Miércoles 6 de junio de 2001

 

Lo condenaron a 18 años por matar a un policía

 

Lo asesinó a las nueve horas de salir en libertad.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La Cámara Segunda del Crimen le impuso 18 años de prisión a César González por el homicidio del policía Roberto Gómez y absolvió a los otros dos imputados por el principio de la duda, al reconocer que no se había podido reunir pruebas suficientes para incriminarlos.
Los jueces culparon a González por haber intentado confundirlos elementos de prueba, pero también a la policía por el defectuoso secuestro de ropas cuchillos y otros elementos que podrían constituir indicios sobre la participación de terceras personas.
Consideraron que el condenado solo no habría podido dominar y desarmar al policía, más robusto y ejercitado que él, pero como los procesados presentaban lesiones atribuidas al accionar policial no pudieron evaluar si alguna había sido producida por la actitud defensiva de la víctima.
González ya había cumplido una condena parcial por el homicidio del joven Daniel Palma, que cometió siendo menor el 12 de febrero de 1995, y otra por daño y resistencia a la autoridad. La pena por esos delitos fue unificada en cuatro años y diez meses de prisión, de los cuales cumplió aproximadamente la mitad y salió invocando los beneficios previstos en la ley 24.660 de ejecución de la pena privativa de libertad.
El mismo día en que recuperó su libertad, unas nueve horas después de salir de la alcaidía, González mató al cabo Roberto Gómez cuando volvía a su domicilio después de una extenuante jornada de trabajo.
El hecho fue cometido cerca de la medianoche del 6 de junio de 2000 en Anasagasti y Los Colihues, en el barrio Lera, al este de esta ciudad, a pocos metros de los domicilios de la víctima y los imputados.
Después de golpearlo y desarmarlo le dispararon con la pistola reglamentaria que le acababan de arrebatar. La bala ingresó por el costado derecho del cuello del uniformado y salió por el oído izquierdo después de producir daños cerebrales irreversibles. Gómez llegó con vida al hospital pero murió poco después como resultado de las graves lesiones sufridas.
Durante la madrugada siguiente fueron detenidos Julio César Paillaleu, Miguel Angel Vargas y César Daniel González, de 25, 26 y 22 años, este último en una vivienda contigua a la casa del policía asesinado. En principio los detenidos fueron cuatro, pero uno de ellos logró desvincularse de la acusación y quedó como testigo.
La víctima, Roberto Luciano Gómez, tenía 21 años recién cumplidos y había ingresado a la policía a mediados de 1997. Al comienzo de 2000 había logrado su primer ascenso después de desempeñarse en la comisaría 27, en la alcaidía y en el Bora, antes de ser transferido a la comisaría Segunda.
En la alcaidía habría conocido a González, y durante el ataque éste le habría recriminado por su trato durante el período de detención.

Una investigación deficiente

El juez Miguel Angel Lara dedicó buena parte de su voto -que demandó más de 100 carillas- a definir la personalidad de González, a criticar la instrucción de la causa, especialmente en lo que concierne al accionar policial, y a la pericia del médico forense. Como casi todos los sospechosos tenían manchas de sangre en sus ropas y restos de nitritos producidos por la deflagración de pólvora en sus manos, acusó a González de haber pasado el arma homicida de mano en mano y haber abrazado a sus compañeros de causa durante el festejo, para mancharlos con sangre y confundir la prueba.
Señaló que la autopsia no había arrojado una conclusión certera, no había consignado los tajos producidos con arma blanca y había confundido con un pisotón la impronta de una dentadura que presentaba la víctima en su mano derecha, la misma con que habría empuñado su arma reglamentaria. Encontró correlación entre la dentadura de González y la marca en la mano de Gómez, y concluyó en que las coincidencias eran similares a la certeza.
Lara justificó la aplicación de la elevada pena en la naturaleza brutal del delito y la peligrosidad de González, que "no ha querido cambiar". (AB).

Foto: César González asesinó al policía con el arma reglamentaria que le había robado a la víctima.

   
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