Domingo 3 de junio de 2001 | ||
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Los hijos del sida llegan a la escuela: ¿de eso no se habla? |
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Cada día que pasa llegan más chicos con sida a las escuelas. Ante esta realidad que impacta fuerte a padres y docentes, se impone una duda: "¿cómo no discriminar al niño enfermo y recibir al mismo tiempo seguridades del colegio de que los chicos no se van a contagiar?". En Roca, este año, la resolución positiva de un caso echa luz sobre un tema del que poco se habla y mucho se teme. |
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Tiene cinco años y va a una de las 10 secciones que tiene un jardín de infantes en Roca. A los pocos días de comenzar las clases, el niño advirtió a sus compañeros de sala: "Tengo unos bichitos en la sangre, así que si me lastimo ni se les ocurra tocarla". Todos escucharon, todos asintieron, todos parecieron tomar nota. Lo comentaron en sus respectivos hogares. Y un padre se acercó al colegio y le preguntó a sus directivos: "¿saben Uds. que tienen un alumno con sida?". De inmediato, los temores, la falta de información y formación y el rechazo a "lo distinto" llevaron a muchos padres a plantearles a Inés Imaz, directora, y Alicia Molina, vicedirectora, "¿qué es esto de que tenemos un chiquito con sida junto a nuestros hijos?". Los menos decían: "No queremos discriminar, pero ¿qué medidas de seguridad nos garantiza la institución para pensar que nuestros hijos no se van a contagiar?". Por aquellos días de marzo de este año, maestros y directivos del jardín tuvieron que remar a partir de una realidad con varias consignas: - "Tenemos en la escuela un alumno que se sabe que tiene sida" (¿en cuántas escuelas habrá chicos con sida que no se sabe que lo tienen?). - "Los padres tienen información del tema, pero no formación". - "Todos estamos en situaciones de riesgo; por ello, desde hace cinco años que trabajamos a rajatablas con las medidas de bioseguridad (ver infograma) en la escuela. Ahora, todo será con más énfasis". - "Respetar el temor de los padres, respetar sus tiempos. Por ello, pidámosle que consulten primero a sus profesionales de confianza sobre el sida y que después vengan a una reunión con nosotras. Cada papá puede y debe definir lo que quiera, pero con información, con argumentos." En medio de este torbellino, el padre del niño con sida planteó retirar al chico de la escuela. "De ninguna manera se lo va a llevar", le dijo Imaz, convencida de que una vez más en su larga y seria trayectoria docente se le presentaba un desafío nuevo, "de vida o muerte". Tras intensas reuniones de estudio y trabajo con médicos del hospital local y del ETAP (Equipo Técnico de Apoyo Pedagógico), los docentes llamaron a los padres a una reunión amplia previo a la Pascua. La cita era para las 13.30 de un día de clase. Llegaron todos, menos la mamá del niño con sida que había muerto ese mismo mediodía. De sida. Confiesa Imaz hoy: todas pensamos lo mismo. En voz alta: "La mamá entregó la vida y nosotras agarramos las riendas". Por información, por coincidencia, por sensibilidad. Por lo que fuera. Lo cierto es que los padres dieron vuelta, solitos, la versión de la historia. "El único desprotegido es él. Por lo tanto hay que protegerlo entre todos". A semanas de este acontecimiento, Imaz y Molina aún se emocionan cuando lo cuentan. Todos coincidieron en que había que unirse para que "nuestros hijos no lo enfermen a él. Porque ellos no corren muchos riesgos, él sí". Y cuando se despedían, la mayoría se disculpó. "El miedo y el espanto nos hicieron decir cosas feas", reconocían con algo de culpa. Más de uno quizás se mostró tal como es. Pero bueno, lo cierto es que todos cambiaron. Qué pasó en el medio. La doctora Norma Salvatore, del hospital de Roca y que actúa específicamente con escuelas, ayuda a entender