxicos y radiactivos, el mexicano Félix Pérez, en el sitio de la web laneta.apc.org, sostiene que en humanos, los PCB pueden ser causa de disfunciones inmunitarias, neurológicas, reproductivas, alteraciones hormonales y del desarrollo y cáncer.
En bajomina existen al menos seis transformadores con PCB de los cuales "algunos pierden gotitas", según expresó uno de los electricistas de la planta, Ricardo Morales.
Arce, a pesar de que Severino lo niega, estuvo trabajando bajo mina en reiteradas oportunidades y también en superficie. Era mecánico y como tal, en una oportunidad, según recuerda su amigo y compañero de labores Miguel Palma, tuvo que limpiar un camión en el que se había volcado el peligroso líquido. El año pasado, varios transformadores en desuso permanecían a la intemperie en la planta. Fueron trasladados hace un tiempo a un lugar acondicionado a pocos kilómetros de la planta. Pero quedaron conectados entre 40 y 60 transformadores con "askarel".
El secretario de Medio Ambiente, Oscar Massei, informó a este medio que hace unos seis meses ese organismo y la firma rionegrina mantuvieron una comunicación epistolar a través de la cual se le informó a Hiparsa que los transformadores podían ser exportados mediante tres empresas nacionales a uno de los tres países que reciclan esos aparatos cargados con PCB -Holanda, Francia y Bélgica-. Nada de eso se hizo y el peligro continúa latente. O presente.

   
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