Sábado 16 de junio de 2001

 

Fin de la pesadilla para los soldados rehenes de las FARC

 

Unos 29 soldados colombianos serán liberados hoy como parte del plan de intercambio de prisioneros entre el gobierno y la guerrilla. Muchos de ellos hacía meses que no veían el sol.

  Hablando a susurros después de meses o años de reclusión en improvisadas cárceles en medio de la jungla, 29 soldados y policías colombianos enfermos se regocijan, pocas horas antes de ser liberados por rebeldes izquierdistas.
Sin embargo, los secuestrados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), no ocultan su tristeza de dejar a 400 compañeros que aún permanecen bajo el poder de los rebeldes en las agrestes selvas del suroriente de Colombia.
"Estoy contento porque voy a encontrarme con mi mamá, pero triste porque voy a dejar a mi hermano acá", aseguró Herbert Torres, un soldado profesional.
Este militar integra el grupo de soldados y policías enfermos, muchos de ellos reclutados, que serán liberados por los rebeldes izquierdistas hoy tras un acuerdo de intercambio humanitario firmado hace dos semanas con el gobierno de Andrés Pastrana.
Los guerrilleros permitieron el acceso a un lugar secreto en la selva donde los 29 oficiales esperan su liberación.
Otro grupo de 13 miembros de las fuerzas del Estado serán dejados en libertad en diversas áreas de la región a cambio de 15 guerrilleros, también enfermos, que el gobierno mantiene como prisioneros en las hacinadas cárceles estatales. Una vez sean entregados los reclusos enfermos en poder del gobierno, las FARC liberarán unilateralmente, según prometieron, a otros 100 secuestrados de los cerca de 500 que están bajo su control. muchos desde hace más de tres años.
El acuerdo de intercambio revivió un lento y difícil proceso de paz, que muestra muy pocos resultados, desde que Pastrana cedió en noviembre de 1998 un enclave desmilitarizado del tamaño de Suiza a los rebeldes izquierdistas como punto inicial de las conversaciones.
El hermano mayor de Torres es uno de los que quedarán confinados a una liberación indefinida. Los dos permanecieron juntos en cautiverio hasta que Herbert fue destinado a recobrar su libertad por problemas de salud que le aquejan desde hace unas semanas. Los hombres estaban pálidos después de años en la densa selva. Sus brazos estaban infestados de picaduras de mosquitos, pero su ánimo mostraba un espíritu fortalecido a pesar de sus dolencias ."No vi el sol sino hasta hace dos horas, cuando nos dejaron salir a una explanada, no lo había hecho antes. Eso nos dio miedo. Nosotros teníamos temor de ver vehículos, trochas... hemos estado tanto tiempo en la selva", admitió Ricardo Galarraga, quien no ve a sus tres hijas desde noviembre de 1998
   
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