Cayó la jefa de la mafia napolitana

La "Piccola", de 51 años, comandaba los clanes más poderosos de la "camorra"

NAPOLES - La policía italiana asestó un nuevo y duro golpe a la "camorra napolitana" con el arresto de María Licciardi, la temible jefa de un cartel mafioso autor de despiadados crímenes.
Licciardi, de 51 años, apodada la "Piccola" (la pequeña) o "El general con faldas", está considerada el cerebro del cartel camorrista hegemónico en la sureña Nápoles, conocido como "alianza de Secondigliano" y que reúne a los cinco principales clanes que operan en la zona.
Para capturarla, los responsables locales de la lucha contra la mafia pusieron en pie una verdadera fuerza especial, integrada por decenas de hombres y sofisticada tecnología, como cámaras ocultas junto a las tumbas de sus familiares más allegados.
A los 51 años la mujer comandaba la organización mafiosa después de la detención de sus dos hermanos -Genaro y Piero-, uno de los cuales murió en la cárcel. El comisario Nicola Izzo, a cargo de la investigación, dijo que Licciardi fue arrestada gracias a la paciencia de la policía que siguió sus huellas día y noche.
Las fuerzas de seguridad estaban tras su rastro desde hacía más de dos años y estuvieron cerca de detenerla cuando fue arrestado su marido, también parte de la banda criminal.
Finalmente María fue sorprendida ayer en pleno día en la localidad de Melito mientras viajaba en automóvil con una pareja de amigos y cómplices que habían encubierto su fuga durante mucho tiempo y que también fueron arrestados.
Cabellos cortos, un simple vestido de algodón y un reloj de plástico de color en la muñeca derecha era su atuendo al momento del arresto. La "Pimpinela scarlata" presentaba el aspecto de una tranquila ama de casa.
Durante dos años había gozado de una red de protección en su propio barrio, Masseria Cardone, desplazándose de un refugio al otro, segura de poder contar con la obediencia y el respeto de hombres acostumbrados a matar. La jefa del clan de Secondigliano pasó algunos períodos en el exterior, donde su cartel tiene importantes intereses económicos.
Los hábiles cómplices de María Licciardi lograron descubrir los nueve autos camuflados que empleó la policía para seguirla hasta ayer, cuando dos motociclistas de civil la descubrieron en el automóvil con el que se desplazaba para cambiar de guarida.
La mujer estaba desarmada y no ofreció resistencia. No había alterado su apariencia sometiéndose a alguna cirugía plástica ni había modificado su color de pelo: era fácilmente reconocible en las fotos difundidas por la policía. (ANSA/EFE).

Una líder poco romántica y muy sanguinaria

Maria Licciardi sucedió en 1999 al frente del clan familiar a sus hermanos Gennaro y Piero, muerto y detenido, respectivamente.
Desde 1999 casi no salió de su barrio, donde sin embargo se cambiaba a menudo de casa para evitar a la policía.
La detenida carecía del halo romántico que caracterizó a otras mujeres históricas de la camorra, como la legendaria Pupetta Maresca, que mató con sus propias manos al asesino de su marido. Los investigadores la definen, en cambio, como una estricta dirigente del crimen organizado, más próxima a Rosseta Cutolo, "Ojos de hielo", hermana del "boss" Raffaele Cutolo.
Su fama de intransigente y despiadada alcanzó el cenit hace ahora un año, cuando decretó una guerra sin cuartel, que ya se ha cobrado decenas de muertos, contra uno de los clanes mafiosos integrados en la alianza de Secondigliano, la familia Lo Russo, que trató de hacer negocios por su cuenta.
La manzana de la discordia fue la distribución, en contra de las órdenes de Licciardi, de una partida de heroína pura, refinada por la mafia turca, que dejó un reguero de muertos en las calles de Nápoles y acabó conduciendo a la Policía al "corazón" del territorio mafioso. (EFE)

Foto: El "cerebro" de la alianza mafiosa, tal como figura en los prontuarios de la policía italiana.