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Timothy McVeigh comenzó la cuenta regresiva antes de enfrentarse a la muerte. En menos de 24 horas, un guardia de la prisión de Terre Haute (Indiana) lo sacará de la celda donde permanece en completa soledad . Allí tendrá su última oportunidad de ver el sol y respirar el aire libre y luego será llevado esposado y engrillado a un edificio de ladrillo, sin ventanas. Poco después, el autor del acto terrorista más grave de la historia de su país recibirá la inyección letal que cumplirá la sentencia de la justicia estadounidense.
McVeigh, un ex marine de 33 años condecorado por sus hazañas en la Guerra del Golfo Pérsico, será ejecutado mañana al mediodía (08.00 de Argentina) tras renunciar a una última apelación ante el Tribunal Supremo y a pedir clemencia al presidente, George W. Bush. La pena de muerte le fue impuesta por matar a 168 personas en el atentado de 1995 en Oklahoma City.
La ejecución de McVeigh estaba prevista para el 16 de mayo, pero la aparición entonces de nuevo material del FBI relacionado con su caso, obligó al Fiscal General (ministro de Justicia), John Ashcroft, a aplazarla hasta el 11 de junio.
Las últimas discusiones legales se refirieron a si se grabará a o no en video la muerte, ya que muchos temen que las imágenes puedan ser utilizadas comercial o políticamente (por grupos de ultraderecha )
El ritual de la muerte
Hasta ese momento, el convicto cumplirá con todos los rituales que preceden a la antesala de la muerte.
McVeigh pasa sus últimas horas en una celda aislada y bajo la estrecha vigilancia de sus guardianes, posiblemente escribiendo algunas cartas, según dijo Richard Burr, uno de sus abogados. Burr también señaló que su cliente, agotadas las apelaciones, "se prepara psicológica y emocionalmente" para su ejecución.
Esta se llevará a cabo siguiendo al pie de la letra el protocolo que en 1993 elaboró la Oficina de Prisiones de EEUU para de realizar las ejecuciones de forma "eficiente y humana".
El reglamento ordena que McVeigh llegue maniatado a la sala de ejecución de la penitenciaria de Terre Haute después de haber sido desnudado y registrado por los oficiales de la prisión, que le harán vestirse con pantalones y camisa verde caqui y zapatos sin cordones.
McVeigh, que aún no dio señales de haberse arrepentido del ataque, está en una celda de 12 metros cuadrados que tiene una ducha, un retrete, una cama y un escritorio metálico, y cuya única ventana da a una sala desde la que es vigilado continuamente.A ella se le ha permitido llevar tan sólo un libro, una revista o un periódico, pero no la televisión, como tenía en su celda anterior.
El protocolo manda que entre 12 y 24 horas antes de la ejecución, se le retire la posibilidad de hablar por teléfono, y se le permita que ordene su última comida, que se le servirá entre 3 y 12 antes de la dosis letal.
Durante ese período, McVeigh podrá recibir las últimas visitas de familiares inmediatos, de sus abogados o de otras personas con el permiso de la prisión, que en ese momento ya habrá restringido el acceso. El cierre total de la penitenciaria será hoy, después de que los prisioneros vean el partido de la final de la liga de la NBA entre Los Angeles Lakers y Filadelfia.
Entre tres horas y 30 minutos antes de su muerte, se escoltará a los verdugos hasta la sala de ejecución y, 45 minutos antes de ese momento, la dirección de la prisión dará instrucciones finales a los funcionarios involucrados.
Media hora antes de su ejecución, escoltado y maniatado, McVeigh llegará a esa sala, en la que sólo permanecerá el jefe de la policía local y los verdugos.
Testigos de su muerte serán 30 personas, de las que 10 serán periodistas, pero otras 300, entre víctimas y familiares de los que murieron en Oklahoma City, hace seis años, le verán expirar por circuito cerrado de televisión en el aeropuerto de esa ciudad.
Se espera que las últimas palabras del terrorista sean el poema "Invicto", incluido en su biografía, "Un terrorista estadounidense", en que dice: "Soy el dueño de mi destino/Soy el capitán de mi alma".
Después, el alcaide de la prisión, Harley Lappin, pronunciará las palabras rituales "estamos preparados", que darán paso a que McVeigh reciba la inyección letal, mientras un electrocardiograma seguirá sus últimas señales de vida.
El alcaide Lappin anunciará después la hora de la muerte y cerrará las cortinas de la sala, mientras que los testigos abandonarán la habitación contigua y, por grupos separados, serán escoltados por oficiales de la prisión hasta sus vehículos.Mientras la sala de ejecución se limpia, el cadáver de McVeigh será llevado al forense para la autopsia.
