Domingo 24 de junio de 2001

 

Entre las dos provincias habría 10.000 vehículos a gas

 
  Solamente una empresa cipoleña -con radio de acción en todo el Alto Valle- produjo la reconversión a gas natural como combustible supletorio de la nafta en 6.000 vehículos, desde 1991 al presente. Si bien no existen estadísticas al respecto, algunos instaladores de Neuquén y Río Negro sostienen que entre las dos provincias hay unos 10 mil vehículos con equipos de GNC instalados.
La empresa GNC Pospisil tiene su base de trabajo en la avenida Fernández Oro entre Brentana y Sáenz Peña de Cipolletti. "Río Negro" pudo observar que el lugar estaba lleno de rodados en plena conversión y la gente pedía turnos en la oficina. Idéntica imagen se pudo apreciar en otros talleres, donde para colocar equipos hay que esperar el turno o pedirlos con anticipación.
Marcelo Pospisil, el propietario de este emprendimiento, dijo que la mayor clientela se da en los taxis, rodados de empresas petroleras y de prospecciones en campo, camiones fruteros y autos de uso particular habitual.
La conversión a gas -siempre manteniendo el sistema naftero como alternativa- tarda un día, partiendo de la base que un motor naftero debe estar en buenas condiciones al momento de su conversión.
La carga del tubo de 15 a 22 metros cúbicos de Gas Natural Comprimido (GNC) tiene un costo de entre 5 y 7 pesos, y una autonomía de unos 200 kilómetros, explicó Pospisil. En los modelos más viejos la autonomía es de la mitad, es decir entre 100 y 120 kilómetros.
Pospisil salió al cruce de la idea casi generalizada de que los motores a gas tienen menos vida útil. Como ejemplo, sostuvo que un taxi, de promedio, con GNC, tiene una vida útil mínima de 500.000 kilómetros.
Frente a una pregunta sobre los prejuicios que podrían existir en el uso de un tubo de gas en el auto, Pospisil fue terminante: su empresa se maneja con las normas dictadas por el organismo controlador nacional, el Enargas, indicando que en las que se ajustan a estos controles el riesgo es nulo, porque los cilindros están construidos con un acero especial y si por alguna circunstancia hubiera alguna fuga del fluido, por la diferencia de presiones no se produce ignición.
Podría haber algún problema con el pase del gas a nafta si es que no se llevan controles estrictos del sistema naftero.
El uso del gas natural comprimido -explicó- es "ecológico y económico", y reduce el desgaste en los motores.
Esto, porque no hay "lavado" de cilindros dado que no hay "fricción" entre los aros y el pistón y la camisa de cilindro.
Aclaró Pospisil que con la conversión, los vehículos pasan a la categorización de "duales", y dijo que el que coloca gas ya no vuelve a usar la nafta.
La opción para el gas está al alcance de la más amplia franja de usuarios que ya conocen el combustible, que lleva 14 años en el país y cuyas reservas aseguran provisión por tiempos incalculables. Lógicamente, como todo, tiene ventajas y desventajas, pero queda con saldo a favor. (AC)

Una opción al eterno concierto de precios

La instalación de la primera boca de expendio de GNC en la Argentina data de 1984, fecha a partir de la cual el crecimiento del parque automotor en este rubro creció en forma continua. Casi 600.000 vehículos ya circulan en el país con este combustible.
La razón principal de este despegue, que parece haber recobrado el impulso, está en las constantes variaciones de los precios de nafta y gasoil, cuya diferencia es cada vez menor. El GNC, en cambio, mantuvo sus valores, y además tiene varias ventajas que le permiten diferenciarse de los otros dos.
Es el menos contaminante, prolonga la vida útil del motor, pese a que siempre se creyó lo contrario y en un análisis más general, permite bajar el consumo de los derivados de petróleo y hacer que en algún momento el excedente sea exportable.
Todos los vehículos pueden ser convertidos, desde un nacional hasta un importado de cualquier marca o desde una camioneta hasta la más lujosa y confortable 4x4, sin que esto dañe el buen funcionamiento de sus motores.
La desventaja del sistema es la merma que se evidencia debido a que la relación de compresión de los motores nafteros orilla normalmente 9 a 1, que no es la ideal para producir la combustión del gas y que en condiciones optimas debería trabajar con una relación de 13 a 1.
Quienes poseen vehículos convertidos sostienen que el paso de nafta a gas hace que se pierda velocidad en forma notoria, aunque esto es sólo un detalle.

   
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