Viernes 8 de junio de 2001

 

Tony Blair lograba una cómoda reelección en el gobierno británico

 

Encuestas en boca de urna daban cómoda mayoría al laborismo en el Parlamento.

  LONDRES (ANSA).- El laborismo británico obtuvo ayer una contundente y previsible victoria en las elecciones generales -repitiendo en términos casi calcados su triunfo de 1997- por lo que el premier Tony Blair será reelegido por aclamación popular, según evalúan analistas locales.
Una vez cerrados los colegios electorales británicos y con el recuento de votos en marcha, una encuesta en boca de urna confirmó lo que ya habían pronosticado todos los sondeos de opinión de voto a lo largo de la campaña: el triunfo por amplio margen de los laboristas.
Los resultados más madrugadores de cuatro circunscripciones dieron el triunfo a los candidatos laboristas, aunque en algunos de ellos lo hicieron con un menor margen que hace cuatro años.
La encuesta en boca de urna, llevada a cabo por la BBC que recogió las respuestas de 18.000 votantes, dio al partido del Gobierno un 44 % de los votos (frente al 43,2% de hace cuatro años), contra un 32% para el Partido Conservador (ligeramente superior al 30,7% de los anteriores comicios) y un 17% para los Liberal Demócratas (una mejora de apenas un puntoporcentual).
El resto de partidos, todos minoritarios, se repartirán el por ciento remanente. No obstante, este sondeo otorga una mayoría absoluta é 160, 19 menos que en 1997, aunque el sistema mayoritario -por el que accede al parlamento el candidato más votado de cada una de las 659 circunscripciones del país- hacen estos datos poco fiables y bien podría acabar siendo superior.
Por otro lado, un tiroteo en el que dos agentes de policía resultaron heridos 15 minutos antes del cierre de las urnas en un colegio electoral de Irlanda del Norte empañó una jornada que hasta entonces había transcurrido sin desórdenes.
Aunque todavía no está muy claro lo sucedido, según las primeras informaciones un pistolero salió de un coche frente a uno de los edificios en que se llevaba cabo la colecta de votos, en Draperstown, al noroeste de Belfast, y efectuó varios disparos hiriendo a un policía en un hombro y otro en un brazo.
En Irlanda del Norte, al igual que en Inglaterra, se elevaron a cabo elecciones municipales al mismo tiempo que las generales.
El viceprimer ministro laborista, Gordon Brown, recibió con satisfacción los datos de las encuestas y aseguró que su partido estaría muy feliz con una mayoría de 160 diputados.
"La gente debe darnos una oportunidad de completar nuestro trabajo. Si la encuesta es correcta, estaremos muy contentos con el resultado, pero tenemos que esperar y ver. El sondeo muestra que hemos sido reivindicados en nuestra gestión", analizó
Por su parte, el número dos del Partido Conservador, Michael Portillo, que aspira a suceder a William Hague al frente de la formación, ya comenzó a lanzar dardos envenenados contra éste".

Un lento recuento

El recuento prolongará a lo largo de toda la noche el número definitivo de bancas conseguidas por cada partido no se conocerá hasta hoy
Los temores de una alta abstención parecen haberse confirmado y se calcula que sólo acudió a votar un 61% del electorado, un 10% menos que en los anteriores comicios generales y la cifra más baja desde 1918, en que el país estaba inmerso en la Primera Guerra Mundial.
En total se dispusieron alrededor de 45.000 colegios electorales, algunos de ellos en lugares tan pintorescos como pubs e incluso uno en un restaurante de comida rápida del plato tradicional inglés, pescado con papas fritas.
(ANSA)

