Domingo 24 de junio de 2001

 

Mayor peso y espacio reducido

 
  Uno de los temas a resolver en la instalación del equipo de gas es el que tiene que ver con lo que pesan los tubos y con el espacio que ocupan dentro del vehículo. Quienes ya lo tienen en sus autos, no tanto en camionetas o camiones, se quejan porque el tubo reduce notablemente la capacidad de carga del baúl y le agrega muchos kilos.
Dentro de lo que se puede denominar las "contras" del sistema de GNC, además del peso y el lugar, los más tuercas sostienen que el auto pierde velocidad cuando se produce el paso de nafta a gas, lo que hace que el viaje se haga mucho más lento.
Esta tal vez sea la desventaja menos incómoda porque de todos modos se puede alcanzar velocidad. Claro está que nunca llegará a la misma performance que un naftero.
Los mecánicos explican que la potencia perdida es de entre el 5 y el 10 por ciento, lo que incide en la misma proporción en la velocidad final del vehículo.
Para el buen funcionamiento de un motor a GNC es fundamental mantener el filtro de aire limpio, que en el caso de este tipo de combustión se ensucian mucho más rápido que en un vehículo naftero o gasolero.

A favor, además del precio

Una de las ventajas que se exhibe cuando se habla de GNC es la que tiene que ver con la economía y las grandes diferencias de precio que hay con las naftas. Sin embargo, quienes más piensan en la naturaleza destacan casi en el mismo plano, la que tiene que ver con la menor contaminación que este combustible genera.
Produce un menor índice de monóxido de carbono y de óxidos de nitrógeno, lo que se traduce en una mayor duración de la calibración dentro de límites de contaminación por ser un sistema estable.
En los autos con GNC se produce una disminución de emisiones contaminantes por no requerir enriquecimiento de mezcla durante la marcha con el motor en frío. Un automotor con GNC genera muchísimo menos hollín que uno naftero o gasolero.
Como se puede observar, las ventajas de utilizar GNC son mucho mayores que las desventajas, porque también implican conservar el medio ambiente.

Los temores sin argumentos aún existen

Hablar de GNC por estos días todavía resulta en cierto modo hacerlo con temor. La gente imagina que un tubo con gas en el baúl es casi como tener allí una bomba de tiempo y que la simple rotura de un caño podría desencadenar una tragedia.
Sin embargo, con todo lo que mejoraron los equipos, las válvulas de seguridad y los dispositivos instalados en los vehículos, no hay razones para temer.
De todos modos, hay quienes igual están llenos de miedos y aquí conviene mostrar las estadísticas, los mismos números que hicieron que este sector vehicular crezca a pasos agigantados. Son casi 600 mil vehículos los que circulan en el país con este combustible y unos 10 mil en la región y no se registraron accidentes con equipos autorizados y con las respectivas revisiones obligatorias para estas instalaciones.
En la región no hay ningún antecedente que muestre que un equipo de gas haya sido el causante de una tragedia.
En un caso muy conocido, tras el accidente del cantante de tangos roquense, Ricardo Chiqui Pereyra, se especuló con la posibilidad de que el equipo de gas haya sido el origen de una explosión cuando viajaba, aunque después del accidente se pudo probar que el cilindro de gas estaba intacto, por lo que no pudo haber sido el desencadenante.
Por otra parte, el gas tiene una temperatura de ignición más elevada que la nafta, por lo que las proporciones que se requieren en el aire para formar una mezcla explosiva son mayores que la de otros combustibles. El hecho de que el gas natural se transporte por cañerías representa una ventaja, entre otras cosas, en la reducción del tránsito pesado en los centros urbanos, y en la posibilidad de accidentes y derramamientos.
Cualquiera sea el temor, no hay elementos que permitan sostenerlo. Se teme a lo desconocido.

   
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