Sábado 9 de junio de 2001

 

Ocho niños asesinados en una escuela japonesa

 

Detuvieron a un sospechoso de 37 años. El atacante sería un enfermo de esquizofrenia.

  IKEDA, Japón (Reuters) - Ocho niños japoneses fueron asesinados el viernes y otras 15 personas resultaron heridas en la peor tragedia escolar de Japón, cuando un enfermo mental irrumpió en una escuela primaria y comenzó a dar puñaladas a mansalva.
Los heridos fueron, en su mayoría, alumnos de siete y ocho años de la escuela primaria de Ikeda, un suburbio de la ciudad occidental de Osaka, informó la prensa japonesa.
Según la prensa, siete de los que murieron eran niñas y el octavo era un niño de seis años.
Dos maestros también resultaron heridos, entre ellos un hombre de 28 años que se encontraba en estado de gravedad y que fue sometido a una operación quirúrgica tras el ataque, sin precedente en un país tradicionalmente seguro como Japón.
Otros cinco niños se encontraban también graves, dijo la prensa japonesa.
La tragedia comenzó cuando el hombre, empuñando un cuchillo de 15 centímetros, entró en un salón de clases y comenzó a apuñalar a los niños, en un ataque que según los periódicos duró más de 10 minutos.
"Llegó blandiendo un cuchillo y empezó a apuñalar", relató una alumna de primer grado.
Una niña de sexto grado dijo a Reuters: "Estábamos atendiendo a un anuncio en los altavoces cuando de pronto se escuchó un grito y un ruido como de un escritorio que caía. Entonces escuché a alguien que gritaba desde abajo: "¡Corran!".
La policía mantenía arrestado a un hombre de 37 años que al parecer recibía tratamiento por esquizofrenia desde bastante tiempo atrás.
"Hemos arrestado a un sospechoso", dijo un portavoz de la policía local.
El motivo del incidente aún no estaba claro, pero la cadena de televisión nacional NHK reportó en sus informativos que el sospechoso dijo a la policía que había ingerido 10 veces la dosis normal de tranquilizantes y hablaba balbuceando.
Mientras los tiroteos en las escuelas se están convirtiendo en un hecho terriblemente común en las escuelas de Estados Unidos, nunca había ocurrido una tragedia de este tipo en una escuela japonesa.

Gritos y sangre

Los testigos dijeron que varios niños corrieron hasta un supermercado cercano pidiendo ayuda.
"Uno de los niños, cuya espalda estaba toda manchada de sangre, cayó al piso frente a la cajera. Estaba pálido y no habló ni una palabra", relató un periódico citando a una empleada del supermercado.
La tranquilidad de la mañana de verano en los alrededores de la escuela, ubicada en un área residencial, fue alterada por el aullido de las sirenas y las hélices de los helicópteros.
Otro alumno comentó: "Vi a una persona en el suelo y sangre también".
La televisión mostró imágenes de ambulancias frente a la escuela mientras los estudiantes salían y se congregaban en las áreas de juego de la instalación.
Los padres, alterados, comenzaron a llegar a la escuela hablando nerviosamente por sus teléfonos móviles mientras los estudiantes esperaban en las áreas de juegos.

Hastiado de la vida

El sospechoso, cuyo nombre aún no había sido revelado por las autoridades a causa de un historial de enfermedades mentales, dijo a la policía que quería ser condenado a muerte por su crimen.
"Estoy hastiado de todo", expresó, según la policía, y dijo que anteriormente había tratado de suicidarse. "Quiero que me ejecuten".
La prensa dijo que el sospechoso había sido arrestado previamente por poner tranquilizantes en un té que sirvió a los maestros en una escuela en la que trabajaba como empleado, pero no fue llevado a juicio porque estaba bajo tratamiento psicológico.

Foto: Izquierda. Niños esperan a sus padres en el patio, tras el ataque.

   
    ® Copyright Río Negro Online - All rights reserved    
     
Tapa || Economía | Políticas | Regionales | Sociedad | Deportes | Cultura || Todos los títulos | Breves ||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio
Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación