Miércoles 6 de junio de 2001

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Los defensores pedirán la nulidad

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"Por circuito cerrado"

 

Más contradictoria, ahora la menor acusó a Kielmasz y González Pino

 

Por sorpresa, el Tribunal la citó otra vez a declarar. Volvió a ponerse en el rol de testigo directa del hecho. Cautela después de su cuarta versión judicial.

  ROCA (AC)- La menor de 16 años que asegura haber presenciado el triple crimen de Cipolletti dio ayer una cuarta y contradictoria versión, en la cual por primera vez involucró como autores a Claudio Kielmasz y Guillermo González Pino. La joven declaró en una audiencia especial, sorpresivamente convocada por la Cámara Segunda y a través de un circuito cerrado de televisión de manera que sólo tenía contacto con dos psicólogas pero no con los jueces ni las partes. Los defensores, a quienes perjudica esta declaración, pedirán que se la declare nula. La fiscalía, en tanto, la tomó con cautela porque no encaja completamente con el resto de las pruebas reunidas en el expediente.
La chica, cuyo nombre no puede publicarse por razones legales, ya le había dado dos versiones distintas de los hechos al juez de Instrucción, Pablo Iribarren. Cuando la citaron a declarar en el juicio por el triple crimen volvió a contradecirse. Por otra parte, a varias personas que estuvieron en contacto con ella en hogares de menores les contó con amplitud de detalles cómo supuestamente había presenciado el violento abordaje de María Emilia, Paula y Verónica.
Ante este cuadro tan contradictorio, los jueces decidieron convocar a una audiencia ayer a la tarde en la sede de la Cámara en Roca para tomarle una nueva declaración. El movimiento fue tan sorpresivo que ni el fiscal, ni los querellantes, ni la defensa ni los imputados sabían para qué los habían citado. Y nadie entendía, al principio, por qué también asistió el juez de Instrucción del triple crimen, Pablo Iribarren.
En la sala de la Cámara se encontraron con varios monitores de televisión y computadoras. En ese momento el presidente del Tribunal, César López Meyer, les comunicó que se le tomaría declaración a la menor a través de un circuito cerrado de televisión y sin la presencia del público ni del periodismo.
La decisión de implementar esta metodología surgió del resultado de las pericias psicológicas practicadas en la testigo, y que dieron como resultado que "no tiene tendencias a la fabulación ni a la mitomanía. Si miente lo hace intencionalmente". Las especialistas agregaron que "es posible que en la audiencia se haya sentido desprotegida" ante la presencia de los jueces y las partes "y por eso fue reticente al hablar".
Respondiendo durante tres horas a preguntas de los jueces y las partes que se le formularon a través de las psicólogas, la jovencita se descolgó con una afirmación que nunca había hecho y que nadie esperaba: que Kielmasz y González Pino habían participado de los asesinatos. Agregó que ella presenció todo porque iba en uno de los dos vehículos en los que se desplazaba un grupo de sujetos violentos vinculados con la prostitución que secuestraron a las tres víctimas y las llevaron a una casa.
Supuestamente cuando las hermanas González y Villar comenzaron a ser agredidas ella se asustó mucho y escapó corriendo. Por ese entonces tenía 13 años.
La testigo tiene problemas para explicar muchos detalles y circunstancias. Según los defensores de los imputados, ni siquiera supo señalar el lugar exacto donde abordaron a las víctimas, ni la casa a la cual le llevaron.
Pero lo más notable es que no reconoció en fotos ni a Kielmasz ni a González Pino.
El fiscal Eduardo Scilipotti explicó que "ella dice que los conocía de antes, porque los vio en la casa de Mercedes", una mujer vinculada a la prostitución que declaró en el juicio que no sabía nada de los crímenes.
La menor tampoco mencionó la agresión sexual hacia una de las víctimas a la que había hecho referencia en una charla con un sacerdote de Viedma. Y cuando le pidieron que dibujara el sector en el que se habría producido el abordaje, hizo un plano muy precario al que le faltan elementos sustanciales.
Cuando terminó la diligencia, el juez López Meyer explicó a la prensa que "la menor ratificó con variantes algunas cosas que ya había declarado", y dijo que su testimonio "será evaluada por las partes en los alegatos y por el Tribunal al momento de dictar sentencia".
Pero fundamentalmente esta vía tan sorpresiva como contradictoria "será investigada por el juez de Instrucción". Por eso estaba Iribarren en la sala.
Añadió López Meyer que "la menor dijo que no había declarado antes porque tenía miedo".
El más entusiasmado con este inesperado aporte fue el querellante José O"Reilly. "Lo que dijo la chica encaja con muchas cosas del resto del expediente. Basta ver la cara que pusieron los defensores y Kielmasz y González Pino para entender que fue importante", afirmó.
Según coincidieron las fuentes consultadas, la testigo estuvo muy tranquila durante su declaración. Incluso cuando terminó le preguntó muy suelta a la secretaria Teresa Giuffrida: "¿me puedo ir Teresa?".
Apenas un momento antes había respondido: "esto no lo hago por plata", cuando le preguntaron si había cambiado su declaración por la recompensa.

Una técnica recomendada

ROCA (AC)- La técnica utilizada para interrogar a la menor que es supuesta testigo del triple crimen es la más aconsejada cuando debe tratarse con chicos involucrados en causas penales.
La chica estuvo en la planta baja del edificio, en las oficinas del cuerpo médico forense, acompañada por dos psicólogas a las que demostró tener confianza.
En el quinto piso, en la sala de la Cámara Segunda, se reunieron los jueces, fiscales, querellantes, defensores e imputados. Por un circuito cerrado de televisión, podían ver a la chica y formularle preguntas.
De esta manera, la menor pudo distenderse y se mostró más proclive a aceptar el interrogatorio.
Esta técnica es utilizada sobre todo cuando la justicia investiga casos de abuso sexual de menores, para evitar que la presentación ante un tribunal se convierta en un caso de doble victimización.
También suelen grabarse las declaraciones que las víctimas prestan en la instrucción, con el control de las partes, como modo de dejar documento y evitar que en el juicio oral se tenga que repetir el interrogatorio.
Con menos frecuencia se la utiliza con testigos.

   
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