Perfil: Un liderazgo sin oponentes

El aplastante triunfo electoral que los resultados de boca de urna otorgaron al primer ministro Tony Blair, demuestran que por el momento no hay en el Reino Unido un candidato que pueda disputarle el liderazgo del país.
En 1997, Blair ganó por primera vez las elecciones y se convirtió en primer ministro, con sólo 43 años y sin otra experiencia que la dirección desde 1994 de un Partido Laborista modernizado a la fuerza.
Anthony Charles Lynton Blair se presume británico pese a ser escocés, ya que nació el 6 de mayo de 1953 en Edimburgo. A sus 48 años, nunca ocultó que se siente más cerca de los empresarios que de la vieja guardia izquierdista de su partido.
El papa de Tony Blair, Leon, fue un profesor en leyes en la Universidad de Durham y su hijo lo describió alguna vez como "thatcherista". Y pese a su origen burgués, se convirtió en el salvador de la izquierda británica. En 1997 barrió del poder a los conservadores con una doble imagen de pragmático y visionario.
Este anglicano practicante, que a menudo da la impresión de estar investido de una misión, prometió que su país se convertiría en "un faro para la humanidad".
Como jefe del Partido Laborista prometió un segundo mandato "más radical", ya que muchos electores quedaron decepcionados por su timidez a la hora de abordar las reformas sociales.
Abogado de formación, de palabra y sonrisa fáciles, Blair mostró una verdadera fuerza de convicción al arrancar un acuerdo de paz para Irlanda del Norte en abril de 1998, o al defender un embrión europeo para la defensa frente a una prensa extremadamente eurófoba. Pero el gran designio pareció en ocasiones diluirse en las brumas de la política, como en la caso de la fiebre aftosa y las huelgas camioneras, que minaron su imagen.
Ya perdió la frescura de cuando fue elegido líder de su partido. Pero sigue teniendo un gran carisma y despierta amplia adhesión en el electorado británico , que si bien ya no lo ama como antes, respeta su buen gobierno
El primer ministro del Reino Unido también dio que hablar por algunos aspectos de su vida familiar.
Su cuarto hijo, Leo, llegó a este mundo el 20 de mayo de 2000 y es el primer bebé que se cría en el número 10 de Downing Street desde hace 152 años. Captó la atención también de la circunspecta ciudadanía británica, cuando dos meses después de nacer Leo, el hijo mayor de los Blair, Euan, fue detenido por la policía que lo encontró borracho tirado en una plaza céntrica.
Su esposa, Cherie, de 48 años es una de las abogadas más prestigiosas de Gran Bretaña, y por eso fue nombrada "consejera de la Corona", con lo que sus ganancias ascendieron a 400.000 dólares anuales, cinco veces más de lo que su esposo .

Análisis: Un respaldo con exigencias de cambio

Blair deberá demostrar en su segundo mandato, que sabe gobernar el cambio, después de cuatro años en el curso de los cuales se dedicó a la consolidación de la economía.
Tiene hora por delante un desafío que es complicado y otro que es complicadísimo.
El complicado es conseguir que mejoren, los servicios públicos, sobre todo el transporte, la sanidad y la educación, que fueron ejemplares y que hoy son impropios de un país desarrollado.
Y el complicadísimo es la batalla del euro. Porque el primer ministro sabe que a este país le encanta coquetear con su propia insularidad, que es proclive al aislamiento y que está más pendiente del lejano primo americano que del cercano socio europeo. El euro, será el próximo objetivo en la carrera política de Tony Blair porque, europeísta al fin, quiere que el Reino Unido adopte la moneda única y para ello deberá convocar a un referéndum que le costará ganar más que estas elecciones.
Su nuevo gobierno no será fácil porque no es simple hallar nuevos equilibrios en las relaciones entre exigencias sociales e individuales, entre progreso y servicio público y entre Estado e individuo. Esos nuevos equilibrios deben reconocer el poder de los mercados y permitir tomar decisiones difíciles que admitan la riqueza individual sin permitir la pobreza.
Abandonada la "tercera vía" y casi olvidada también la denominación de "new labour", el partido histórico de los trabajadores británicos apuntó al centro para ganar primero y confirmar luego la confianza del mundo de las finanzas y de la economía.
Ahora debe garantizar a los empleados y operadores de segundo nivel del "circo" financiero, a los estudiantes y amas de casa, servicios de educación y salud que no sean los del "tercer mundo", denunciados en la campaña electoral. Para lograrlo, Tony Blair debe rever los equilibrios del equipo de gobierno de un lado y ganar el enfrentamiento con la burocracia por otro.
Blair piensa en una reorganización profunda del corazón de la administración pública, las oficinas del primer ministro. La nueva estructura operará en grandes áreas: análisis de las políticas, actuación y comunicación y estrategias. Las ideas, ilustradas por Blair tiempo atrás en una entrevista, significan desahacer el sistema tradicional de la burocracia en favor de estructuras e instrumentos nuevos y más elásticos.
Los objetivos son la reorganización del sistema sanitario, escuelas mejores y mejores profesores, transportes rápidos y que funcionen y una industria alimentaria que no produzca más los desastres de los últimos años. Todas esas "fallas" impidieron al barco laborista llegar a destino en los primeros cuatro años de gobierno.
Blair ganó cómodamente estas elecciones no sólo porque hizo un buen gobierno, sino porque la gente creyó en su promesa de cumplir en este segundo mandato con todos los compromisos sociales que aún no concretó. Pero no será un cheque en blanco y la gente le pedirá cuentas pronto.

Foto: El primer ministro vota en los comicios; después se dirigió a su búnker a esperar los resultados.

   
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