Sábado 23 de junio de 2001

 

Lo condenan a tres años por abusar de empleadas

 

El fiscal descartó la acusación por violación. Sin embargo, los jueces lo penaron por abuso. La relación de mayor jerarquía fue un agravante.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Rindolfo Soria, el encargado de una hostería en Puerto Blest, fue condenado por la Cámara Primera del Crimen a tres años de prisión por abusar de dos empleadas. En un primer momento se lo había acusado de violación, pero el fiscal no halló elementos para acusarlo por este delito y pidió que de ese cargo se lo absolviera por el beneficio de la duda.
Los jueces valoraron como circunstancia agravante la relación jerárquica del imputado respecto de las víctimas y que los hechos se hayan cometido en un lugar alejado de la ciudad, pero también atendieron a la falta de antecedentes computables de Soria y le impusieron un año menos de lo que había solicitado el fiscal Carlos López.
Los hechos investigados por el tribunal ocurrieron el 10 de diciembre de 2000 y el 13 de enero pasado en el hotel ubicado en Puerto Blest, un paraje paradisíaco al que se llega únicamente en barco después de navegar cerca de una hora hasta uno de los extremos del lago Nahuel Huapi, al oeste del Llao Llao.
La primera en denunciar la situación de acoso fue una jovencita que le comentó el episodio en forma inmediata a sus compañeros y al día siguiente regresó a Bariloche y radicó la denuncia policial en la comisaría 27 de Melipal. La otra se animó a denunciar después, aunque se trata del hecho ocurrido el 10 de diciembre de 2000.
La primera víctima declaró que en esa ocasión no habían quedado pasajeros en el hotel y que el personal de la cocina se había retirado a las habitaciones que ocupan, alejadas a unos 200 metros de la construcción principal. Explicó que el acusado la había invitado a su oficina, en momentos en que bebía whisky y miraba películas pornográficas, y le propuso que la pasaran bien. Aseguró que había querido resistir el manoseo, pero que fue perseguida hasta su habitación y que allí la accedió carnalmente en dos oportunidades pese a su resistencia.
La otra víctima relató que Soria había ingresado a su habitación con la excusa de buscar frazadas para un huésped, pero que en cuanto traspuso la puerta comenzó a manosearla y a besarla, hasta que logró rechazarlo.
El fiscal entendió que no había podido acreditarse con certeza la violación denunciada por la primera víctima, porque denunció mucho después el incidente y no existió el examen médico que podría haberla comprobado, pero mantuvo el reproche por el abuso sexual porque consideró creíble los dichos de la joven, a quien le habría prometido un contrato laboral si accedía a sus pedidos.
Para el juez Alfonso Pavone, el testimonio de otra pasante del hotel fue fundamental. Esa joven prefirió no denunciar los hechos, pero realizó un pormenorizado relato de los acosos y manoseos que dijo haber sufrido durante el tiempo que se desempeñó en el hotel, concordante a juicio de Pavone con el resto de las pruebas. También declararon otras empleadas, testigos parciales de los hechos, y el magistrado consideró que esos testimonios probaban "de manera fehaciente la autoría culpable del imputado en ambos hechos". Pavone también descartó la hipótesis del complot en su contra que denunciara Soria durante la indagatoria, y lo consideró autor de abuso sexual "mediando violencia y coacción derivada de la relación de dependencia y autoridad funcional que detentaba con las víctimas.
   
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