Martes 12 de junio de 2001

 

La salud del presidente mostró errores en la comunicación oficial

 

Voceros del gobierno le bajan el tono a la afección, pero especialistas sostienen que "debe cambiar su vida"

  Buenos Aires (ABA).- Apenas pasado el mediodía, el presidente bajó del auto oficial y caminó con seguridad y prestancia por la explanada de la Casa Rosada, hasta ingresar por la puerta lateral. Saludó a algunos empleados, se cruzó con tres periodistas acreditados y hasta subió a su despacho del primer piso por la enorme escalera de mármol; todo sea para demostrar, claro, su "perfecto estado de salud", tal como asegura unas diez veces por día Héctor Lombardo, ministro del área y virtual vocero "ante enfermedades" de De la Rúa.
Así, para llevar tranquilidad, el mandatario regresó al trabajo, luego de la intervención médica a la que fue sometido el viernes pasado, y luego de un fin de semana de descanso. Todo indicaba que la representación no era necesaria: los mercados abrieron el lunes con una leve suba de la bolsa y siguió mejorando el riesgo país, lo que se revertiría con el correr de las horas.. "Los argentinos ya no nos asustamos con nada", fue el comentario risueño de Ricardo Ostuni, el vocero más oficial del delarruismo.
Es difícil comprender qué parámetros se tienen en cuenta a la hora de decidir la comunicación oficial. Los voceros gubernamentales siguen señalando que "no es nada", cuando se refieren a la angioplastia que se le practicó a De la Rúa para abrirle una arteria obstruida y permitir la colocación de un stent (malla metálica) que evitará que el vaso vuelva a cerrarse.
"De la Rúa está en perfecto estado, con óptima evolución, lo que permite afirmar que en adelante podrá desarrollar su actividad de forma totalmente normal", insistió ayer Lombardo. Sin embargo, los médicos especialistas consultados coinciden en que, si bien el problema no es grave ni merece la preocupación ciudadana, tampoco es una cuestión menor. "A partir de esto, el Presidente tiene que cambiar su vida, así de simple, y aunque suene exagerado. Tiene que ser consciente que su organismo necesita cuidados especiales. Debe seguir una dieta estricta, realizar ejercicios cotidianos y, sobre todo, evitar el estrés", señaló Claudio Zin, médico y periodista.
También en contraposición con las versiones oficiales, Jorge Belardi, el jefe del equipo médico que operó al Presidente, subrayó que De la Rúa "es un paciente crónico, por lo que tiene pequeñas arterias obstruidas, aunque ninguna de ellas requiere ahora una intervención.
¿Qué significa ser "paciente crónico? "Que el problema no puede ser solucionado con una simple operación. La circulación de sangre hacia el corazón no es óptima y es de esperar que pronto encuentren una nueva arteria obstruida, o incluso que el problema se complique", destaca el cardiocirujano Alberto Roig, consultado por "Río Negro".
"Es cierto -reconoció Belardi-, pero también es cierto que con controles periódicos y siguiendo un tratamiento es muy fácil controlar la afección". Y luego admitió: "Tendrá que tomar medicamentos de por vida".
Dichos medicamentos tienen por función controlar los lípidos; a eso hay que agregarle aspirina y otros inhibidores plaquetarios. Es decir, drogas que evitan la agregación de plaquetas de la sangre, un proceso que puede llevar a la formación de coágulos que puedan obstruir las arterias. De la Rúa también deberá ingerir medicamentos para mantener estable su presión arterial y deberá seguir una dieta rigurosa para cuidar sus índices de colesterol.
Así mismo, todos los médicos coinciden: es muy importante que De la Rúa evite situaciones estresantes. Pero, ¿cómo un presidente de la Argentina podría evitar el estrés? Difícil saberlo. El ejercicio del poder -con un ex presidente preso, un riesgo país en sube y baja, un megacanje complicado- parece incompatible con una "versión yoga" gubernamental.
   
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