Viernes 8 de junio de 2001 | ||
Análisis: Todo es posible
|
||
La comparación podrá parecer odiosa y exagerada, pero alguien la planteó con crudeza ayer ante el ministro del Interior, en presencia de testigos. Al Capone, jefe de la mafia norteamericana, no fue llevado a la cárcel por sus crímenes más graves, sino por evasión de impuestos. Mientras fue presidente, Carlos Menem se preocupó en buscar la ayuda de funcionarios y magistrados complacientes para cerrar cualquier posible persecución en su contra por actos corruptos y enriquecimiento ilícito. Pero descuidó la causa por el tráfico ilegal de armas, quizá porqué pensó que no había riesgos por el lado de Jorge Urso, uno de los jueces de la "servilleta". Además, confió (¿todavía confía?) en los "adictos" de la Corte Suprema, donde finalmente recalaría el expediente, y en el respaldo del gobierno de Bush hijo, que a través de un vocero del Departamento de Estado, lo desautorizó por haber revelado que hubo un "guiño" de Bush padre, en 1991, para enviar material bélico hacia los Balcanes. Hay que ser claros: entre un presidente con mandato popular y el jefe de una banda hay una diferencia abismal. Con "entereza", Menem enfrentó la orden de arresto. La bolsa subió, el riesgo país siguió descendiendo y la sociedad no se partió en dos por su infortunio personal, una gota en medio del mar de penurias colectivo. En la Rosada, como anticipó "Río Negro", se celebró con recato su confinamiento en una celda de oro, pero se iniciaron negociaciones para encauzar el proceso electoral de octubre, en un momento político y económico delicado, con "incendios sociales" incipientes, como se lo hizo notar Duhalde a De la Rúa, al empezar a enhebrar un acuerdo de unidad nacional . "La palabra indulto no figura en el léxico de De la Rúa", dijo Nicolás Gallo. Sin embargo, el ministro del Interior Ramón Mestre, interlocutor habitual de su antecesor justicialista Carlos Corach, apuntó que en un país "donde fueron perdonados tantos delincuentes", no hay que descartar una dispensa a un hombre que ejerció el mando constitucional durante diez años y medio. De hecho, aun prisionero y abandonado por los principales dirigentes del partido atomizado que preside en forma virtual, Menem se ilusiona con la quimera del retorno y apuesta a su capacidad de provocar daño. Eso preocupa al conciliador De la Rúa. Menem amenaza con dinamitar lo que está construyendo Cavallo, el otro firmante de los decretos que hoy, por esas circunstancias inexplicables del devenir argentino, es el hombre fuerte de la alianza que llegó al poder denostándolo. Aunque Urso consideró que no había méritos para indagarlo. El maquiavelismo y la falta de coherencia de los actores políticos, tan vituperados por una sociedad no inocente, asusta. Ruckauf, apela ahora a una frase renovada de Balbín, y afirma que "hay que ayudar a De la Rúa a llegar, aún con muletas, al 2003". ¿Hasta dónde es sincero? ¿Hasta dónde los dirigentes partidarios que no están detrás de las rejas apelarán a la mesura y no a la anarquía, para encontrar soluciones valederas y transparentes? Arnaldo Paganetti |
||
® Copyright Río Negro Online - All rights reserved
|
||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación |
||
|