Martes 5 de junio de 2001

MAS INFORMACIÓN.

"Esto era cuestión de tiempo"

 

La superpoblación en la cárcel de Roca llegó a 400 detenidos

 

La alcaidía de Roca marcó un récord en su historial: albergar a 400 detenidos, cuando la capacidad es para 160. Más del 50% de los detenidos son condenados, varios de ellos a perpetua o penas extensas. Es tal el hacinamiento, que dos internos "viven" en una escalera. La prometida cárcel de Sierra Grande sigue siendo un anhelado proyecto para descomprimir las cárceles.

  ROCA (AR)- El hacinamiento en la alcaidía de Roca alcanzó ayer un récord histórico, ya que ingresó el interno número 400, cuando la unidad tiene capacidad para 160.
Ya no queda un lugar en el que no duerma un detenido. Y para dar una idea de ello, dos internos están alojados en una escalera.
Cómo será la situación, que cuando en los Tribunales de Roca se enteraron que había 400 detenidos, se preguntó si se iba a seguir recibiendo presos. Lógicamente que la respuesta fue afirmativa.
Mientras se especula que este número se incrementará rápidamente en las próximas semanas, la cárcel de Sierra Grande, cuya construcción fue tan promocionada desde el gobierno provincial y estaba previs-ta que se iniciara en enero pasado, sigue siendo una realidad que figura sólo en los planos y en la esperanza de muchos internos.
Tampoco se logró la construcción de otro pabellón en Roca que serviría para alojar a unos 24 detenidos. En realidad sólo hace falta construir una pared y el techo, ya que se aprovecha un "martillo" que existe entre el muro y las oficinas de la unidad. Este trabajo también iba a comenzar en enero.
Ante la promesa de los funcionarios se cortaron los árboles que había en ese espacio, pero ningún ladrillo se empezó a pegar y los árboles talados empezaron a dar sus brotes nuevamente.
"Desde el gobierno provincial dicen que el dinero fue girado al municipio de Roca, pero acá siempre aparece algún pero. En realidad se están "pasando la pelota" como se dice habitualmen-te", dijo una fuente de la unidad de detención.
La superpoblación carcelaria obligó a buscar lugares en algunas comisarías del Alto Valle para que se alojen detenidos. Sin embargo, es muy poca la cantidad de internos que se pueden trasladar, y esto parece ser más un problema que una solución .
La situación de habitabilidad llegó a un punto sin retorno. Hay pabellones cuya capacidad es para 16 internos, con el agravante de que tiene celdas individuales, y por ende sólo 16 camas.
Sin embargo, en este lugar conviven diariamente casi 50 perso-nas. Al contarse con sólo 16 camas, el resto de los presos duerme en el suelo.
Las celdas tienen tres metros por dos, y en algunas viven tres internos. Otros optan por un lugar "más cómodo", y ponen sus colchones en los pasillos.
Por el lado del personal policial, las cosas van exactamente a la inversa. Mientras cada vez hay más detenidos, los uniformados son menos.
Los agentes que habían egresado en Sierra Grande, y que llegaron a la Cárcel de Encausados como refuerzo, fueron destinados a varias comisarías de la zona.

Desproporción

Y cuando se consulta sobre la cantidad de policías que hay por turno, las cifras estremecen por sí solas.
Hay 17 uniformados por turno, incluyendo la sala de guardia. En el muro hay doce garitas, pero sólo cinco policías para ese sector.
Dos celadores están a cargo de pabellones 5, 6, 7 y 8, que en total suman más de 150 internos.
Otros cuatro celadores deben atender los reclamos de los internos de los pabellones 1, 2, 3 y 4. Una mujer está a cargo del pabellón femenino, mientras que cuando los ocho internos que están alojados en la cocina precisan algo, se deben dirigir... al cocinero.
Y hablando de cocineros, quienes cumplen esta tarea son conocidos en el ámbito carcelario como "los magos". Pero no por-que anden con galeras y hagan aparecer conejos o palomas. Es porque tienen asignado menos de 50 centavos por detenido y por comida para hacer la ración diaria.
Por otra parte, las condiciones edilicias de la cárcel están muy lejos de ser las ideales. "Seguramente que en 1974 cuando se inauguró, o en el "76 cuando una parte quedó habilitada como alcaidía, las instalaciones estaban acordes a la época", se comentaba ayer. "Lástima que con el tiempo el mantenimiento fue casi nulo", se retrucó.
Son ya parte del paisaje los cables colgando y las paredes que se llueven, lo que se convierte en un verdadero peligro.
Quienes duermen con sus colchones en los pasillos saben que si llueve no pasarán una buena noche. El problema es que las cloacas rebalsan, y las bocas están justamente en los pasillos.
Mientras tanto, cada vez más internos tienen como destino la cárcel de Roca. El problema no es ninguna novedad para las autoridades de la Jefatura de Policía, ni para el gobierno provincial. Muchos están cansados de las promesas y de las "soluciones mágicas" que no llegan.
Y día a día hay más internos y muchos piensan qué pasaría si se produjera un motín como aquel trágico ocurrido en el "96. Tal vez habrá que esperar algún hecho lamentable para que alguien haga algo.

Condiciones infrahumanas

ROCA (AR).- Las condiciones edilicias de muchos sectores donde se alojan detenidos son francamente infrahumanas.
La falta de un baño, agua corriente o calefacción, es una realidad en la enfermería y lavandería (donde hay 23 internos), el pabellón femenino (ocho), la escalera (dos), la sala de abogados (dos), la cocina (ocho), la caldera (trece) y el taller (dos).
El presupuesto mensual que se utiliza en la alcaidía es de 10.000 pesos.
Sin embargo, esta cifra incluye el mantenimiento, los elementos de limpieza, la comida y los medicamentos. Es por ello que poco se puede hacer con una partida tan ajustada.
El hacinamiento no deja opciones para sancionar a algún interno que tenga problemas de conducta o con los celadores.
"No tenemos celdas para el aislamiento. En todos lados hay detenidos", se informó.
Para ese caso se los saca de la cárcel y se los traslada a unidades comunes. Tal el caso de alguna comisaría o a la sede del grupo Bora.
"Las sanciones consisten en la suspención de los recreos y de las visitas", se indicó.
Sin embargo, ya casi no hay cupos en las comisarías del Alto Valle, ya que 24 internos de la alcaidía fueron derivados a las unidades policiales.

   
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