Los destrozos tras los festejos reinstalaron las quejas y el debate

En el centro neuquino chocaron hinchas de Boca y policías. Hubo más de cien detenidos, roturas, saqueos y lesionados. Nadie sabe qué hacer para evitar que estos episodios se repitan.

NEUQUEN (AN).- Los destrozos provocados por los hinchas de Boca Juniors, al festejar la conquista de la Copa Libertadores, instalaron otra vez el debate sobre los hechos de violencia que se producen en el centro de la ciudad cada vez que hay concentraciones de este tipo. Mientras desde la Policía se informó que "el amplio operativo impidió que las cosas fueran peores", y los comerciantes más afectados se quejaron porque otra vez tendrán que pagar los vidrios rotos, las cifras hablan por sí solas: hubo 125 detenidos, tres policías y dos civiles lesionados, 20 vidrieras rotas y dos locales saqueados. La cantidad de personas que se concentró para la fiesta que terminó en batalla campal fue estimada en 4.500 personas.
Poco antes de la medianoche del jueves Julio Pinheiros, de Cruz Azul, erró el penal y Boca retuvo la Copa Libertadores de América. En todos los barrios de la ciudad, los simpatizantes xeneizes comenzaron a lanzar cohetes y petardos y a movilizarse hacia en centro. "Parecía Año Nuevo", dijo un vecino de la zona oeste.
A diferencia de lo que ocurrió cuando San Lorenzo obtuvo el título del torneo Clausura -ese día la presencia policial fue casi nula- la Jefatura de Policía montó un vasto operativo con 220 efectivos uniformados y otros 80 de unidades de especiales como Tránsito, Delitos, Bomberos y Toxicomanía.
La información oficial da cuenta de que los episodios más violentos se circunscribieron al área de la Avenida Argentina entre el monumento a San Martín y Juan B. Justo, y en la diagonales Alvear y 25 de Mayo. En la zona del bajo sufrieron la rotura de vidrieras dos negocios de la galería Paseo del Sol.
Los simpatizantes de Boca se concentraron masivamente en el monumento y luego realizaron la clásica "vuelta olímpica" por la avenida Argentina. El recorrido fue más largo que el habitual dado que llegaron hasta la ruta 22. Luego volvieron al monumento. Durante este regreso se produjo el primer episodio violento cuando un grupo arrojó piedras contra el edificio de Casa Tia, aunque sin mayores consecuencias para los grandes vidrios de ese hipermercado.
Los mayores disturbios se produjeron hacia las dos de la mañana, cuando los manifestantes intentaron realizar una nueva vuelta por la avenida Argentina. Los uniformados les cortaron el paso a la altura de la calle San Martín, lo que generó un enfrentamiento y los primeros gases lacrimógenos.

Comienza el caos

El ataque a los comercios comenzó en el momento del caos derivado del lanzamiento de los gases. Unos 20 locales sufrieron la rotura de sus vidrieras, y en el caso de la casa de ropas Amici y la librería Din Don, robos. Un singular episodio ocurrió en la casa de ropas porque los agresores no sólo robaron prendas de vestir sino también maniquíes que luego abandonaron a 50 metros del local.
La policía informó oficialmente que 125 personas fueron demoradas, de las cuales 100 eran mayores y 25 menores de edad. Estos últimos fueron entregados a sus padres durante la madrugada de ayer, mientras que los mayores fueron recuperando su libertad a medida que eran identificados y a media mañana ya no había detenidos.
Además tres uniformados y dos civiles resultaron lesionados, unos como consecuencia de piedras que arrojaron simpatizantes de Boca y otros por los gases lacrimógenos. Todas son lesiones leves.
El jefe de la Policía, Juan Carlos Lezcano, pese a las cifras del enfrentamiento indicó que el saldo fue menor que en otras ocasiones. También identificó a los responsables como "los mismos grupos de siempre" que aprovechan la multitud para provocar disturbios
Desde la Asociación de Comercio, Industria, Producción y Afines (Acipan), el secretario de la organización Carlos Arias, separó a quienes fueron a participar de una fiesta de los grupos violentos.
Rescató además la actitud de la policía que a su criterio contuvo en la medida de sus posibilidades a los agresores. Le sorprendió al dirigente empresario el "nivel de violencia" de los agresores, a punto tal, reconoció, "que daba miedo"
En tanto, entre algunos de los comerciantes cuyos negocios fueron blanco de la agresión las opiniones estaban divididas. Hubo quejas porque en determinados casos, los agresores y ladrones de mercaderías fueron capturados "in fraganti" por los efectivos policiales y liberados pocas horas después. Otros fueron más contemplativos con la policía, que fue superada en número por los manifestantes y por la amplia zona en la que actuaron los agresores.

"Evitamos un desastre mayor"

NEUQUEN (AN)- "La cordura y la prudencia demostradas en el uso de la fuerza y la masiva presencia policial, que en algunos sectores hizo de escudo para los comercios, evitó desastres mayores", afirmó ayer el jefe de la Policía, Juan Carlos Lezcano. Por otra parte, atribuyó los desmanes a "los grupos minúsculos de siempre" que participan de las manifestaciones.
En diálogo con "Río Negro", el jefe policial señaló que "los incidentes se produjeron cuando en la segunda vuelta olímpica, algunos de los participantes comenzaron a arrojar piedras contra el personal policial en la zona de la Vuelta de Obligado". Los efectivos respondieron "como medida de disuasión", y se desató la batalla campal.
Lezcano destacó que "si comparamos con otros festejos, los daños no fueron de consideración y se evitaron males mayores. Obviamente, lo ideal sería que no ocurriera nada pero la realidad nos indica esto, y vemos que hechos similares se repiten en otras partes del país". Por otra parte, destacó que "la Policía interviene para salvaguardar bienes y personas. No hubo represión indiscriminada sino un fuerte operativo de prevención, con la participación de 220 efectivos al mando del subjefe de Policía y del jefe de la Dirección Seguridad Neuquén".
Destacó que "los grupos que provocan disturbios son reducidos y son siempre los mismos".

Foto: Hinchas y policías protagonizaron escaramuzas y enfrentamientos en una amplia zona. Los manifestantes destruían todo lo que podían a su paso.