Martes 19 de junio de 2001

 

Despidieron a las víctimas de Plaza Huincul

 

La familia del agresor decidió armar sus valijas y mudarse a Río Negro. Sigue en grave estado Omar Cofré

  PLAZA HUINCUL (ACC).- Unas quinientas personas despidieron ayer a los tres integrantes de la familia Cofré que fueron asesinados por un vecino el sábado último a la noche. Rostros acongojados de los familiares y amigos de Margarita Mardones, Pamela y Cristian Cofré se veían ayer por la tarde en el centro comunitario, donde fueron velados sus restos, y luego en el cementerio local. Mientras tanto, la familia Domínguez dejó su casa y partió rumbo a Río Negro.
Poco después de las 16 de ayer, arribaron al centro comunitario del barrio Centenario los coches fúnebres para trasladar los restos de Margarita (41) y sus hijos Pamela Ivana (18) y Cristian Omar (15), que eran velados desde el domingo. Alrededor de medio millar de personas se acercó hasta la avenida 1º de Mayo y Mérida, y esperó a que la caravana comenzara el recorrido hasta el cementerio local.
Una patrulla policial fue la encargada de encabezar la larga fila compuesta por una treintena de automóviles y dos colectivos. Otros tantos, prefirieron esperar en la necrópolis. Hasta allí, cuando llegaron los vehículos fúnebres, los tres ataúdes fueron depositados en la capilla que existe en el lugar para que los familiares se despidieran.
Entre la concurrencia estuvieron tres detenidos que están alojados en la Unidad Nº 21 de Cutral Co y que solicitaron ir hasta el cementerio. En un celular y con custodia policial los internos descendieron del vehículo y fueron acompañados para darles el último adiós a las tres víctimas.
El intenso frío -a pesar del sol- no impidió que una numerosa cantidad de personas se acercara hasta el cementerio, entre ellos seguidores de los Testigos de Jehová, religión que practicaba Margarita Mardones.
Mientras tanto, en el Sanatorio Plaza Huincul permanecía hasta anoche en crítico estado Omar Cofré, el padre de la familia que quedó desmembrada. El hombre permanecía con respiración asistida y la gravedad de las heridas recibidas por los cuatro disparos de arma de fuego -afectaron el hígado y el estómago- obligaban a mantenerlo en el área de cuidados intensivos.
En cambio, su hijo de 6 años que también recibió un balazo en el estómago, sorteó la intervención quirúrgica a la que fue sometido la noche que se desencadenó la tragedia y ayer permanecía en la sala de pediatría. Su estado no revestía ningún peligro. La más pequeñita de 5, sólo había recibido esquirlas de las balas calibre 9 milímetros.
El hecho que por sus características no tiene precedentes en Huincul no dejaba ayer de conmover a los vecinos de la comarca petrolera. El modo fatal con que Alcides Domínguez terminó con las rencillas de vieja data entre la familia Cofré, que vive a solo una casa de distancia, en la calle Adobati de las 158 Viviendas, continuó siendo el tema de debate durante toda la jornada.
El ex trabajador de YPF que ahora se dedicaba a la atención de su comercio, tomó su pistola calibre 9 milímetros y disparó contra la mujer de 41 años, sus hijos de 18 y 15, el marido y otro pequeño.
Hasta ahora es el único detenido por este fatal episodio que la jueza Beatriz Martínez caratuló como homicidio reiterado y heridas graves. Su esposa, adelantó el domingo a este diario que analizaban dejar la ciudad. Ayer reunieron todas sus pertenencias y partieron por la mañana rumbo a la provincia de Río Negro.
La mujer, que intentaba buscarle explicación a lo sucedido con su esposo sin poder encontrarla, dijo que corrían peligro si permanecían allí. Ya habían recibido amenazas de que les iban a quemar la vivienda o el negocio. Junto a los cuatro hijos -una mujer y tres varones- decidían hacia donde se mudarían.
Cuando todavía no habían pasado veinticuatro horas del terrible suceso, Elda Domínguez consideraba que lo más oportuno era abandonar la localidad.

Contexto: Cuando no hay ciudadanos, la violencia despierta su furia

Hay todo un proceso social, económico y social que se ha venido desarrollando en las últimas décadas en Cutral Co y Plaza Huincul que ha bombardeado y desestructurado la vida cotidiana de la gente de la comarca de un modo alarmante y salvaje. Vivir en este lugar, para una mayoría, es un infierno.
La comarca, según el sociólogo Demetrio Taranda, hace 10 años que no encuentra el rumbo productivo perdido. Y como si esto fuese poco, su identidad originaria está desaparecida; no tiene un marco de referencia nuevo que suplante al anterior; prevalece el subsidio y se han generado solo redes clientelares.
En este contexto, de fragmentación, quiebre de la seguridad social y económica y retiro del Estado social "imaginemos cuál puede ser la cotidianeidad de Cutral Co y Plaza Huincul", desafía el sociólogo. "Imaginemos a este persona que son de todo, menos ciudadanos", reflexiona.
Taranda parte desde un concepto: el de "la economía de enclave". Este modelo económico se viene constituyendo desde la década del "80, enmascarada en gran parte por la construcción nacional, que formaba parte de las tres principales ramas que generaban el 70% del valor agregado a la provincia.
A partir del "91, con las privatizaciones, se acelera la economía de enclave, disminuye la participación de la construcción nacional y aparece al desnudo lo que hoy se ve: el 60% del Producto Bruto Geográfico es extracción de petróleo y gas. Qué pasa entonces, continúa el especialista en ciencias sociales y economía. "De los 3 mil millones de dólares -del 93 al 98, según los datos oficiales de Estadísticas y Censos de la provincia- que se invierten en Neuquén , cuánto queda como demanda agregada a la provincia. Lo único que quedan son las regalías, unos 350 millones de dólares al año, más salarios bajísimos".
Aclara que cuando se habla de inversión petrolera, se habla de traer los bienes; pero la demanda agregada, o el gasto de inversión se hace en otro lado. "Hasta el cátering viene de otro lado", agrega Taranda. Hasta el "92, el 60% del Producto Bruto generado en la provincia era protagonizado por el Estado. A partir de ese año hubo un cambio cualitativo en la producción: todo pasó a ser al revés. El sector privado pasa a generar el 70% de la actividad económica. "Sin transición alguna, se modifican radicalmente las relaciones laborales", aclara. "Comienza un proceso de precarización laboral y desocupación alarmante y creciente. Hay una mayoría que pierde los beneficios sociales que antes la amparaba", dice.
De este modo se desmorona el camino de la política, que es la que tiene que ordenar lo que es común a todos en la esfera de lo público. Y al desaparecer las redes políticas comienzan a desdibujarse los rasgos de ciudadanos que todos tenemos: la igualdad ante la ley ya no existe. Aparece, entonces, identidades primarias. Todo es pre-político. Cada uno es la ley. Y el otro el enemigo. Por lo tanto, ante el menor desbarajuste, la solución pasa por eliminarlo. Es lo que pasa en Cutral Co y Plaza Plaza Huincul, dice Taranda. Esta violencia no está planteada en la agenda pública de Neuquén. "Los partidos debieran plantearlo de modo urgente.Pero como no saben cómo romper el poder generado por la economía de enclave, y además no están respaldados por un gran poder social para negociar con esos poderes, carecen de una legitimación y es difícil encontrarla una salida a hechos como ocurridos el sábado último en la comarca", agregó Taranda. (AR)

   
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