lo que pasó. "La respuesta con el miedo, tal como les pasó a estos papás, es lo más humano que podía ocurrir. Es instintivo, es de sobrevivencia. Es razonable esa primera respuesta irracional. ¿Hasta dónde corre peligro mi hijo?, dudaron todos. Pero lo bueno de este caso es que nadie se quedó en ese estadio. Evolucionaron hacia otro, comprendido por la información científica, la solidaridad y las ganas de convivir acorde con los tiempos que corren". Los maestros, los profesionales del ETAP y el equipo de salud del hospital público de Roca plantearon tres ejercicios a los padres para entender la situación. • Por un lado, ponerse en el lugar del otro. Qué pasaría si el que tiene sida es mi hijo. • Por otro, que debemos cuidarnos del sida como si todos tuviésemos sida. "Yo no sé quién tiene sida. Entonces, siempre tomo recaudos de prevención, más allá de que sepa que alguien tiene sida en la escuela, en la casa, en el barrio". • Por último, ser objetivos y prácticos, para serenarse. Entonces, razonar: el sida se puede trasmitir por contacto sexual (en el jardín, imposible), por intercambio y uso de jeringa (en el jardín, imposible) y por contacto con la sangre (es posible. "Entonces, trabajemos preventivamente en este punto", dijeron todos). De ahí en más, muchos chicos invitan al compañerito "bajo de defensas" a sus casas, otros van a la casa de él. Hasta la subjetividad de las maestras cambió: muchas de ellas creen ahora que casi nadie como él vive tan intensamente el momento. Cómo demostrarlo, pero lo aseguran. Paralelamente, hasta hubo una colega de Imaz que le preguntó si le había consultado a la maestra de esa sala si quería tener un chico con sida en su clase. "A mí jamás se me ocurrió semejante cosa. Eso es discriminar. Como siempre, y de eso los maestros sabemos bastante, privilegiamos el compromiso", dice la directora. En el jardín se trabaja todo el tiempo con las medidas de bioseguridad y con una conciencia más profunda sobre el sida. Trabajan consignas como "así como el pis no se toca, la caca no se toca, la sangre tampoco se toca". Dramatizan situaciones donde usan el ketchup como sangre y pasa la portera y muestra cómo limpia, la maestra se pone los guantes que siempre tiene en sus bolsillos y los niños actúan para la prevención. Pero que quede claro: a las maestras de este jardín les preocupa tanto el sida como la violencia familiar y el abuso a menores. "Son temas densos que no hay que esquivarlos. ¡Bah!, no se los puede esquivar por la abundancia en que llegan. Es lo que nos toca, ¿no?". Lo bueno, dicen, es cuando se ven los frutos de una conducción escolar y de una política de organización. Por ejemplo: en una fiesta patria, por vaya a saber qué coincidencia divina o humana, al niño en cuestión, al niño con sida, al niño que hoy todos quieren proteger, fue elegido por sorteo para llevar la bandera. Nunca antes, juran las maestras del jardín de infantes, la bandera había sido tan aplaudida como ese día. Algo estaban diciendo esas manos. Y esos corazones, claro está. Horacio Lara "Reaccionar con miedo es lo más humano que hay" "Yo no sé quién tiene sida, tengo que cuidarme como si todos lo tuvieran". La frase pertenece a la doctora Norma Salvatore, médica en el hospital López Lima, de Roca, y encargada de llevar adelante en las escuelas locales talleres sobre sexualidad, sida y adicciones. Miguel Vergara Hay una serie de síntomas que evidencian que un chico padece de HIV En la década de los "90, el incremento del número de casos de sida provocó un gran impacto en la salud, tanto en adultos como en niños. Es claro que a medida que se incrementa el número de mujeres con sida en edad fértil, irá creciendo la tendencia de transmisión vertical, situación que se puede revertir con un diagnóstico y tratamiento precoz en las embarazadas y los recién nacidos. |
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