Domingo 3 de junio de 2001
 

Bárbaro ataque a dos jinetes cerca del Lácar

 

Una patota, integrada por diez sujetos, agredió ferozmente a dos hombres que regresaban a su hogar a caballo. Una de las víctimas fue trasladada a Neuquén por la gravedad de las heridas.

  SAN MARTIN DE LOS ANDES - Una patota compuesta por una decena de sujetos atacó a golpes a dos jinetes y provocó graves heridas a uno de ellos, que obligaron a su derivación de urgencia a la ciudad de Neuquén. El violento episodio ocurrió en la madrugada de ayer, a apenas unos metros de la costanera del lago Lácar.
Los agresores se dieron a la fuga y eran buscados por la policía, pero hasta el cierre de este despacho no se habían producido detenciones.
Bajo la fría lluvia de la noche, Carlos Huaiquifil recibió una tunda a puño limpio y -se presume también- con objetos contundentes, que le provocaron severos politraumatismos de cráneo. Su compañero -cuyo nombre no trascendió- salió airoso del bárbaro ataque y de hecho logró defenderse de los victimarios desde su montura. Luego rescató al otro de la paliza mientras los patoteros se daban a la fuga.
Alrededor de las 3 de la madrugada, la céntrica comisaría 23 recibió una llamada telefónica que daba cuenta de una gresca en la intersección de Juez del Valle y Avenida San Martín.
A su arribo, los uniformados se encontraron con un hombre tendido sobre la calzada en medio de un charco de sangre, y junto a otro que intentaba retener a dos asustados caballos.
Al parecer, se trata de pobladores del paraje rural Trompul, que desde el centro de la ciudad deben cruzar obligadamente por un puente sobre el arroyo Pocahullo, para luego emprender el camino a sus moradas en cerro Bandurria, donde se encuentran varias comunidades mapuches.
Siempre según las primeras versiones recogidas por este diario, Huaiquifil y su compañero regresaban de una jornada familiar en otros parajes ubicados al sur de la ciudad, de modo que debían cruzar el Lácar hacia el norte ganando la costanera.
Allí fueron interceptados por unos 10 individuos que se movilizaban a pie. Se desconoce si entre los patoteros y los jientes existía algún tipo de relación previa, pero lo cierto es que los sujetos comenzaron por hostigar a los caballos en un intento por hacer perder equilibrio a los montados.
Fue así que Huaquifil dejó la montura -se desconoce si lo hizo por sus propios medios o cayó del caballo- y, rodeado por los patoteros, recibió fuerte golpiza.
La batahola duró segundos, pero el resultado podría ser trágico. Huaiquifil ingresó luego -trasladado por el propio móvil policial- a la guardia del hospital Carrillo, ensangrentado e inconsciente y con graves traumatismos de cráneo y golpes en el rostro. Fue derivado más tarde al hospital Neuquén.
En el caso interviene la justicia con asiento en Junín de los Andes y ayer fueron recibidas declaraciones de testigos, entre ellas la del compañero de Huaiquifil. Al cierre de este despacho la policía trabajaba en la identificación de los agresores, aunque no se habían producido detenciones.
   
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