Afuera, unos 1.500 representantes de los medios esperarán el comunicado sobre la muerte de McVeigh. (EFE-Reuters)
No se arrepiente de nada
TERRE HAUTE, EEUU (Reuters).- Sin arrepentirse públicamente por matar a 168 personas en el peor acto terrorista en Estados Unidos, Timothy McVeigh enfrentaba ayer uno de los últimos días de su vida tras abandonar cualquier nueva apelación.
La decisión de McVeigh de poner fin a los recursos legales, que se habían basado en miles de páginas de documentos que ocultó durante su juicio la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), atrae la atención hacia su ejecución prevista para el lunes.
Cientos de reporteros se encuentran reunidos en Terre Haute, en el estado de Indiana, preparándose para cubrir la ejecución, probablemente la de mayor despliegue periodístico jamás visto en el país."El llegó a un punto en que no quiere que hagamos más nada y (...) debemos respetar su decisión. Francamente, no estamos en su posición y no tenemos que prepararnos mentalmente como él", dijo uno de sus abogados, Robert Nigh.
"El no pensó que con los dos dictámenes que obtuvimos en 24 horas, la Corte Suprema nos fuera a dar ayuda alguna. No creo que Tim McVeigh quiera morir más que el resto de nosotros'', dijo Chris Tritico en los terrenos afuera de la Penitenciaría donde su cliente espera la ejecución.
La última cena de McVeigh, si toma alguna, no será revelada hasta el día de la ejecución, dijo la Dirección General de Prisiones de Estados Unidos. "Creo que desea pasar solo sus últimos días'', declaró. "Esa fue la indicación que tuvimos en mayo y no veo ninguna razón de que haya cambiado ahora''.
Todavía no se ha revelado ningún arreglo para después de su muerte, pero su padre dijo que McVeigh pidió ser cremado y sus cenizas entregadas a su abogado Robert Nigh.
Será el primer ejecutado por la Justicia Federal en los 38 años últimos
Washington (EFE).- El terrorista Timothy McVeigh será el primer ejecutado federal en 38 años y también el primero que reciba una inyección letal, un castigo que las autoridades estadounidenses consideran como el más humano y eficaz posible.
Quienes le antecedieron fueron ahorcados, llevados a la cámara de gas, electrocutados o fusilados.
El último condenado federal fue Victor Feguer, llevado al cadalso en la penitenciaría estatal de Iowa por el secuestro y asesinato de una mujer en 1963.
Desde 1927 le habían precedido 34 condenados, entre ellos los espías Julius y Ethel Rosenberg, electrocutados en 1953 por entregar secretos atómicos a Rusia.En 1942 fueron ejecutados, en el mismo día, seis oficiales nazis que habían ingresado furtivamente en el país para llevar a cabo sabotajes.
Según los detractores de la pena de muerte, el castigo que recibirá McVeigh abrirá las puertas a más ejecuciones federales, entre ellas la del mexicano Juan Raúl Garza ocho días después.
Pero ninguna tendrá la resonancia ni abrirá la polémica que sacudió hasta las raíces a la sociedad estadounidense, impulsó ruegos estériles de clemencia del Papa Juan Pablo II y de grupos nacionales e internacionales de defensa de los derechos humanos.
Los ejes del debate sobre la pena de muerte van desde el hecho, admitido el año pasado por el gobierno, de que su aplicación tiene connotaciones racistas hasta errores en los juicios y acusaciones de que es una vergüenza que EE. UU. sea el único de los países industrializados que no la ha derogado y que además sea transformada en un show mediático.
"Debería haber todavía más debate antes de que se realice la primera ejecución federal en 38 años", manifestó Richard Dieter, del Centro de Información de la Pena de Muerte.
La pena de muerte federal se ejerce contra quienes han cometido delitos vinculados al narcotráfico, el terrorismo, el espionaje, asesinato de funcionarios federales y sabotaje, entre otros delitos.
Se diferencia así de la pena de muerte general, vigente en 38 estados, que se aplica en casos de delincuencia común, principalmente por asesinatos en primer grado. Por estos últimos delitos han sido ajusticiados desde 1976, 716 convictos a quienes se sumará el también mexicano Gerardo Valdez, un asesino que recibirá una inyección letal en Oklahoma el mismo día de la ejecución de Garza y que fue condenado a muerte por el homicidio de un hombre y por haber ordenado el asesinato de dos informantes.
El Centro de Información sobre la Pena de Muerte señala que más de 3.700 asesinos convictos esperan su ejecución en los corredores de la muerte del país. |